DÍA 80
Entro en la habitación seguida de Nathan, él cierra la puerta y se queda parado a un lado de esta, yo avanzo tomando la silla que hay en una esquina y procedo a colocarla en el centro de la pieza, me siento cruzando mis piernas y observo en silencio al hombre frente a mí, él se había sentado en la cama cuando entramos y ahora me evaluaba detenidamente. Su mirada perspicaz se mantiene en la mía, callada analizo sus pensamientos, sus recuerdos y sentimientos, era interesante.
Pasan unos minutos en los que no decimos nada, mi mirada no se despega de él, continúo estudiándolo hasta que finalmente se siente lo suficientemente incómodo para romper el silencio.
—Tú tienes que ser la famosa Mía de la que todos hablan —dice con voz calmada.
Asiento lentamente. —Así es —respondo del mismo modo, él observa a Nathan detrás de mí antes de volver a verme.
—¿Qué quieres? —pregunta sin rodeos, no se mueve de su lugar.
Decido ponerme de pie, dejo la silla a un lado y lo observo de nuevo cruzándome de brazos. —La información que has brindado ha sido muy útil Tirrell —comienzo, inclino mi cabeza hacia un lado—. Pero creo que podrías ser de mucha más ayuda. ¿No te parece que estar encerrado aquí es un desperdicio?
Aiken no parece sorprendido de mi pregunta, se toma un momento para responder. —Tal vez. ¿Para que soy bueno?
—He estado investigándote, tienes un gran entrenamiento. Buen manejo de armas, experto en combate cuerpo a cuerpo y, sobre todo, conocimiento en fórmulas de ataque de la RAFF. He pensado que podrías ayudarnos a planear estrategias de combate y ayudar con los entrenamientos de defensa. ¿Qué dices?
En estos dos días había terminado de ponerme al día con todo lo que había sucedido, Aiken había resaltado entre los miembros de la RAFF que brindaban información a cambio de una reducción de su sentencia, sus datos eran precisos y en estos dos meses, grandes peces que hace mucho intentábamos atrapar habían sido capturados, el gobierno estaba feliz. Lo había estudiado con cuidado, no era un mal hombre, si bien había sido dos años parte de la RAFF, sus manos no estaban tan sucias como uno podría llegar a creer. El hecho de que mi propia hermana hubiera sido parte de esa organización, me había obligado a abrir los ojos, si bien la mayoría de sus miembros eran escorias de la sociedad, podía entender que no todos eran igual, y debía admitir qué, Hannah había cometido peores crímenes que él.
—¿Qué recibiré a cambio? —pregunta y sabía que en su mente barajaba las posibilidades.
—Si te nos unes, tu historial podría quedar limpio. Todo depende de tu desempeño.
Tirrell vuelve a darle otro vistazo a Nathan, quien continuaba en silencio a un lado de la puerta. —¿Puedo pensarlo? —pregunta unos segundos después.
—Puedes —asiento—. Pero no mucho.
Él asiente y yo me doy la vuelta para salir de la habitación, Nate la abre para mí y me deja salir primero, cuando sale pone el código de seguridad trancándola.
—¿Crees que acepte? —pregunta curioso, había venido solo por eso, no porque tuviera algo que hacer. Casi sonrío, debería darme vergüenza que me hubiera dejado comprar por unos de sus pucheros, pero bueno, no había nada de malo en dejarlo saciar su curiosidad por el hombre que se había ganado en poco tiempo el aprecio de su madre.
—Lo hará —respondo observando al otro lado del pasillo, a la habitación de Hannah—. Necesito hablar con ella.
—Está bien, yo debería estar entrenando —dice con una sonrisita traviesa, sonrío. Nate se inclina dándome un rápido beso. —Dale mis saludos a Hannah.
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Visiones Secretas (Saga Mía #2)
ActionLos rastros de un pasado que vivía en el olvido volvieron. La guerra se desató y aún quedan batallas por ganar. La promesa del para siempre pende de un hilo. Ninguno estaba preparado para lo que sucedería, y una vez los secretos fueran revelados, la...