Capítulo 13: Nions

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Ya en la ambulancia, le tomaron el pulso y la tensión además de medir su respiración. Las tres estaban muy bajas. No llegaba a peligro de muerte pero existía la posibilidad de que entrara en un coma de tercer grado, algo que debían evitar a toda costa.

El auto tardó no más de diez minutos en llegar al hospital más cercano, cuyo nombre Alan no podía ver ya que estaba cegado por las lágrimas. Quizás podría parecer exagerado, pero a pesar de su carisma y burbujeante personalidad, él nunca había encontrado amigos. Hasta que llegó al campamento mestizo.

Lucía era una de las pocas chicas que no lo había humillado, golpeado o peor; rechazado. Bueno, tal vez sí, pero no con mala intención. Él en el fondo de su cerebro de ardilla sabía que tenía sentimientos por ella y que eran correspondidos.

-Amigo, sé que ella no te acepta. Pero no problem, bro yo lo arreglo –dijo Percy con una gran sonrisa, rompiendo completamente el momento tenso.

-Entiendo –se limitó a decir, Nico llegó poco después con su típica cara seria.

Ingresaron a Lucía en emergencias ya que llegó un momento en que no podía respirar por sí misma. La soportaron con una sonda respiratoria, e incluso le hicieron una radiografía de tórax y un electrocardiograma.

Por suerte, las enfermeras y asistentes fueron amables y lograron calmar a Alan, afirmándole que su "novia" (cabe mencionar que casi le da un paro al miocardio cuando dijeron la palabra) le retirarían la entubación en 24 horas porque tuvo una sorprendente resistencia a la intoxicación.

Así fue como los tres chicos durmieron en una incómoda silla de plástico pegada a la pared de un hospital.

-Te lo dije, ella sobrevivirá –habló Nico a Alan.

-¿Por qué lo dices?

-Es semidiosa.

Y entonces, como si hubiera pitado una alarma, el hijo de Hades se rindió ante el sueño. Quedando plácidamente dormido, después de mucho tiempo.

***

-Te secuestraron, encerraron, ataron y además te viste obligada a inhalar gas...

-Luego la fuga hizo efecto y explotó pero te protegiste con la magia que te quedaba...

-Y entonces te desmayaste.

-¿Eso es lo que quieres decir? –terminó Percy después de que los dos chicos hablaran. Lucía asintió.

Los médicos les habían dejado entrar luego de un día, lo cual agradecieron infinitamente. Unas horas más y seguirían con su objetivo principal: Detener a Hybris.

Los cuatro semidioses se encontraban en una habitación pequeña, cerrada y con una ventana. Sólo poseía una camilla a control remoto, un mueble, una radio y un baño. Nada del otro mundo.

-Gracias por salvarme –susurró mientras levantaba el brazo derecho y observaba como su sangre descendía por la intravenosa.

- ¡No hagas eso! Tu sangre me perturba –chilló Alan bajando inmediatamente el brazo de la chica.

-Cobarde.

-Oigan, chicos, no peleen –dijo Percy extendiendo las manos en un intento de separarlos.

-Uy, sí. Ya le agarró la onda de paz y amor.

-¿Qué dices, china?-le chinchó el hijo de Poseidón.

-Japonesa en todo caso.

- ¡Silencio! –gritó Nico, hablando por segunda vez. Los tres semidioses dirigieron su vista a él. El pelinegro se sentó en el mueble ocre de la habitación y frunció el entrecejo –Hay algo que no me cuadra –se dirigió a Lucía -¿Qué, por todos los cielos, hacías tú antes de que te secuestraran? No creo que te hayas perdido tan fácilmente, sé que no conoces Osaka, pero en el viaje nos dijiste que sabes leer y hablar japonés, pudiste haber preguntado. ¿Por qué no lo hiciste?

Los otros dos chicos se quedaron en silencio, probablemente pensando en por qué no se les había ocurrido eso a ellos. Lucía frunció el ceño.

-Es cierto, Nico –contribuyó Alan después de unos minutos.

-Sí ¿Por qué? –le siguió Percy, la única chica de la habitación suspiró.

-Prométanme que no le enojaran –no esperó respuesta, habló casi inmediatamente –Me encontré con mi padre... –se mordió el labio inferior –Y lo maté.

-...

Silencio, eso fue lo único que pasó por al menos cinco minutos.

-Ah –fue Percy quien lo rompió –Pues... supongo que tendrás tus razones, aunque matar nunca está bien.

Nico lo miró con una cara de "Tú has matado más de quinientos monstruos en siete años", pero no dijo nada.

-Lo importante es que ahora estás bien y sana como una lechuga. Como dice un viejo proverbio "El pasado pisado" –dijo Alan.

-¿Eso no es un dicho? –lo contradijo ella, el chico tenía un "es lo mismo" en la punta de la lengua, pero Nico lo interrumpió

-Como sea, todavía hay otra cosa. Pero es más bien para agradecerte.

Todos lo miraron expectantes. Nico empezó a jugar con las mangas de su suéter negro intentando no evidenciar su creciente sonrojo.

-Gracias por salvar a Percy de la herida en el hotel –acabó, Percy intentó retener las lágrimas producidas por ese acto de ternura y Alan sólo aplaudió. Pero Lucía intervino antes de que pudieran celebrar.

-Yo no hice nada.

Nadie habló. La duda crecía en la mente de los cuatro semidioses; Si Lucía no salvó a Percy de la quimera ¿Entonces quién? Obviamente se necesitaba la magia de un dios o en todo caso el hijo de un dios que supiera manejar la magia.

Las deducciones fueron interrumpidas por una enfermera de cabello color caoba, suelto y adornado con un broche de mariposa que iba a cambiar las medicinas. Era preciosa, máximos quince años, lo único que no cuadraba eran sus ojos, completamente negros; aunque las demás personas no parecían notarlo.

-No parece peligrosa –dijo Lucía justo después de que la enfermera se fuera.

-No lo es –intervino Nico enrollando su cabello entre sus dedos –A su grupo los llaman nions, nunca había visto uno hasta ahora. De hecho, estaba dejando de creer que existían –se cruzó de brazos en un intento de zafarse de lo que dirían. Pero claro, no funcionó.

-¿Y cómo sabes de ellos? No es como si fueran griegos ¿O sí? –inquirió Alan.

-Para nada, se supone que eran sólo una leyenda urbana. Y ¿Qué crees que estuve haciendo todos los años encerrado en un hotel? ¿Sólo jugar? Vamos, cuando pasas todos los niveles ya te llegas a aburrir. Investigué un poco de otras culturas; Mexicanas, venezolanas, argentinas. En ese entonces me gustaba mucho Latinoamérica.

Lucía sonrió.

-Pues me alegra que no te quedaras perdiendo el tiempo ¿Cierto, Percy?

Los tres dirigieron la vista a donde estaba parado el hijo de Poseidón, aunque nunca esperaron presenciar una escena como esa.

Percy tenía las manos fuertemente agarradas alrededor de su cuello; se estaba asfixiando.

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No me maltraten *se esconde tras su coneja (?* Tengo mis razones para tardar en actualizar, sé que tardé como cinco mese pero... al menos hay cap ¿No?  *le tiran arepas* #NoAlBullying #NoTeQuedesCashado

Lo bueno es que hoy salí de vacaciones y podré actualizar más seguido, hasta el nueve de enero, que entro de nuevo. 

Espero que no me odien por el final y si vuelvo a desaparecer, tranquilos, que yo termino esta historia sea como sea 


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⏰ Última actualización: Dec 14, 2016 ⏰

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El retorno del semidiós [Percico-Pernico] #OppWards2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora