Asiente distraído.
Chisto con algo de nerviosismo por lo que me espera, el anciano a mi lado tiene razón, nada de lo que se aproxima será sencillo, de hecho nada lo ha sido desde hace unos meses, no desde que tomé ciertas decisiones que lentamente me están llevando al borde de un precipicio. Sé que ésta huella en mi cara causará un sin fin de emociones negativas que por supuesto dará la oportunidad a todos los nobles del país de mal poner mi nombre, algo que sé han esperado por años.
Lucero detiene su andar y retrocede algo nervioso, acaricio su lomo dirigiendo mi mirada hacia donde tiene la suya pero no logro ver nada, Caden a mi lado se percata de la inquietud de mi caballo por lo que saca su espada y avanza un poco.
―¿Quien está ahí? ―Pregunta a toda voz, pero nadie responde, tampoco es como si fuesen a salir si fuera una emboscada en el camino, estamos completamente solos por lo que si alguien se antoja estamos perdidos, ambos los sabemos y es por eso que seguir el camino ya no me parece tan buena idea.
Lucero sigue retrocediendo cada vez más nervioso, logrando así alterarme un poco.
―Shhhh tranquilo campeón, no pasa nada ―Cosa que no estoy segura, observo los arboles con desconfianza al ver que algunas ramas se mueven de forma extraña y es por eso que sé, que hay alguien ahí arriba, no me detengo a preguntar, es mejor no llamar al peligro, no ahora que apenas me estoy recuperando ―Caden, salgamos de aquí cuanto antes ―Tomo las bridas de Lucero indicándole a mi caballo avanzar tranquilamente por el camino, tranquilo pero alerta, sensación que crece con cada paso que da mi caballo.
―¿Milady, no deberíamos volver? ―Mi anciano amigo observa los alrededores con desconfianza ―Hay algo aquí que me inquieta.
―Por ese motivo debemos apresurarnos Caden, ¿No crees?
Soy testigo de su nerviosismo al volver la vista a la copa de los arboles, también de como pasa saliva antes de asumir la guardia delante de mi persona con ambas armas en las manos, yo por mi parte finjo serenidad, de nada sirve que me vean alerta.
―Si señora.
Al pasar por un árbol siento cierto cosquilleo en la nuca, que se me hace muy familiar por lo que me giro viendo el enorme árbol de arriba abajo con los ojos bien abiertos, pero nada, ni un movimiento, solo las hojas cayendo y el continuo ruido de la naturaleza nos acompaña.
―Creo que estamos algo paranoicos señor Caden.
El anciano sonríe con algo de vergüenza al dejar atrás el solitario lugar, guarda sus armas y suelta el aire contenido.
―¿Vuelvo a ser el señor Caden?
Sonrió con él.
―Digamos que estoy practicando para cuando me quite la armadura.
La tensión se apodera de nosotros al recordar lo que estoy por vivir.
―Pequeña niña, debería descansar, su condición física no es estable y no es bueno que se presente ante el Conde tan débil... no conociendo el carácter de su padre.
―Es hora de afrontar las cosas Caden, además, tengo un sobrino que conocer ―Sonrió con falsa emoción, no es que no me alegre que mi hermana tenga su primer hijo, es sólo que no sé si se me permitirá acercarme a él ―Además, no debemos olvidar que el Marqués está por llegar a Home Stone en busca de su esposa ―Lo raro es que la guerra aún no a terminado ―Pienso para mí misma momentos antes de ver a la distancia una posada, una posada que es un palacio en comparación con el campamento, la habitación es pequeña y algo húmeda con olor a viejo, pero por lo menos logré asearme con agua caliente y cambiarme de ropa con tranquilidad, también comer comida caliente y sin bichos, sonrió algo asombrada al darme cuenta de esos detalles, meses atrás ni siquiera me habría atrevido a entrar en un lugar tan humilde, y mirame ahora, no sólo entre si no que me siento como una princesa que rescatan del infierno. Rio sonoramente ante tal ocurrencia ―¿Que diría Julietta de tales pensamientos? Creo que se doblaría de risa al ver en quien se convirtió su fiel fans en menos de ocho meses.
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La hija del Conde: Cuando el corazón ama no hay desición que valga.
RomanceLady Amelia Clarendon, una dama de la nobleza Inglesa, hermosa, inteligente, decidida, testaruda y con un carácter fuerte, resignada a un matrimonio en el cuál esta lejos de ser feliz. Yendo en contra de lo que...