Capítulo 8: Te considero mi enemiga. (Maratón 2/?)

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Tomó otro pedazo de ambrosía, ya era el cuarto y estaba consciente de que si comía más de eso junto con la cantidad de néctar que se había aplicado, podría convertirse en un fuego artificial humano.

Pero no lo dejó.

El dolor en su cintura se rehusaba a irse y la comida mágica que colocaba en él no funcionaba.

-¿Qué tienes en tus garras, amigo? –habló para sí en un intento de sentirse mejor, se acordaba perfectamente de la Quimera/Kyu que lo atacó, pero no podía recordar cuando fue que lo rasguñó, aunque debería haberlo hecho porque la herida era sorprendentemente profunda.

Se tambaleó en su habitación y apoyó ambas manos en la pared para evitar caerse de nuevo. Percy había logrado levantarse cuando estaba en el ascensor, con el insistente "¡Pip!" Que hacía una campanita para avisar que ya estaba en el dormitorio.

Tal vez esa campanita le salvó la vida.

Se rio al pensar en eso, una mísera campanita de ascensor salvando a un Héroe del Olimpo. La risa de vio ahogada por un quejido de dolor brotando de sus labios.

-Dioses... –murmuró apretando los ojos con fuerza y tocando la parte afectada. Observó su mano de vuelta, manchada de sangre. Su sangre.

Fue a paso lento hasta el balcón, atravesando toda la habitación con lujo en tecnología, abrió sin muchas fuerzas la puerta corrediza de vidrio para que el viento golpeara su rostro, ya era muy de noche y Japón se extendía inminente frente a él.

Habría sido una bonita vista si no estuviese herido de gravedad. Cayó al suelo con la cabeza arriba, mirando en parte el suelo del departamento superior y en parte el cielo nocturno. Decidió fijar su vista en las estrellas y recordó un momento de su pasado.

-Bob dice "Hola" –dijo pensando en su amigo titán, y lo mucho que había contribuido Nico para que no lo dejara morir torturado en el Tártaro.

Nico, ¿Qué creería él si supiese que Percy había muerto?

<Cállate, idiota. Ni siquiera le importas a ese chico lo suficiente para que te deje explicarle nada> remendó su consciencia. Pero él no le hizo caso.

Sonrió.

-Tal vez esté pensando en mí... –dejó la frase en el aire. Cerró los ojos.

***

-¿Quién eres? Yo no te conozco –dijo la muchacha postrada en el suelo bañada en sangre. La mujer frente a ella colocó una mano en su boca conteniendo una risa.

-Dioses, no les enseñan nada de cultura a los niños de hoy –sonrió cálidamente y se acercó a Lucia, arrodillándose a su lado y mirándola a los ojos –Vaya, cómo han bajado el nivel de estudio.

La chica se centró en una palabra, dioses, pero decidió no mencionarlo.

-Ve al punto o vete de una vez, tengo otros asuntos –dijo con firmeza incorporándose, haciendo que la mujer también se levantara y la mirara desafiante -¿Cómo qué? ¿Deshacerte del cadáver de tu padre? –esa frase le heló la sangre, se quedó muy quieta viendo mejor a la mujer, analizándola, llevaba el cabello rubio suelto y enredado cubriendo gran parte de su cara y enmarcando sus profundos ojos negros, tenía una bata negra sucia por los tobillos e iba descalza, pero nada de eso quitaba la sonrisa soberbia de su rostro.

-¿Cómo lo sabes?

-No voy a mentir, te estuve viendo desde llegaste a la ciudad, junto con los dos niños. ¿Sabes? Los seguía un chico como de tu edad, tal vez no soy la única persona vigilándolos.

-Dime quien eres en este instante –demandó Lucía sin saber que decir sobre lo anterior, solo quería saber qué hacía ella ahí, darse una ducha y olvidar el parricidio que cometió antes.

-Vamos a dar un paseo, nena. Así te cuento todo con más calma –tomó a Lucía de la muñeca obligándola a caminar.

Salieron del callejón y anduvieron por las calles solitarias, debía ser alrededor de la 1:00 am, era lógico que no hubiera nadie. La más joven se resistió al principio pero no era tan fuerte, así que se dejó llevar por la mujer de la cual todavía desconocía el nombre.

Le fue contando cosas sobre su vida, interesantes pero no relevantes, ella solo se limitaba a verla hacer énfasis con las manos y hablar animadamente, le empezó a prestar atención aunque no la suficiente como para darse cuenta de los mensajes que ocultaban su historia.

-... Mi madre era como la noche, oscura y misteriosa, nunca estaba en casa. Tengo muchos hermanos y hermanas, son un verdadero fastidio, muy extrañamente nos veíamos, en las reuniones familiares que solían ser de cincuenta a mil personas. ¿Tú tienes hermanos?

-Ninguno –mintió.

-Ah, bueno. No importa. ¿Y amigos? Yo tengo muchos amigos, pero también enemigos. Solo que ellos no saben de mi existencia –sonrió -¿Sigues sin saber quién soy?

-Ya te dije que no.

-Bien, entonces así yo te considero "enemiga". Y tú me puedes considerar "Tía".

****

Bueh, dije que actualizaría tres capítulos hoy pero no lo hice porque se supone que no habrían clases de arte y si hubo, así que todos mis planes se fueron al carajo :) pero el lado bueno es que terminé de pintar un cuadro Yei! algún día se los mostraré. 

Subiré dos hoy, si termino el tercero lo subo también °3° Las dedicaciones por preguntas las sigo cuando termine el último capítulo de la maratón, así que no las colocaré por ahora (igual a las que respondieron el capítulo anterior se los dedico en este) Adiós. Y recuerden, cuando te digan algo que no te importe, responde:

Me vale patata.


El retorno del semidiós [Percico-Pernico] #OppWards2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora