Capítulo 10

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Iban sobre la carretera hacia el sur de Londres, donde encontrarían la más grande encantada ciudad de Mayfies. Cassie y Lauren conocían el camino, pues no era su primera vez en la ciudad. Sin embargo, Richard, un brujo del consejo y amigo íntimo de Cassie, fue el encargado de ir por ellas al aeropuerto y llevarlas hasta allá.

Richard se sorprendió al ver que las Smith llevaban un acompañante no identificado. Cassie le explicó la situación. El brujo aceptó su presencia, no muy convencido. Podría ser peligroso tener un mortal entre sus calles.

La carretera estaba desierta, era el único auto sobre la misma. A los lados se encontraba un hábitat boscoso. Árboles y más árboles. Durante el trayecto, Cassie y Richard se pusieron al día sobre sus vidas. Lauren participaba en la conversación, ella también lo conocía. En cambio, Lisette y Daniel se limitaron a ver el paisaje sin ningún tipo de comunicación entre sí.

Mientras se iban acercando, la copa de un edificio del tamaño de La Sagrada Familia empezó a vislumbrarse de entre los árboles.

– ¡Miren! –se sobresaltó Lisette, emocionada por ver el primer edificio perteneciente a la ciudad.

–Es el edificio del consejo –explicó Richard–, y también el hotel de visitantes a la ciudad.

– ¿Nosotras estaremos en ese lugar?

Los tres brujos mayores asintieron. Lisette se incomodó, era extraño pensar que era la única que no conocía la ciudad, y por consiguiente, la única que se emocionaba tal cual niño a punto de recibir una paleta. De hecho, no era la única...

–Dan, ¿tú que ves? –Daniel estaba ocupado jugando en su celular. Cuando Lisette le habló, alzó la vista.

–Árboles.

– ¿No ves nada más?

Este negó. Lisette frunció el ceño. Si no era capaz de ver la ciudad, ¿cómo entraría? Para su consuelo, Richard le respondió sin necesidad de oír la pregunta.

–Ahora no la ve porque el hechizo funciona. En cuanto cruce la barrera, todo será visible ante sus ojos.

Ambos asintieron en sincronía. El edificio se hacía cada vez más grande a medida que llegaban a la entrada de la ciudad. Dan parecía perdido, preguntándose qué hacían a mitad del bosque. Dejó su celular a un lado, prefirió concentrarse en el trayecto como método de precaución.

–Tengo otra pregunta –habló Lisette–, ¿no se supone que cualquier mortal que intente llegar a la ciudad, no la encuentra?

–Así es –dijo Richard–. A menos que tenga la autorización de algún ciudadano.

– ¿Dan la tiene?

–Ahora sí.

Llegaron al final de camino. La ciudad estaba rodeada por una muralla. La entrada era idéntica a la de un castillo. Dos torres sostenían la puerta de madera, tres metros de altura y dos de ancho. El auto se detuvo al lado de la garita de seguridad.

– ¿Nombres? –dijo el guardia.

–Richard McGuire, Cassanda Smith, Lauren Smith, Lisette Smith y... –dio media vuelta en su asiento, preguntando con la mirada el nombre del invitado.

–Daniel Turner.

– ¿Daniel Turner? –Preguntó el guardia– No está en la lista.

–Es un invitado... especial –explicó Richard–. Tiene un permiso firmado por mí para entrar a la ciudad. Observe en su lista de invitados.

Cazadores vs BrujasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora