Capítulo 6 Atrápame si puedes
Jodelle pasó el dorso de su mano por sus labios, limpiando el líquido rojo que se escurría de ellos. Su respiración se encontraba un poco acelerada y frenética por la excitación que la había embargado al acechar a la pálida chica que yacía tumbada y muerta entre hojas secas y un poco de su miasma sangre.
Estaba satisfecha, al menos por ahora.
Si alguna de las chicas había llevado alguna presa a casa, el alimento estaría seguro por un par de días y si no, se encogió de hombros, encontrarían a alguien.
Se quedó estática en el mismo lugar cuando todo se quedó calmo.
No habías ningún ruido ni siquiera el soplido del viento.
Allí había alguien más…
Ladeo la cabeza, entrecerrando los ojos tratando de enfocar algo, alguien.
Sus sentidos no se alertaron, no sintió ningún olor.
—sé que estás ahí—canturreo
Camino unos metros, adentrándose en la oscuridad y espesura de la fresca noche, sus pasos apenas audibles al caminar para no alertar al que estaba allí. Porque allí había alguien más, aunque no lo pudiera oler lo podía sentir.
—¿A qué juegas?—
Su voz volvió a perderse en el silencio.
Pasaron varios minutos en los que camino sin sentido, haciendo preguntas al viento, que no eran contestadas.
Hizo un puchero ya hastiada de ese juego, rodo los ojos alzando la mano con tres dedos.
Uno.
Suspiro.
Dos.
Curvo los labios en una sonrisa.
Tres.
Salió corriendo velozmente.
El viento le rozaba los brazos como con pequeñas dagas de hielo, su cabello del color de la noche flotaba al viento mientras ella corría.
Ella no estaba huyendo, simplemente estaba jugando, con quien pretendía acecharla. Pobre iluso.
Se escondió tras la corteza de un árbol, esperando a que su compañero de juegos diera con su escondite. ¿Quién era esa persona? ¿Por qué no podía identificarlo?
Se encogió de hombros restándole importancia.
Contuvo una risita al escuchar el siseo de quien la quería atrapar.
“voy a atraparte”
Abrió los ojos como platos al escuchar eso. No había sido dicho en voz alta, si no en su cabeza, alguien había puesto eso allí.
Se mordió el labio inferior con nerviosismo. Ella no iba a jugar el papel de presa.
Corrió sin mirar atrás, sintiendo como se le acercaban a cada instante. De pronto no supo que hacer, su cerebro se aturdió tanto, como si fuera una sopa de letras completamente revuelta.
Se encontró en un punto mirando a todos lados, buscando a donde ir.
¿Qué podía hacer?
Todo estaba revuelto, sin una idea fija.
Fue a la derecha.
Mala decisión.
—¡ah!
Su cabeza golpeo contra una roca, dejándola más tonta de lo que ya estaba. Había sido lanzada con tanta fuerza que su cuerpo había recibido unas cuantas torceduras que no le permitían moverse con facilidad. Se puso de costado como pudo.
Sus ojos nublados por el fuerte golpe no le dejaron distinguir con claridad, a la silueta que se echó sobre ella mientras sus ojos se cerraban.
Los repiques de cascos de caballos se escuchaban tan cerca que era como si los tuviera dentro de la cabeza.
Los ojos blancos y pálidos labios de la mujer con cara horrorizada le hacían sentir un espeluznante placer.
Paso la lengua sobre sus labios limpiando la humedad, pegajosa y dulce que le pintaba los labios.
Frunció el ceño al volver a ver a la mujer de rostro pálido y cabellos oscuros.
—t-tu—balbuceo mirando sus manos ensangrentadas
La otra mujer separo los labios dejando escapar un sonido parecido al de un maullido mezclado con dolor.
—¡madre!
Jodelle se despertó con el corazón latiendo a mil por hora. Se reincorporo ayudándose con los antebrazos y limpio el sudor sobre su frente.
Otra vez.
Volvía a soñar con que asesinaba a su madre, con el placer que sentía al probar la sangre de su primogenitora. Ese mismo sueño la perseguía desde el día de su muerte, desde el primer instante en que la sangre había tocado sus labios.
Echo la cabeza hacia atrás suspirando.
Frunció el ceño al sentir la suavidad de un acolchado bajo su cuerpo, un poco extrañada miro alrededor dándose cuenta que estaba en su habitación.
¿En qué momento había llegado hasta allí?
Se palpo de nuevo la frente sintiendo un poco de abultamiento en donde su cabeza había golpeado al caer. Eso era lo último que recordaba, el golpe y una silueta acercándosele.
¿Entonces que hacia allí?
—fue Ian
El suave susurro de Roxan le hizo sobresaltar, con todo no se había dado cuenta que estaba allí, al pie de su cama.
—¿Qué?
—Te trajo hace un par de horas—respondió la chica—Dijo que te encontró inconsciente
Así que Ian.
—Ahora juega al caballero de armadura blanca—murmuro Jodelle—fue él el que me…
No quería hacer la pregunta realmente, pero dándose cuenta de que estaba en pijama y de que ese chico la hubiera llevado a casa debía, no, tenía que saber quién había hecho tal tarea.
—Si—respondió la otra niña—pero yo estuve a aquí para ver que no se aprovechara
Jodelle hizo una mueca. Ese hombre la había visto desnuda una vez más.
Una parte pequeña de ella se regocijo al imaginar la cara de Ian, tenerla en las manos prácticamente, desnuda e inconsciente para toquetearla a placer, pero sin poder hacerlo porque estaba siendo vigilado. Ahora estaría haciendo un berrinche monumental o revolcándose con cualquier fulana.
Apretó los puños ante la idea.
—¿ a dónde vas?—pregunto su amiga al ver como se levantaba de la cama
Camino hacia el placard tirando ropas hasta encontrar algo que le gustara, luego bajo para revolver entre los zapatos. Se desnudó sin importarle que la otra chica la viera, total las dos eran mujeres.
Se cambió rápidamente el pijama por unos vaqueros de jeans azul y una camiseta blanca, se puso los zapatos y fue hacia el espejo para colocarse un poco de maquillaje.
—¿estoy bien?—
La castaña alzo una ceja con incredulidad.
—Sabes que esto no te lo dejara pasar—le advirtió
—si
—¿entonces?
—Solo quiero jugar—respondió inocentemente Jodelle
—sabes que va a atraparte en tu propio juego
Jodelle sonrió maliciosamente.
—que lo haga, si puede.
Volvi!!!!!! despues de un tiempito he vuelto, muchas gracias por los comentarios y votos. Espero que este capitulo les guste.