Capítulo 5

368 34 0
                                    

El cielo estaba despejado y oscuro, mostrando una reluciente luna en el centro. Eran aproximadamente las once de la noche. Pasaron ya seis horas desde que salieron del bar de Vince, así era como lo llamaban ahora. Llevaban una hora bebiendo. Toda la tarde había estado tranquila; disfrutaron del atardecer, contemplando en el cielo una mezcla de morado, amarillo y anaranjado. La conversación parecía nunca acabar y, para ambos, eso era genial.

La botella iba por la mitad. Un trago ella, otro trago él. La resistencia de ambos a estas alturas podría considerarse un enorme logro. Ambos se sentían ligeramente mareados, caminaban uno apoyándose del otro. Optaron por sentarse en una de las bancas del parque, en una zona completamente desolada, donde solo se podía observar a dos personas: un hombre y una mujer, con una botella de tequila, riéndose como locos. Era la imagen perfecta de dos seres que se comprenden mutuamente y entienden lo que el otro piensa sin siquiera decirlo. Normalmente se esperaría dicha unión entre Lisette y Allison, dos chicas que han sido inseparables desde el kínder. Allison lo sabía, Lisette lo sabía y Daniel lo sabía, aunque ninguno quisiera hablar al respecto, las cosas habían cambiado. Lisette aún no entendía el cambio repentino y la distancia surgida entre ella y su mejor amiga. No quería pensar en ello, sólo en lo bien que se la estaba pasando esa noche.

–No entiendo –dijo Dan, con un tono fuera del común.

– ¿Qué no entiendes?

–A ti. Lo que eres. Lo que haces –dio otro trago–. Actúas como una persona normal, dices que todo el mundo corre peligro, pero no lo parece ¿lo has notado? Nadie más parece reparar en que una mujer está a punto de hacernos desaparecer para siempre de la faz de la tierra. ¿Cuáles serían sus razones? ¿Cómo lo haría?

–Es una bruja, Dan. La más poderosa bruja. Para serte sincera, tampoco sé cómo afectará al mundo mortal, la situación no suena tan grave, ¿sabes?

–Claro que no. ¿Que una bruja se una a cazadores de brujas para matar a todas las brujas? Es cosa de locos.

Lisette se rió.

–Ya, en serio, Lizzie. ¿En serio crees que sea tan alarmante?

Lisette estaba a punto de responder cuando oyó el sonido de una flecha llegando hacia ellos.

– ¡cuidado! –gritó empujando a Dan al lado contrario.

La flecha fue a parar al tronco de un árbol. Lisette dirigió la vista, cautelosa, en dirección a donde había salido el arma.

– ¿Quién anda ahí? –estiró una de sus manos. No entendía muy bien por qué lo hacía, era como si estuviera preparando su arma: las manos, aunque pudiera hacer magia sin ellas–. ¡Aparece!

–Hey, Lis. Deberías calmarte, no ha sido nada. Estoy bien, mira –Dan se levantó y empezó a girar–. Toma, bebe.

–No. –La bruja había dejado la postura de mareada y la había cambiado por alerta–. Ojalá hubiese traído mi arco.

– ¿Para qué lo necesitas? Eres una bruja, ¿eso no es suficiente?

Una vez más, antes de que Lisette respondiera, otra flecha pasó entre ellos cortando impertinentemente la conversación. Ambos se sobresaltaron.

– ¿¡Quién eres!? –Lisette estaba furiosa, podría decirse que sus sentidos se habían intensificado gracias al alcohol y las pociones que había tomado en las últimas horas.

–Usa tu magia, amiga –dijo Dan en broma.

–Ya basta, Daniel.

Una figura masculina empezó a formarse de entre los árboles, caminaba hacia ellos, tomando cada vez el tamaño de una persona normal. En una mano llevaba un arco y en la espalda se notaba el final de las flechas.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora