Lazos que unen

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La última flor fue echada sobre el féretro caoba que contenía el frio cuerpo de Gala.

El cuerpo sin vida de la adolescente había sido encontrado la noche anterior, debido al estado en que se encontraba, los familiares decidieron enterrarla sin ceremonias.

Jodelle pidió disculpas cuando las lágrimas de los padres llegaron. Ella odiaba ver esas escenas.

¿Sería su conciencia la que estaba exhortándola a sentirse mal?

Negó sacudiendo la cabeza, ella no tenía conciencia, ya no.

Pidió disculpas una vez más retirándose del lugar.

Camino por el campo campo, pasando junto a otro grupo de personas que entre lágrimas se despedían de un ser querido.

Alejandro Gutierre.

El chico con el que había estado bailando el viernes por la noche. El muchacho había sido encontrado en su apartamento, con el cuello roto y una barbaridad de sangre escurriendo en el piso.

Giro hacia atrás para ver como Sasha le susurraba a Ryan en el oído, quien frunció el ceño con molestia, pero aun así asentía a sus susurros.                                 

Se tambaleo apoyándose en una cripta familiar evitando caer sobre el pasto.

¿Qué le estaba sucediendo?

De un momento a otro no tenía el dominio sobre su cuerpo. Sentía las piernas lívidas, la cabeza le daba vueltas como si estuviera en un carrusel y la respiración se le hacía cada vez más difícil de llevar, casi imposible.

Un dolor del infierno se ensaño con su cuerpo haciéndola chillar.

— ¡has que se detenga!—grito exasperada

Tras su espalda Ian sonrió arrogantemente, complacido al verlo en tal estado de desesperación.

— ¿Qué sucede amor?—le pregunto con malicia— ¿acaso te sientes mal? sorna

—Para con esto—jadeo

—yo no estoy haciendo nada

La cara de Ian era de tal inocencia que fácilmente podía ser confundido con un ángel.

— ¿acaso no será tu conciencia reprochando los actos que has cometido?

—no sé de qué me hablas—jadeo sintiendo una punzada en el pecho

Ian rio sin ganas.

—mataste a esa chica, Jodelle

Bastardo, la había estado espiando.

—así que lo haces por esa puta

Los ojos de Jodelle ardían con tal furia roja, llena de ira, celos. Un placer intenso lo lleno de regocijo al verla así.

Era tan claro como el reflejo de un lago puro que esa chica había asesinado por él.

— ¿Por qué lo hiciste?—pregunto

No obtuvo respuesta.

— ¡Detenlo de una puta vez!—grito inclinándose del dolor

Jodelle había olvidado el dominio tan grande que Ian sobre su cuerpo, como lo detestaba; pocos poderes surtían efecto sobre ella, sin embargo los de el eran capaces de hacerla trizas en instantes.

En los diferentes encuentros que habían tenido a lo largo de la historia nunca había utilizado sus habilidades en su contra, entonces…

—Si esa es tu idea de someterme, puedes joderte—le dijo con una valentía que no sentía

El Club de Las Princesas TenebrosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora