Capítulo 26

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- Emmm, sí, ven, te presentaré a mis padres.- dice jalándome
- ¿Qué dijiste?- digo sorprendida
- Ya has aceptado, ahora debes aceptar las consecuencias de tus actos- dice aún jalándome
Llegamos a una mesa para cuatro personas pegada a una pared con dibujos arbóreos. Muy sencilla pero hermosa.
Una pareja llega al mismo tiempo que nosotros. Siento la mano del coronel sudar, ¿acaso estaba nervioso?
- Mamá, papá, ella es mi chica, les dije que iba a poder.- dice serio y firme
- Mmmm, eso es lo mínimo. Tengo hambre. Comemos y nos vamos. - dice su padre
- Hola, mucho gus....- trato de decir, creo que sé lo que sucede
- No dijiste que conseguiste una princesita, Lorenzo, apuesto que ni siquiera sabe preparar café- dice su madre escupiendo prácticamente en mi cara
- Mamá, ella es muy guapa. Tiene una gran habilidad de lidiar con las personas y es muy valiente. Dejala sí? Ésta reunión era para demostrarles que su plan no me afectó y que aún así puedo seguir adelante. Ahora si me disculpan, nos retiramos.- termina, se levanta, tira su pañuelo y me lleva afuera
- Creo que estoy algo confundida. Mareada y no entiendo lo que pasa- digo minutos después de observar como queda mirando a la nada
- Y no debes saberlo, fue un error traerte. Vamos. Quiero salir de este lugar- me ordena
- No me moveré de aquí, hasta que me expliques por qué rayos me has usado. Porque eso es lo que se da a entender esta situación!- elevo mi voz
- Si no te mueves, yo te moveré, no permanecerás aquí, más aún si mis padres se encuentran presentes- dice cortante
Yo niego con la cabeza.
Pero él me carga, acaso todos creen que soy una bolsa de tomate o qué?
Lo golpeo en su espalda y lo pateo, trato de acertar en su entrepierna, pero no podía.
- Déjame idiota!- grito
Pero es en vano, me adentra en el auto, se sube en él y lo llavea.
Arranca y conduce por una calle estrecha, es oscura y tenebrosa.
-¿Dónde me llevas? ¿Sabes que te puedo denunciar por secuestro?- digo irritada
-No puedes. Según dice la ley, no estarías secuestrada, ni desaparecida después de 24 horas- dice más sereno
- Uff, cierto - resoplo- pero igual, dime a dónde vamos.
- Vamos a cenar, pero tú cocinarás- dice
- ¿Disculpa? ¿Osea que ahora soy tu empleada? ¿Quién te crees?- me enojo
- Em disculpa, no estoy acostumbrado a tratar con personas como tú. Generalmente sólo con personas duras y que me respeten. Por eso mando en el restaurante. - explica con al parecer orgullo
- Pero en el restaurante te tienen miedo, generalmente te evitan. Eres demasiado duro, no todos son como tú. Debes aflojar más las riendas, o ellos podrían explotar contra ti.- digo pasivamente para que me entienda
- Yo sabía que me evitaban, pero pensaba que era para no hacer sus tareas. No quería que me tuvieran miedo, ya me estoy convirtiendo como mis padres. - resopla
- ¿Qué ha sucedido con tus padres? Hoy he escuchado varias cosas muy feas referente a ellos, viniendo de ti. - trato de abrirlo más, de que se explaye, al parecer su frialdad es sólo como un escudo, algo habrá sucedido con sus padres, algo que lo dejó marcado.
- No te lo puedo decir, no eres de confianza. Llegamos. - dice luego de mucho vacilar. Como si hubiera recordado algo.
Bajo del auto, quedamos frente a una fábrica abandonada.
- ¿Vives aquí?- pregunto
- Sí. ¿Algún problema?- otra vez con ese tono arrogante
- No. Pero ¿hay alguna cocina ahí para que prepare algo?-
- Sí. Era la fábrica del chef Pichietti. Después cerró y lo remataron. La compré antes de ir a la cárcel, cuando era exitoso. Iba a ser para una gran inversión. Pero luego no me pude ni siquiera sostener, así que decidí vivir aquí. - Termina, mientras hablaba,caminábamos, así que ahora estoy en la cocina
Es inmensa, podría caber 10 de la cocina de mi madre en este lugar.
El chef ha dejado todo aquí, toda clase de utensilios. Es increíble.
- Aquí hay lo que necesitas, es lo único bueno del lugar, cuando termines sólo llámame- indica yéndose por una gran puerta
Me coloco un delantal, que me queda enorme, por lo visto eran altos.
- Hora de inspirarse- digo con un largo suspiro
Me dirijo hacia la heladera/refrigerador, para buscar algo que pueda usar. Pero tropiezo con algo, lo halzo, parece ser un libro.
-¿Qué es esto? no lo puedo creer!-.....

Hombre Por Un Año  [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora