El timbre sonó. Yo dejé el plato de la ensalada encima de la mesa del salón y me paré del sofá para abrir la puerta. Hacía una hora y media que me había ido del Harbour y le había pedido a Ted que se marchara en cuanto me dejó en casa. Todo estaba muy silencioso sin Bonnie por allí haciendo de las suyas. Me dirigí hacia la puerta mientras la tele seguía retransmitiendo la comedia que estaba viendo minutos antes.
—Hola—saludé tímidamente en cuanto abrí la puerta y vi que era Lip quien estaba parado en el alfeizar de la puerta.
—Te has ido—el chico me hizo a un lado y se metió en mi casa—. Jason, deja el paquete en el cuarto de Romeo, es la primera puerta a la derecha.
Inmediatamente, Jason, a quien yo no había visto, entró en mi casa con una bolsa de tela en una mano y un paquete en la otra. Me saludó con la cabeza y se metió en mi pasillo hacia mi cuarto.
—Has dicho que querías estar solo—le recordé mientras intentaba encontrar un sentimiento que describiera aquella situación—. ¿Qué es?—pregunté refiriéndome al paquete que su empleado había dejado en mi cuarto.
Jason salió y se puso detrás de Lip como avergonzado. ¿Por qué?, si mi cuarto estaba limpio.
—Jason, ya no te voy a necesitar esta noche, vuelve al apartamento—ordenó mi novio.
—Buenas noches señor, señor Bay—el chico se despidió y luego se marchó cerrando la puerta tras de si.
Lip suspiró, se cuadró de hombros y puso las manos en la cintura. Luego me estudió de arriba abajo y dio un paso al frente.
—No te he echado de mi casa—comenzó—. Estaba enfadado y quería estar solo un rato, que te fueras no era lo que quería.
—Apenas hemos hablado, ha sido todo muy confuso y yo no quería agobiarte—dije bajando la cabeza. Estaba agotado, las discusiones con Lip se tenía que acabar de una vez por todas o aquello no iba a funcionar—. Ya no puedo más Lip, tenemos que dejar de hacer esto.
—Ha sido un día de mierda—el chico se deshizo de la chaqueta y se derrumbó sobre mi sofá con las manos en la cabeza—. He tenido un día de trabajo agotador. Luego llego a casa con muchas ganas de verte y me encuentro con esa papeleta, cuando yo lo único que quería era cenar con mi novio, solo eso, una maldita cena tranquila con mi novio y después hacer el amor, por que he tenido un día de mierda y tú eres lo único que lo arregla siempre.
—Los siento.
Me senté junto a él en el sofá, pero vio mi cara de compasión y se levantó de inmediato y con una risa amarga.
— ¿Crees que me gusta discutir?—me preguntó. No supe que decir—. No, lo último que quiero es discutir contigo, pero francamente, me lo pones muy difícil. Había echo planes para hoy, para estar contigo, pero de repente, me encuentro con un cabreo monumental, mi novio se va de mi casa y yo me quedo cabreado, frustrado, sin cena y sin polvo.
Lip se sentó otra vez en el sofá del mismo modo. Él se agarró la cabeza con fuerza. Yo me arrimé hasta su pecho y acomodé mi cabeza sobre su hombro. Phillip no levantó la mirada.
—Lo siento—repetí—. No pretendía que te sintieras de ese modo.
—Ya.
El chico se echó hacia atrás, luego me agarró de los hombros y me invitó a que me abrazara a él. Lo hice desesperadamente. Estuvimos así en silencio durante un buen rato. Hasta que los latidos de su corazón fueron amainando.
—Eres desquiciante—me susurró mientras me besaba el pelo—. Un día te vas a llevar un par de azotes míos.
—Ya veremos—reí yo—. ¿Has comido?
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Los segundos Juegos de Bay
Roman pour AdolescentsTodo parece ir bien entre Bay y Lip, ahora que el multimillonario ha admitido sus sentimientos ante el periodista. Pero un nuevo impedimento saltará a la luz para martirizar a la pareja. Alguien del pasado va a volver para hacer la vida imposible a...