Capítulo 21

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El salón común se iluminó por todos los rincones. Tenía lámparas de techo, de pared, sobre las mesas y en las esquinas del suelo. Se adentraron más al lugar al tiempo que otras dos paredes se movían hacia los lados permitiéndoles el ingreso a los brujos y cazadores restantes. Parte de la opresión que Lisette sentía en el pecho desapareció cuando vio a Aiden entrar con su grupo. Sus miradas se encontraron, ella arqueó una ceja asegurándose de que nada le hubiese pasado, él hizo un asentimiento de cabeza como respuesta de que estaba bien. Ella sonrió, más tranquila. Otra oleada de tranquilidad la invadió cuando vio a Nathaniel junto a ellos y a Cassie entrar del lado contrario. No obstante, desapareció el sentimiento convirtiéndose en un desasosiego brutal. Buscó, buscó y buscó.

Se aglomeraron en el centro de la sala. Ella seguía pendiente de los movimientos ajenos, tenía la esperanza de encontrar a Daniel entre ellos, aunque bien sabía que no estaba. Los contó uno por uno, cinco habían desaparecido, uno de cada grupo.

–Luego del temblor, Timothy se había ido.

Contaron sus historias, su experiencia en el castillo en su búsqueda de incertidumbre. Phoenix contó lo sucedido en los jardines con lujo de detalle. Lisette le dirigió una mirada a Nathaniel, quien la observaba con determinación. Él le sonrió, estaba más tranquilo que en sus sueños, lo cual no la hizo sentir mejor. Por otro lado, Lindsay narró cómo después de cierta actuación se llevaron a Nastya. Tyrell tenía la mirada perdida, se negó a hablar incluso cuando Legend lo miraba exigiéndole su versión de la historia. El entrecejo de Lisette se frunció. Louisa relató su experiencia: estaban caminando por los pasillos como todos los demás, buscando el despacho de la Dama Gris cuando ocurrió lo inesperado. El temblor los arrebató de sus casillas, llenando la sala de un humo negro que los iba asfixiando al expandirse. Cuando se hubo disipado, Kristen se había ido.

El mismo inconveniente tuvo el grupo de Lauren, luego que la nube se dispersara Dominique no era más que un espejismo. La noticia del humo negro dejó los ojos de sus compañeros abiertos como platos, puesto que ninguno había pasado por el mismo pormenor. Cada quien dio sus propias palabras de aliento y dedicó gestos de apoyo. Entre sí se confortaban, debido a la necesidad del ser humano de querer estar bien por la eternidad.

Una voz femenina agridulce retumbó en el salón, sobresaltándolos. El consuelo que habían reunido se dio un fuerte golpe a sus pies. Lisette sospechaba de su identidad.

– ¡Bienvenidos, brujos y cazadores! –Anunció la voz–. Es un verdadero placer tenerlos reunidos en mis aposentos. Espero acepten mi invitación y disfruten de los deliciosos manjares que mis doncellas han preparado para ustedes.

En una mesa integrada al fondo de la estancia, platos, cazuelas y bandejas aparecieron llenas de comida. ¿Quién había pensado en comida horas atrás? Les llegó el aroma a estofado, a papas horneadas con mantequilla, pollo a la plancha, espagueti a la boloñesa y carbonara, chocolate caliente, café, leche, incluso se podía saborear el dulce del ron y el amargo del tequila, más la uva fermentada del vino que se observaban al centro de la mesa en sus respetivas botellas. Había pasteles de zanahoria, calabaza, queso, limón. Frutas de todo tipo, exóticas como la piña, kiwi, mango, coco; frescas como la fresa, manzana, naranja, sandía. Una cantidad indefinida de comida ocupó los rincones de la mesa, provocando el apetito de los invitados.

Bon appétit! –dijo la voz.

El ceño de Lisette seguía tan o más fruncido que antes. No podría confiar en la deliciosa comida que estaba ante sus ojos así estuviera muriéndose de hambre. Sus compañeros, en cambio, prefirieron arriesgarse; tomaron asiento en el comedor improvisado. Aun con desconfianza, cada uno tomó una servidora sirviéndose en los platos. El hambre era mucho más fuerte que su voluntad.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora