Capítulo 13

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DÍA 88

Un golpe de Felipe me arroja al piso, intento esquivar el que le sigue, pero no lo logro, tampoco logro quitarlo en encima cuando prácticamente se sienta sobre mí e inmoviliza, suelto un resoplido y golpeo con una mano el suelo haciéndole saber es ya me di por vencido, él se aleja y me tiende una mano con una sonrisa sobrada, ignoro su ayuda para incorporarme, escucho un suspiro que sé que es de Mía.

—¿Cuándo aprenderás O'Connor? —pregunta levantando una ceja.

Ignoro su pregunta pasando una mano por mi labio donde un hilo de sangre se escurría, observo frunciendo el ceño a mi compañero. —Deberías dejar de descargar tu frustración conmigo —comento.

Él se encoje de hombros yendo por una botella de agua. —No es mi culpa que no sepas defenderte.

—En eso tiene razón —vuelva a hablar Mía, la observo, estaba con los brazos cruzados y una mueca frustrada—. Te lo he explicado mil veces y continúas cometiendo los mismos errores.

—Es tú culpa —aseguro atrapando en el aire la botella que me lanza mi compañero—. No puedo concentrarme del todo si me lo explicas medio sudada brujita —comento antes de dar un trago al agua.

Ella se sonroja y Felipe suelta una de sus carcajadas, contengo una sonrisa, su dedo me apunta, está entre furiosa y avergonzada.

—La próxima vez, te lo explicaré rompiéndote un par de huesos, a ver si así te queda claro —amenaza antes de darse la vuelta y marchase, me río siguiendo con la mirada el vaivén de sus caderas.

—Enserio amigo —comienza Felipe—, solo tú te reirías tras una amenaza de ella. Mira que la he visto partir huesos sin el menor esfuerzo.

Me encojo de hombros con una sonrisa. —No le tengo miedo —digo antes de arrojar un poco de agua sobre mi cabello.

—¿Llamas por un diminutivo de bruja a tu novia?

Me giro para ver al ver dueño de la pregunta, Aiken estaba apoyado en una de las paredes del gimnasio, con los brazos cruzados y una mirada calculadora sobre nosotros. Había aceptado el trato de Mía y ahora que todo el papeleo estaba listo, iba a comenzar con sus tareas. Mi brujita lo había traído para mostrarle el gimnasio y luego de explicarle como funcionaría su trabajo, lo había dejado viendo los entrenamientos, él había decidido mirar la paliza que Felipe me daba.

Vuelvo a encogerme de hombros y sonrío. —¿Nuncahas escuchado lo que dicen? Eso de que la forma más rápida de llegar al corazónde una mujer era a través de la furia.

Felipe suelta otra una carcajada y Aiken solo me mira, por un momento parece sorprendido, era difícil saberlo porque era más inexpresivo que una roca. —Estoy seguro de que nadie dice eso y que acabas de inventarlo —asegura mi compañero.

—Bueno, parece que te funcionó —observa Aiken con un asentimiento, este casi parecía una señal de respeto.

Asiento orgulloso y sonrío con arrogancia. —Es que soy encantador.

—Y un arrogante —asegura Felipe sonriendo.

—Al menos yo no me paso todo el día corriendo detrás de una chica —lo molesto.

Su sonrisa es remplazada por una mueca, levanta una ceja mientras me mira. —¿Ah no?

—Corrijo —digo aclarándome la garganta—. Si lo hago, pero la mujer en cuestión me corresponde.

Con eso me gano un puñetazo en el brazo, me quejo haciéndome a un lado, de verdad debía dejar de tomarme como su saco de boxeo. Me parece que Aiken nos observa con diversión, pero sin siquiera una sonrisa, parecía todo lo contrario a mi compañero, no había forma de hacerlo reír, mientras el otro se carcajeaba por cualquier tontería.

Visiones Secretas (Saga Mía #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora