Capitulo 3

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Capitulo 3


Esto paso de ser una amarga sorpresa a ser un enorme fastidio. Medir y quitar el vestido. Que si el color de los manteles, que si las flores que si... ¡Aish eso no me desvela!

Estoy a un paso de la histeria y aún no he hablado con mi padre en lo que concierne al novio. Ambos completos desconocidos y para mejorar la situación son Franceses. Que ironía, tanto evitar contacto con esos tontos que se creen dueños del mundo y veme aquí, a un paso de una boda con uno de ellos.

Creí que seria la diferencia, ¡Qué estúpida! Los únicos que se casan por amor  son los humildes, en cambio las mujeres de nuestra clase están sometidas quieran o no a seguir las reglas de hombres que a pesar de la época los considero cavernícolas. Seria sencillo huir de casa, huir y no ver atrás nunca más, construirme una vida donde tome mis propias decisiones en todo sentido. En mayor parte no puedo quejarme, hasta ayer fui quien tomó decisiones sobre mí misma, hasta ayer era una dama alejada del montón, era yo.

—¿A dónde crees que vas Amelia? Faltan muchas cosas por hacer...

—Suficiente madre —Elevo mi mano para silenciarla mientras que con la otra acaricio mi frente, a lo mejor mi madre creerá que tengo intenciones de ofenderle, algo muy alejado de la realidad, huir, distraer un poco mi mente del inminente evento que esta por celebrarse para posteriormente convertirme en prisionera... esclava de los caprichos de un tonto Francés —Debes dejar de engañarte, sabes tan bien como yo que esto está lejos de causar emoción alguna en mí, no pretendo fingir algo que no siento.

—Deberías sentirte alagada, no todas tienen la fortuna de contraer nupcias con un joven y apuesto...

—Lo joven y lo apuesto te lo reservas, recuerda que el Duque de Malzard...

—Si, un joven apuesto, también hermano de tu buena amiga Lady Somemer, nunca entenderé porqué no lo aceptaste...

Suelto un hondo suspiro ante el recuerdo de aquella tarde, donde insistí a mi padre que el Duque merecía una oportunidad con alguien que realmente lo apreciara, sabia en ése momento que la mujer indicada no era yo, que alguien mejor esperaba por él más nunca me imaginé que cierta Dama estaba más interesada en su titulo que en él, en lo maravilloso que es.

—Ni lo entenderás —Murmuro con algo de pesar por lo desdichado que sé es, la posible nueva Duquesa no es más que una arpía disfrazada de amabilidad que lentamente llevará al Duque a la ruina si éste se descuida —Sinceramente espero que no la despose... ―Suelto un hondo suspiro ― Madre encargate de este circo... yo voy...

—¡Una boda no es un circo! —Exclama exaltada e indignada —Es un acto de amor y unión.

—En eso estamos de acuerdo madre, Un acto de amor...

—Algún día comprenderás... —Murmura exhalando lentamente.

—Temo que ése día nunca llegará madre, por lo que no es recomendable que se haga falsas esperanzas.

Necesitaba escapar de la irritante situación que se esta desarrollando en Home Stone, por lo menos por un momento. Encima de mi hermoso Lucero cabalgo hasta adentrarme de nuevo en el bosque que me brinda tanta tranquilidad. Bajo de él con las energías suficientes para enfrascarme en la caza del escurridizo conejo. Media semana tras él y nada que logro capturarlo. Me coloco mis guantes y preparo mi arma lista para la caza. Camino sigilosa entre las ramas conteniendo un suspiro que amenaza con acabar con el silencio del lugar.

De estar dispuesta a esperar cien años el sueño de casarme enamorada paso a tener que contraer nupcias con un extraño y todo por que mi padre no pensó en las consecuencias que traerían su conducta infantil, ahora yo cargare con el castigo de estar con un hombre cuya presencia me molesta y en el lecho... Me detengo en seco, mi corazón salta por la horrible expectación... —Niego efusivamente —Eso no sucederá, solo muerta el hombre con el que me case me pondrá un dedo encima.

La hija del Conde: Cuando el corazón ama no hay desición que valga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora