JUEGO 2

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El coche aparcó a las nueve y veinte frente al restaurante "Gallery Lounge". En la puerta habían un par de cámaras de televisión y un par de reporteros.

—Ahí están de nuevo, ¿es qué nunca nos van a dejar en paz?—me dije a mi mismo. Ted se revolvió en el asiento y me miró con cara de compasión.

—Si quiere puedo entrar con usted como las otras veces y salir después para aparcar—ofreció el hombre.

—No, no pasa nada, solo será un segundo—le dije sonriendo. Respiré y abrí la puerta.

Rápidamente me dirigí hacia la puerta del restaurante. ¿Cómo se habían enterado los periodistas que íbamos a cenar en ese restaurante?, Como siempre me avasallaron a preguntas. Como iba mi relación con Lip, si estaba enamorado, si teníamos planes de boda. Por Dios, ¿de boda?, si apenas hacía tres meses que nos conocíamos. Entré y un maître me reconoció de inmediato y me invitó hacia la mesa. Lip estaba nervioso, supuse que por mí tardanza. Me miró incómodo en cuanto me acerqué tras el maître.

—Hola—me acerqué hasta la mesa y dejé al hombre que me quitara la chaqueta y se la llevara—. Siento la tardanza, pero la clase se alargó un poco y hemos tenido que llevar a Bonnie a casa. Oye, ¿sabes que hay periodistas fuera?, es increíble.

— ¿No vas a saludarme?—preguntó soltando un suspiro de enfado.

—Perdona—me levanté y me acerqué hasta su sitió. Bajé la cabeza y le di un leve beso en los labios. Fue incómodo por que había mucha gente en el restaurante. Luego volví a mí silla.

—Ay señor—suspiró Phillip. El chico se levantó tras de mí, bajó su cabeza al igual que había echo yo y me besó con pasión, cogiéndome con ello la cabeza. Su lengua encontró la mía, y aunque tampoco fue una cosa desmedida, su beso duró más que el mío. Me quedé inmóvil con aquello, la gente nos miraba y yo me puse rojo como un tomate.

—La gente nos está mirando—le reclamé mientras el volvía a su sitió y se acomodaba frente a mí de nuevo.

—No me importa la gente—repuso él—. Eres mi novio y tengo todo el derecho de besarte donde y cuando quiera.

El camarero llegó y esperó con las manos en la espalda a que decidiéramos que íbamos a comer. Yo aún ni había mirado la carta. Deprisa recogí mi bandolera del suelo y me puse a buscar las gafas como un loco.

—Agua del tiempo con gas y una copa de Chardonne, no me importa la añada—pidió Lip.

Me puse nervioso mientras buscaba y rebuscaba las gafas en el macuto.

—Les recomiendo la sopa de pescado, es el plato del día—apremió el camarero viendo que yo no conseguía dar con lo que buscaba.

—Nada de sopa—cortó Lip, sabiendo que yo odiaba la sopa.

—Será posible, ¿Dónde se habrán metido las gafas?, si las puse por aquí—me quejé revolviendo todo el macuto.

— ¿Quieres que pida por ti cielo?—aventuró Lip haciendo que yo levantara la vista y viera la cara de disgusto de los dos.

Me rendí y tiré el macuto al suelo mientras asentía.

—Dos platos de ternera en salsa de mostaza—ordenó Phillip.

El camarero asintió con la cabeza y se marchó enseguida. Yo suspiré agobiado y le miré con los ojos abiertos y una sonrisa en la cara.

— ¿Cielo?—repetí con una ceja levantada.

— ¿Prefieres cariño, pichoncito, churri...?—bromeó él dejando atrás su mal humor.

—Prefiero Bay—corté antes de que siguiera diciendo nombres absurdos.

Los segundos Juegos de BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora