Capítulo 10

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NATHAN

—¿Adónde vamos? —pregunta por décima vez Mía sentada en el asiento de copiloto.

La noche estaba empezando y aproveché que mis tareas por el día habían terminado, y que ella con la recuperación podía tomarse ciertas licencias, para sacarla de la base. Había aceptado sin que tuviera que insistir mucho, no se encontraba muy bien luego de su plática con Hannah, pero ahora que ya estábamos en marcha, no dejaba de querer saber adónde íbamos. Sonreí sin contestar, era algo bueno que últimamente no supiera tanto, eso me permitía sorprenderla con ciertos gestos.

—Si no me dices voy a enojarme de verdad —me amenaza, sonrío aún más, era divertido verla intentando descifrar mis intenciones.

—¿Puedes enojarte de mentira? —pregunto dándole un breve vistazo.

Todo lo que hace es bufar y cruzarse de brazos, pasan unos minutos en silencio donde ella suelta bufidos cada pocos segundos, contengo una risa deteniéndome en un semáforo, la miro.

—Mía —la llamo, ella me ignora—. No te enojes brujita. Es una sorpresa.

—No me gustan las sorpresas —responde sin mirarme.

—Esta va a gustarte —aseguro y con una mano acaricio su muslo, ella la aparta de un manotazo.

—No lo creo —responde haciéndome reír.

—¿Desde cuando eres tan infantil? —pregunto divertido volviendo a poner la camioneta en marcha.

—Desde que no sé lo que quiero —su franca respuesta me arranca otra carcajada, podía imaginar lo frustrante que era no saber algo cuando estabas acostumbrado a saberlo todo—. Deja de reírte mío o voy a patear tu trasero cuando bajes.

Sus palabras solo me hacen reír más fuerte. —No serías tan cruel conmigo —aseguro y ella vuelve a cruzarse de brazos, no sin antes lanzarme una mirada furiosa.

Minutos después estaciono a un lado de la acera, Mía baja con rapidez viendo a donde la había traído, me observa entre sorprendida y confundida.

—¿Un cine?

Me acerco a ella y la rodeo con mis brazos, su vista no se apartar del cartel de entrada. —Pensé qué, podríamos hacer algo de novios. Dijiste una vez que nunca habías actuado como una chica de tu edad —me encojo de hombros—. Se me ocurrió te gustaría algo de normalidad.

Ella pestañea volviendo a verme. —No soy tu novia —es lo que dice y levanto las cejas con sorpresa—. Nunca me lo has pedido al menos.

Sonrío haciendo memoria, era verdad, jamás lo había hecho. ¿Pero no era obvio acaso lo que éramos? Suspiro. —Tienes razón. ¿Quieres ser mi novia Mía? —pido con una sonrisa.

—No —responde entrecerrando los ojos.

Sus palabras no me desalientan, por supuesto que no me lo pondría fácil, no sería mi brujita sino. Me inclino y comienzo a besarla, me separo cuando nos falta el aire. —¿Quieres ser mi novia? —vuelvo a preguntar. Mía sonríe negando, vuelvo a besarla. —¿Te gustaría ser mi novia? —pregunto una vez más haciendo un puchero.

Ella se ríe. —¿Intentas convencerme con besos?

Pestañeo varías veces queriéndome ver encantador, eso la hace volver a reír. —¿Está funcionando?

—No —se inclina dándome un breve beso—. Pero buen intento.

—¿Por qué no? Soy un buen novio —aseguro.

—¿A sí? ¿Cuantas novias has tenido antes? —pregunta con curiosidad.

Hago memoria moviendo la cabeza de un lado al otro. —Tres.

Visiones Secretas (Saga Mía #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora