Capítulo 2

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Caminaban por las calles de Manhattan tal cual turistas londinenses. Por supuesto, nadie sabía que detrás de esas caras que indicaban "estoy perdida, es la primera vez que visito Nueva York" se escondían dos poderosas brujas en entrenamiento, en una búsqueda a ciegas.

– ¿Y bien? Sácala –ordenó Lauren.

–Ah, sí. –Lisette tomó la brújula de su bolsillo–, de acuerdo... Norte. Indica que debemos ir por...

–Allá. –señaló su hermana, con los ojos completamente abiertos.

– ¿Segura que debemos confiar en esto?

–Es lo único que tenemos.

– ¿Dónde está Cassie?

–En el hotel. Deja de hacer tantas preguntas, vamos.

Lisette no se molestó siquiera en comentar alguna otra cosa sobre su hermana o sobre el buen clima. Si en todo caso estuviera a punto de estallar una explosión, tampoco lo diría. Cuando Lauren le ordenó que no comentara nada más, sintió la necesidad de obedecer. Era como una fuerza misteriosa que la controlaba... Me está controlando con magia, cayó en cuenta. Así funciona, la magia puede ser usada contra otros brujos sin que lo noten, son casi como un mortal cualquiera. Mortal.

– ¿Sabes algo sobre la inmortalidad?

–No.

–Pero...

–Cállate.

Los labios de Lisette se sellaron automáticamente, su cerebro le envió un mensaje a todo su cuerpo indicándole que debía obedecer. Sus mejillas se tornaron de un color rojizo. Si fuera un dragón, en ese momento se pondría a escupir fuego, lastimosamente no lo era. Estaba molesta y se juró a si misma que debía 1. Romper el hechizo que su hermana utilizó en ella; y 2. Vengarse. ¿Qué tiene de malo una venganza inofensiva?

Siguieron el trayecto calle ascendente como lo indicaba la brújula. Cada vez que pasaban frente una boutique Lauren se detenía unos minutos admirando las maravillosas creaciones del mundo de la moda al otro lado de la vitrina. Su hermana rodaba los ojos y la tomaba del brazo, tirando de ella hasta seguir con su camino.

–Eres una aguafiestas –protestaba Lauren.

–Y tú una egocéntrica plástica.

–Cuida tu tono, jovencita.

–Entonces deja de distraerte con cada vestido que se te ponga enfrente.

La mayor estuvo a punto de replicar justo en el momento en que Lisette se detuvo manteniendo la vista fija en la brújula. Ya no indicada el norte, sino más bien el oeste. Volvió la vista a su derecha y resopló.

–Qué maldita suerte tienes.

Entró a la boutique que indicaba el instrumento mágico seguido de su hermana, quien tenía una enorme sonrisa en el rostro y actitud triunfal. Una vez dentro, las dos chicas dieron algunas vueltas por todo el lugar en busca de alguna pista. Estaba lleno de estanterías con zapatos, blusas, pantalones y vestidos. A un lado se encontraba una enorme caja de vidrio que presentaba todas las joyas de oro, planta y fantasía. En el centro los maniquíes posaban sus mejores galas. Los vestidores estaban al fondo en una fila y, al lado derecho había una mini sala. Si no estuviera lleno de cosas que en definitiva no le interesaban a Lisette, habría dicho que el lugar era realmente acogedor. Aunque para su hermana, sí lo era.

La brújula dejó de funcionar, la guardó en su bolso suponiendo que debían continuar solas. Luego de varios minutos frunció el entrecejo al ver que el lugar estaba completamente desierto. Su hermana también se percató en ello.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora