La Doctora no me había encontrado ningún daño. Me había diagnosticado como había supuesto la enfermera Sue, un Shock postraumático y una bajada de adrenalina y me había recetado descanso y que visitara a un Psicólogo para evitar secuelas después de lo ocurrido.
Lip despachó al policía diciendo que tenía que descansar y que la denuncia podía esperar hasta el día siguiente. Le dio las gracias al poli y el hombre se marchó.
—Hay periodistas fuera—anunció Bonnie.
Ya estaba vestido y apoyado sobre el mostrador del hospital rellenando mi parte médico con Bonnie a un lado y Lip al otro como si necesitara apoyarme en ellos para caminar. Jason, que ya se había librado de la enfermera, estaba tras nosotros con su aspecto habitual.
—No quiero que esto transcienda—dije mirando a Lip—. No quiero que mi familia se entere y se preocupe por nada.
—Un secuestro no es nada—rebatió mi amiga.
Giré la cabeza hacia el otro lado del mostrador y la miré.
—Ya estoy a salvo, no tiene caso preocuparles—insistí—.Por favor.
—Me encargaré de la prensa—dijo Jason, haciendo que todos nos giráramos para mirarle.
—Gracias—le dijo Lip.
—Gracias—añadí yo.
Salimos por el garaje del hospital. En cuanto puse un pié en él, me agarré a la cintura de Lip y no me solté hasta que Jason nos recogió con el coche. Nos dirigimos hacia el apartamento de Lip. Los tres. Bonnie no quería separarse de mí y Lip tampoco. La chica había echo todo lo posible por que volviéramos a casa, pero Lip se había empeñado en que nos quedáramos en el Harbour. Al final ganó él.
Phillip hizo la cena mientras mi amiga ponía la mesa y yo les relataba todo lo ocurrido.
—Lo siento, no encontré aparcamiento—dijo por cuarta vez Bonnie.
—No es culpa tuya—respondí de nuevo cogiendo su mano.
Les seguí contando todo hasta el final. Hasta que salí de allí a toda prisa y choqué contra el policía.
—Es todo tan raro—añadí mientras Lip depositaba un plato de pasta delante mío y otro delante de Bonn. Ellos tomaron vino con la cena, yo agua—. Me dijo que no quería mi dinero y pensé que quería el tuyo, es todo tan confuso.
— ¿Por qué hacerte daño?—expuso Bonnie—. Tus artículos son demasiado blancos.
— ¿De la revista?—preguntó Lip como si fuéramos unos detectives en medio de una investigación.
— Como no haya sido Rebbeca—dije con ironía. Una ironía que sopesé por un momento. El chico había dicho que había sido mandado por alguien, pero no creía que Rebbeca fuera capaz de semejante cosa.
— ¿Rebbeca?—preguntó Lip sin entender nada—. ¿Tú antigua jefa?
—No creo que haya sido ella—zanjé comiendo por obligación a las tres de la mañana.
—No descartemos a nadie—intervino Bonnie haciéndome sonreí. ¿Qué estaban haciendo Sherlock Holmes y Whatson?
—No vamos a descartar a nadie ni tampoco a acusar—zanjé poniéndome en pié—. No somos policías, dejemos que ellos hagan este trabajo.
—Tienes razón—Bonnie también se levantó y me siguió hasta la encimera con su plato en la mano. Lip siguió sentado en la mesa con su copa de vino en la mano—. Pero es que es muy raro que no quisieran dinero, ¿para qué si no te habrían secuestrado si no para hacerte daño?
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Los segundos Juegos de Bay
Teen FictionTodo parece ir bien entre Bay y Lip, ahora que el multimillonario ha admitido sus sentimientos ante el periodista. Pero un nuevo impedimento saltará a la luz para martirizar a la pareja. Alguien del pasado va a volver para hacer la vida imposible a...