Capitulo 7
Me duele hasta el alma, dormir en este largo sofá definitivamente no fue buena idea, y menos con tan solo la bata cubriendo mi cuerpo, los ojos de mi cuñado barren mis piernas hasta posarse en la cicatriz de mi muslo izquierdo, al momento de seguir sus ojos las cubro y lo fulmino con la mirada.
―Espero que se quede usted ciego querido cuñado, si se atreve a siquiera lastimar a mi hermana.
―Lo lamento querida, pero... no contaba con que usted estaría aquí, después de todo era su noche de bodas.
―Comentario que está de más, me parece innecesario recordadle que mis asuntos no son de su incumbencia...
―Eres la hermana de mi esposa, una mujer por si no lo has notado.
Suelto un gruñido poco femenino, me pongo de pie conteniendo mis ganas de desahogar mi enojo con él.
―Una mujer que se puede cuidar sola, no soy su amiga, y le aseguro que nunca lo seré de nuevo.
―Deberías perdonarme Amelia, era un niño tonto, no pensaba, no puedes odiarme por haberte dejado caer, además fue hace mucho tiempo.
―¿Y? El tiempo no borra la cicatriz en mi pierna, estuve semanas en cama por esa estúpida caída ―Añado tratando de hurgar en su herida ―Si, tal vez sea infantil, sin embargo no tengo intenciones de perdonarte, y menos lo haré si le fallas a mi hermana.
―Yo la amo ¿Cómo crees que le haría algo así? ella es... ―Una tonta sonrisa se instala en su cara al pensar en ella, respira profundo y me mira ―Perfecta, simplemente perfecta.
―Espero que eso sea cierto, ahora si me disculpa Conde, tengo mejores cosas que hacer que...
―Su Gracia se marchó en mañana después del desayuno ―Detengo mi mano en el pomo de la puerta ―Al parecer disgustado por tu ausencia.
Lo miro por sobre el hombro con una ceja arqueada, sintiendo un enorme alivio por la noticia.
―Deberías saber bien que me importa poco si él está contento o no, recuerda que es tan importante para mí como la liebre que no he podido marcar.
―Es un buen hombre Amelia, no lo conozco lo suficiente pero no te hará daño darle una oportunidad...
―Que tú tengas un matrimonio por amor no quiere decir que todos los tengan, yo no lo amo, él es parte de un trato para impedir la muerte de mi padre ―Abre la boca con la intención de decir algo, pero parece pensarlo bien y la cierra ―Ahora si me disculpas, debo arreglarme para poder cumplir con mis deberes.
El esposo de mi hermana niega con la cabeza al tiempo que estira su mano y me abre la puerta.
―En eso te pareces mucho a Mairim, ella tampoco teme decir lo que piensa.
―Es una desgracia para esos hombres nos menos precian por eso.
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―Madre ―Exclamo sorprendida al verla de pie observando mi cama, ella me mira ―¿Qué hace aquí?
―¿Te hizo daño?
La observo sin comprender hasta que ella señala las armas en él suelo y la sangre en la cama... ¡Sangre en la cama! Abro los ojos de par en par sintiendo el calor quemar mis mejillas.
―Madre por favor... debo...
―Amelia ―Dice volviéndose hacia mí ―Que haya querido que contrajeras matrimonio no quiere decir que no me preocupe por ti, si Su Gracia te hizo daño debes decírmelo que yo...
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La hija del Conde: Cuando el corazón ama no hay desición que valga.
RomanceLady Amelia Clarendon, una dama de la nobleza Inglesa, hermosa, inteligente, decidida, testaruda y con un carácter fuerte, resignada a un matrimonio en el cuál esta lejos de ser feliz. Yendo en contra de lo que...