JUEGO 4

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*Sé que estás enfadado, pero te estás pasando. No me gustan ese tipo de bromas. Mi Lip*

Lip me contestó dos horas después. Debía de estar trabajando. Yo había salido a comer y había vuelto. Ahora me disponía junto con mi pelirroja fotógrafa a incorporar las fotos de la señorita Jonson al reportaje.

*Me alegro de que no te gusten ese tipo de bromas, por qué no lo es. Se ha presentado en mi despacho. Bay.

—No, ahí no puede ir por que si no queda hueco para el titular—señalé la pantalla—. ¿Lo ves?

—Sí, es cierto—Lucy me dio la razón al mismo tiempo que mi móvil sonaba y temblaba contra la mesa de mi escritorio.

—Prueba a ponerla en el lateral a ver que tal—dije mientras me erguía y me dirigía hacia mi despacho—. Enseguida vuelvo.

Entré y cerré la puerta por qué sabía quien era y como iba a ser la conversación. Me lancé a por el móvil y lo descolgué enseguida.

—Hola—contesté.

— ¿Hablas en serio?—preguntó con un tono entre molestia y cautela.

—Si tú ex el cleptómano es un chico alto, fuerte, moreno, con pinta de niño bueno y con una legua tenaz e hiriente, sí, hablo en serio—contesté sin el más mínimo entusiasmo.

— ¡Joder!—bufó mi novio—. ¿Y qué coño hace aquí?, ¿Qué quería?

—Conocer al insignificante chico que le ha separado de ti—dije molesto y de mala gana.

—Hace mucho tiempo que me separé de él—dijo como reclamando mis palabras.

—Según él estuvisteis juntos hace tres mese—repuse—. Lip..., hace tres mese tú y yo ya teníamos algo y tú me prometiste que no había nadie más.

—Y no lo había—contradijo enfadado—. Romeo nunca te he mentido, hace más de dos años que no veo a ese chico, te lo prometo.

—Ya, te creo, no es eso—respondí afligido. Retiré la silla y me dejé caer en ella a desgana.

— ¿Y qué es?—preguntó en tono preocupado. La línea se quedó en silencio ante mi respuesta.

— ¿Por qué te incomoda tanto que esté en la ciudad?—pregunté sin vacilación—. ¿Aún significa algo para ti?

— ¡No!—gritó—. Por el amor de Dios. Romeo yo te quiero a ti, ese chico no significa nada para mí. Me incomoda que haya vuelto y te haya incomodado a ti.

—Vale.

—No estarás celoso, ¿verdad?—su voz sonó entre divertida y molesta.

—Lo estoy—admití—. Tenías que haber visto con que seguridad afirmaba que aún quedaba algo entre vosotros y yo me había metido por medio.

—Eso no es cierto—repuso—. Quítate esas ideas absurdas de la cabeza.

—Como tú digas—respondí pasándome una mano por las sienes, se me estaba levantando un dolor de cabeza tremendo.

—Estate tranquilo, me aseguraré que no vuelva a molestarte—prometió disgustado—. ¿Has pasado ya por Dior?

—No, aún no he tenido tiempo—dije, echando a un lado la imagen del ex de Phillip.

—Que no se te olvide—ordenó—. Tengo trabajo Romeo, te llamó después.

—Vale.

—Te quiero—zanjó.

Los segundos Juegos de BayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora