Capítulo 20

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Fue un día estupendo, hice con Max el desayuno para la abuela y para mamá. Pero como siempre, terminamos ambos como torta, por la guerra de harina, que según él era venganza por lo de ayer.
Vimos unas películas, Max no creía que yo nunca había visto el Titanic, entonces lo puso en el reproductor de vídeo, y lloré muchísimo. Lo mojé todo con mis lágrimas, pero era tierno, porque me acariciaba y me abrazaba.
Luego, cocinó el almuerzo, algo sorprendente, hizo unas capeletis con salsa especial. Era delicioso, por primera vez como tanto.
Dormimos sentados en el sofá  luego de lavar los platos.
Y pues al despertar vinimos aquí, al parque de la ciudad, el cual, ocupa 10 cuadras, es grande y lleno de verdor.
Mamá se quedó con abuela para ver una novela en la televisión.
- Mira Max! Un parque de diversiones! Vamos? - pregunto
- No lo sé, hay muchos desconocidos. No quiero que te pase nada.- dice preocupado
- Max, en ésta ciudad yo he crecido, conozco cada centímetro de ella, y las personas me conocen a mí. - contradigo su opinión
Sin esperar que responda, lo tomo de la mano y lo llevo hacia el lugar.
- Buenas noches Silvia. Qué alegría verte de nuevo! A ustedes les hago gratis la entrada. Pasen, pasen. - dice Juan el Boletero

- Tiene ventajas el hecho que te conozcan- agrega Max
Por mi parte, sólo asiento y río por lo bajo.
Caminamos un buen trayecto, pero me detuve en donde se aciertan cosas para ganar ositos.
Iba agarrar una pistola de corchos. Pero Max me detiene. Lo toma él. Y como si fuera un experto, empieza a acertar en todos los objetos.
- Tenemos Un Ganador!!- grita el señor encargado del juego
Todos aplauden, otros murmuran por lo bajo y otras nos miran con mala cara.
- Para usted o para la señorita?- pregunta el señor con un oso algo grande en manos
- Para mí- responde Max
El señor lo mira con reproche, pero igual lo entrega
Yo quería el osito, Max es un tacaño egoísta, malo y desdichado.
Y ya empezaba a parecerse a la típica escena de las películas de amor, pero él viene a arruinar todo.
- ¿Quieres el peluche?- lo dice poniéndolo sobre mi cabeza
- Ya no lo quiero señor tacaño, ahora mismo voy a ganar uno más grande-
- En donde? En la calesita?- se burla
- Qué ha pasado del Max que conocía antes? Tan caballeroso y ejemplar.- digo en un suspiro.
Él se queda pensativo, mientras yo me dirijo a un juego de basketball.
- Buenas noches Silvia, lo mismo de siempre? - pregunta Marcelo
- No, esta vez, quiero el más difícil- ordeno
- Ok-
Me coloco en la mini cancha de basket, y espero a que la máquina tire mi pelota.
El objetivo del juego es encestar con los movimientos que te indica en la pantalla. Pero no es fácil, ya que los aros se mueven.
-3,2,1...- empieza a decir la computadora
- Ya!- grito entusiasmada
Empiezo a hacer saltos, vueltas, trucos, piques, todo lo que aprendí lo estoy usando según indique la pantalla.
Encesto una vez, luego otra y otra y otra más.
- Se mueve como tornado. Fuerza Silvia!- la gente alienta
- Silvia! Siiiilvia!- siguen alentando
Luego todo para, se terminó el juego.
- Nuevo Récord. Tenemos un ganador!- dice la máquina
Logré 7680 puntos, rompí un nuevo récord por 20 puntos más.
Todos aplauden, gritan,saltan y me felicitan.
De entre todos ellos aparece el señor con un oso de mi tamaño junto con varios globos.
Orgullosa salgo de la multitud, busco a Max para presumir, pero no le encuentro.
Recorro todo el lugar cercano al juego, pero no lo veo.
-Ahhhhhh!!!!!!- grito. Alguien tapó mis ojos
- Tranquila soy yo- dice matándose de la risa
- Ja ja ja. Que gracioso, ahora es divertido asustar a tu novia verdad? - se me escapa de la boca
- Mm. Mi novia? - dice pícaro
Me sonrojo, rojo más que un tomate.
- Relajate Silvia, mira te traje esto en compensación, sé que fui un tonto, y que dejé de ser como antes, pero es que me divierte estar contigo, me relaja, me hace entrar en otro mundo sin preocupaciones. Y por cierto me quedé fascinado con tu forma de jugar al Basket. Eres increíble- dice con una voz sensual
Abre sus manos, en ellas está un ramo de florea y una cadena de oro con la palabra "Lucky" (suerte) como dije.
Me la coloca, me da vuelta y me abraza. Un abrazo de amigos, como antes. Sin que él esté tratando de besarme todo el tiempo.
Caminamos un buen rato. Hasta ver la rueda gigante. De inmediato me acerco, compro dos boletos, ya que el señor es nuevo y no me conoce.
Arrastro a Max para subirnos, ya que no quería subirse, tiene miedo a la rueda gigante.
Nos abrocho el cinturón, mientras él temblaba abrazado a mí.
Era algo muy simpático.
La rueda empezó a moverse, me rompió el tímpano su gritito de chica.
Dimos dos vueltas, Max dejaba de temblar.
- Silvia, si me muero, te dejo todo lo que tengo como herencia- dice poniendo su cabeza encima de la mía
- No te vas a morir, vamos a estar bien- digo
Al terminar de hablar la rueda se detiene.
-¿Qué ha pasado?- pregunta
- Parece que es parte de la atracción, así podemos ver la hermosa vista- respondo señalando la vista increíble, ya que estábamos en la parte más alta.
- No se alarmen, la rueda se descompuso, se fundió el motor, enseguida vendrán los técnicos. Puede ser que estén hasta mañana allí arriba, pero no se preocupen, todo estará bien- dicen por el altavoz
- ¡¿Que?!- gritamos los que estamos en la parte media y alta de la rueda......

Hombre Por Un Año  [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora