El auditórium del plantel escolar estaba atestado por los estudiantes y los parientes de estos que venían a presenciar la representación de la obra de Shakespeare, no había ni una sola butaca vacía.
Tras bastidores, los estudiantes iban de un lado a otro pidiendo que les ayudasen con el vestuario, peinados o maquillaje que les ayudarían a interpretar mejor su papel en tal emblemático acto.
Ian se sentía ridículo y gay por la forma en la que lo habían obligado a vestirse, no es que dudara de sus preferencias sexuales, él era perfectamente consiente que a le gustaban las mujeres. Pero vamos, ¿Qué hombre, que se consideraba realmente hombre se vestiría así?, pantalones blancos, extremadamente ajustados que parecían de esas mayas que las chicas suelen usar con blusa un tanto largas, camisa-ajustada-manga larga y con cuello alto que le causaba comezón, por sobre la camisa un chaleco negro dejando al descubierto los puños blancos de esta, y para terminar, lustrosos mocasines.
Realmente quiso huir y mandar a la mierda la idea de joder a Jodelle, al ver el conjunto que le habían preparado. Pero el tener que usarlos era poca cosa comparada con la idea de fastidiarla.
—vas a romperme una costilla
Ian movió la cabeza, en donde había sonado la voz quejosa.
Se quedó embelesado con la chica que se quejaba porque le apretaban mucho el vestido o porque le clavaban los alfileres en la cabeza. La maliciosa mujer de ojos negros parecía una pequeña pero hermosa hada, tierna y la vez sensual.
Su fina figura solo resaltaba más con las prendas que llevaba. Un vestido color lila que se ajustaba a su silueta, era tan largo que rozaba el piso, dejando al descubierto la blanca y delicada piel de los hombros, sus cabellos habían sido perfectamente acomodados con horquillas y broches de pedrería.
La imagen se presentó ante sus ojos sin invocarla.
Una bonita chica, con vestido de época, las mejillas sonrojadas y los ojos con un brillo tan hermoso que parecía iluminar todo a su paso.
Su diosa.
— ¿estas escuchándome?
La bonita niña que estaba sobre sus piernas hizo un puchero por su falta de atención.
—Por supuesto—mintió, apartando el flequillo de la frente
—como te decía—prosiguió—siempre sale por las noches, ya sabes cómo es ella, —hizo un gesto de desdén—nunca le dice a nadie a donde va, excepto el viernes—dijo—anuncio que pasaría la noche con Damián Olivares, y pues, apareció en la casa hoy por la mañana—Ian sintió la ira apoderándose de cada fibra de su cuerpo, esa niña…—como a eso de las 6:00 am—completo
“Damián Olivares”, pensó.
Al parecer, tendría que deshacerse de alguien esta noche.
—no comprendo porque quieres saber todo lo que hace—protesto la muchacha
—Pía, linda—le acaricio la mejilla suavemente—si queremos un mundo en donde esa chica no este, tenemos que saber todo de ella para desaparecerla
Ian, le había vendido a la muchacha la idea de que era Jodelle el impedimento para que ellos pudieran estar juntos. Todo con el propósito de sacar información que utilizaría a su favor.
— ¿Qué vamos a hacer?—pregunto Pía
—Déjamelo todo a mí—sonrió—déjamelo todo a mí
En medio de los asistentes a la fiesta, el rozar de la falda del vestido en el suelo es un sonido mudo. La bella Julieta alzándose de puntillas busca entre los asistentes a su ama. Sonríe cuando la encuentra.