Capítulo 7

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Los cazadores llegaron a la guarida una hora después. No era en realidad una "guarida", era un edificio grande de cinco pisos que años atrás había sido un lujoso hotel. El dueño de la propiedad se la vendió al jefe del consejo en cuanto le llegó la quiebra. Desde entonces era la sede de los cazadores en América del Norte. Cada habitación estaba muy bien equipada con todos los instrumentos necesarios para las batallas. Los últimos dos pisos eran los designados para las habitaciones de cada cazador. Algunos tenían la mala suerte de compartirla con dos o tres cazadores más. Era un tanto injusto, pues los cazadores más prestigiosos tenían una propia sin excepción.

Aiden se dirigió en cuanto pisó el vestíbulo a ver a su mejor amiga Phoenix. Llegó al quinto piso lo más normal que pudo comportarse. Llamó a la puerta de la alcoba número 216 y esperó. Como no hubo respuesta, volvió a llamar.

Phoenix, una chica de cabello moreno, más baja de Aiden por supuesto abrió la puerta. Iba despeinada y usaba un pijama de ositos. Cuando identificó a su amigo, las pupilas de sus ojos marrones se agrandaron. Dio un bostezo al mismo tiempo que le indicaba que pasara. Este entró sonriéndole con inocencia.

La habitación era digna de un hotel cinco estrellas de la época victoriana. Era bastante amplia. Tenía unos ventanales enormes con cortinas que llegaban casi al piso. La cama estaba en el centro, a simple vista se miraba cómoda y a cualquiera se le apetecería dormir unas cuantas horas en ella en medio de tantas almohadas. En cada rincón había una lámpara e incluso caía una en el centro del techo, iluminando toda la habitación en una cálida luz. La cazadora era una de esas personas importantes entre tantos cazadores, lo que quería decir que la habitación tan espaciosa y acogedora, era sólo para ella. Tenían suficiente privacidad para hablar.

– ¿Qué sucede? –preguntó Phoenix cerrando la puerta detrás de él.

–Tengo que hablar contigo.

–Eso ya lo sé. ¿Sobre qué?

–Eh...

La chica se sentó a un costado de la cama y palpó el otro lado de la misma para que Aiden se sentara. Él se acomodó a la par de ella y dejó ir un largo suspiro.

– ¡Wow! Eso debe ser grave –comentó Phoenix.

– ¿Por qué no fuiste a patrullar hoy?

Phoenix bajó la mirada.

–Yo... No pude.

Aiden la miró, esperando una respuesta más concreta.

–Siento que si voy a patrullar cometo una especie de traición contra... –guardó silencio, pensando si debía o no mencionar aquel nombre que había atormentado la vida de todos los cazadores desde su primer encuentro.

–Dimitri –la ayudó Aiden.

–Sí.

– ¿Has hablado con él?

Ella negó.

–No le permiten hablar conmigo y Legend tiene mi teléfono. Su hermana Alyssa siempre me contesta, dice que él está bien y que no hace más que entrenar. Hasta me ha dicho que está mejor sin mí. Creo que me odia.

–Nadie podría odiarte, Pho.

–Créeme, ellas sí.

Entonces Aiden lo pensó. Lo pensó muy bien. Analizó los pros y los contras. Se preguntó si Phoenix Ellsworth, una cazadora fuerte, inteligente y respetable que a sus insignificantes catorce años había demostrado de lo que era capaz y hasta más, lucharía en contra de sus ideales, su educación y su familia para tratar de salvar lo que Aiden quería salvar, la humanidad completa, mortales, cazadores, brujas y otras especies sobrenaturales con quienes no se relacionaban nunca porque esa era la labor de otros cazadores entrenados especialmente para luchar contra ellos, pero que de igual forma eran importantes para mantener la estabilidad del mundo. Esta era su guerra.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora