Parte 1

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La casa siempre estaba cálida, y esta mañana aun con dos cobijas desperté con frío. Quería seguir durmiendo. Pero al abrir los ojos y ver luz, me fue imposible. Solo di vueltas en la cama hasta que decidí pararme y tomar un baño para acabar de espabilarme.

Al volver al cuarto mi cama estaba perfectamente tendida, la ventana abierta y él, viendo a la nada. Esperándome.

Vivo con desconocidos. Algunos que se han vuelto familiares con el pasar de los meses. Sin embargo, esta mañana al ver a Dion se sintió diferente, ese hombre de piel dorada y ojos verdes, que pocas veces entraba en mi habitación, estaba sentado en el borde de la cama solo mirándome con tranquilidad y esa sonrisa cálida que siempre llevaba.

— Veo que despertaste temprano ¿qué tal dormiste? ¿te sientes bien? — preguntó amable.

Yo solo me apresuré a sacar ropa interior del cajón, aunque a él no pareció importarle que solo llevara la pijama encima, lo miré un poco y me dirigí al tocador. Él se quedó allí, observándome —Vamos, responde.

Me sorprendió que insistiera en que hablara, cada vez que llega alguien nuevo, intentaba entablar conversación. Significa que nuevas personas estaban esperando afuera.

— Vamos, ¿Qué te cuesta hablar?... Ya es hora de desayunar y tú también vas a salir — Yo asentí con la cabeza, mientras él suspiraba y negaba con una pequeña sonrisa ante mi necedad — Te espero afuera, no te tardes ¿sí? Hoy es algo especial — dijo cerrando la puerta tras de sí.

Mi habitación era la última en un pasillo largo con varias más, que llevaba directo a una sala con cocina y una gran mesa justo al centro de la habitación. Allí había por lo menos 4 personas que no había visto. Cuando mi compañero y yo entramos en la habitación, Lucas se unió a nosotros con una bebida caliente en la mano y nos invitó a sentarnos. Me acomodé a su lado y fue entonces cuando uno de los presentes empezó a hablar.

— ¿Cuál es tu nombre? — preguntó un joven de cabello ondulado y cejas pobladas, volviéndose hacia mí con entusiasmo —O tal vez, ¿tienes algún apodo que pueda usar para dirigirme a ti?— preguntó con una sonrisa radiante.

— ¡Ah, pero qué descortés de mi parte! — lo reprendió Dion tratando de calmarme —Primero, debemos presentarnos— continuó, sus ojos brillando con una chispa traviesa — Como recordarás, mi nombre es Dion, aunque algunos me llaman Baco— bromeó mientras guiñaba un ojo —Él es Danyel, aquel es Ashton, ya conoces al de la esquina, permíteme presentarte al de al lado...—

— Alex, un placer — interrumpió con una voz apacible un moreno claro y de cabello negro

— Sam — comentó un joven de cabello rizado, saludando con un gesto elegante que solía pasar mucho tiempo en casa.

— Kris — menciona un hombre castaño de piel bronceada que se estiró por leche

— Veo que comenzaron sin mí — expresó un caballero maduro de rasgos marcados, bajando las escaleras. El silencio se apoderó del lugar.

— ¡No, solo...! — exclamó un joven de piel nívea y cabello castaño — Mientras, hacíamos conversación hasta que llegaran...

— Descuida, no reclamo nada... de todas formas, Edwin no estará — susurró con un tono amistoso. Se sentó junto al joven que había hablado, casi frente a él, desviando su mirada de mi — Y... ¿Cuál era el tema de conversación?— preguntó al aire.

— Nos presentábamos con muestra invitada, tenía la esperanza de finalmente oír un nombre de su voz — dijo con calma mi acompañante.

— ¿Qué tal si nosotros le ofrecemos uno? — propuso un recién llegado. Baco y los demás presentes lo miraron con disgusto. Yo apreté los dientes y fruncí el ceño ante la sugerencia. El sujeto de cabello negro solo me observó de reojo, revelando su mirada de un azul profundo.

30 LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora