JUEGO 15

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Me levanté con un dolor de cabeza terrible. Esperaba que Ruth estuviera mejor, por que teníamos que ir hasta Seattle, a la comida familiar que preparaba mamá todos los años.

—Oh Dios, como aguantas esto—le dije a mi hermana mientras me dirigía hacia la encimera, la cruzaba y la besaba en la cara—. Feliz Navidad.

Me serví un poco de café y felicité también a mi amiga que salió cinco minutos después de mí, Dylan volvió de la calle con bollos de canela y el periódico.

—Feliz Navidad—gritó con muy buen humor.

Todos le contestamos. Me vestí a toda prisa y revisé el móvil, por que sabía que tendría un mensaje de Lip. No me equivocaba, lo tenía.

*Quisiera ver a mi novio el día de Navidad. Avísame si tengo la posibilidad de ir a visitarte esta noche sin que me eches de nuevo de tu casa. Mi Lip*

*Esta noche la academia de baile da una exhibición y voy a ir con Bonnie. Puedes preguntarle a ella, POR SI NO ME CREES. Bay*

Metí el móvil en la bandolera y salí a toda prisa en busca de mi hermana. Los tres chicos estaban arremolinados encima del periódico. En cuanto yo salí al salón los chicos lo disimularon malamente y lo doblaron enseguida.

—Oh Dios mío—comprendí enseguida de que se trataba. Me lancé a toda prisa a por el periódico, pero Bonn lo recogió antes y se lo guardó en la espalda—. Dámelo Bonnie, déjame verlo.

—No, es mejor que no.

—Bonnie, suelta el periódico—repetí con una mirada amenazadora. La chica miró a los otros dos, se encogió de hombros y me lo dio.

Comencé a buscar página por página hasta que me vi en una foto. En una foto en la que solo se me reconocía a mí, ya que todos los demás iban disfrazados.

"El celoso Novio de Steig", rezaba el titular.

—El novio del famoso empresario Phillip Steig dio la nota ayer en una fiesta en el centro de la ciudad. Al parecer debido a una confusión, el joven propicio un enfrentamiento con otro joven desconocido. Y es que al parecer los celos son algo habitual en el carácter del chico...—me quedé blanco y nuevamente disgustado. Aquello era algo a lo que no iba a poder acostumbrarme nunca—. Es suficiente—lancé el periódico encima de la encimera de nuevo y me dirigí hacia la puerta.

—Te he dicho que era mejor que no lo leyeras—me reprochó mi amiga—. Oye, ¿a que hora quedamos para lo de esta noche?

—No sé, hablamos más tarde—dije antes de cruzar la puerta.

Ruth salió detrás de mí y se quedó tan sorprendida como yo. Al parecer no iba a hacer falta que condujéramos nosotros hasta Seattle, Ted estaba allí.

—Señor Bay—saludó el chico abriendo la puerta trasera del Suvurban antes siquiera de poder llegar a reaccionar.

— ¿Nos va a llevar él?—me susurró mi hermana al oído.

—Eso parece—me lancé hacia la puerta a toda prisa—. Buenos días Ted, y Feliz Navidad.

—Feliz Navidad señor Bay, Feliz Navidad señorita—respondió él mientras subíamos al coche.

Ruth le contestó igualmente y luego se pasó las tres horas de camino jugando con el móvil. Yo las pasé frustrado y mirando por la ventana. Tenía miedo de coger el móvil por lo que pudiera encontrarme en él. Estaba seguro de que Lip había leído el periódico y debía de estar furioso. Ted nos dejó en la misma puerta de casa.

Los segundos Juegos de BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora