Parte 8

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— ¿Y qué planes tienen ustedes hoy? — preguntó Edwin, alzando una ceja y mirando a Baco con una sonrisa juguetona, como si ya supiera algo que yo no.

Baco dejó su taza de café sobre la mesa y se recostó en su silla con una tranquilidad calculada.

— Hoy será un día tranquilo, Sarah y yo íbamos a resolver unas cosas — dijo, aunque su tono dejaba ver que había algo más en esa respuesta. Edwin lo miró con un brillo travieso en los ojos.

— Ah, ya veo... "Resolver unas cosas", claro — respondió Edwin, dando énfasis en las palabras. Luego se giró hacia mí, su sonrisa no tan traviesa como de costumbre — Bueno, si necesitan ayuda o compañía, ya saben dónde encontrarme — añadió, guiñándome un ojo mientras tomaba su plato y se levantaba de la mesa.

Observé a Edwin mientras lavaba unos trastes, pero mi mente seguía atrapada en el comentario de Baco. "Resolver unas cosas". ¿A qué se refería exactamente? No tenía ni la menor idea, pero algo me decía que no sería tan simple como él quería que pareciera.

— No te preocupes, — dijo Baco, adivinando mis pensamientos sin que yo dijera nada — hoy va a ser un buen día. Solo... mantente cerca y todo estará bien.

Levanté la mirada hacia él, su sonrisa era tranquilizadora. Asentí lentamente, sin decir una palabra más, sintiendo que, aunque había muchas preguntas en el aire, hoy no era el día para obtener todas las respuestas.

— ¿Y entonces?

— Pues arriba hay una terraza — comenzó a explicar Baco, su tono calmado mientras recogía algunas cosas de la mesa —Principalmente hay plantas bonitas, vegetales... cosas. Ocupamos mover algunas cosas y tener todo arreglado.

Lo miré curiosa, preguntándome a dónde iba con todo aquello. Aun cuando parecía un comentario casual.

— Verás, donde estamos es algo así como la casa principal del pueblo, y aquí se celebran cuatro bailes importantes al año. Es decir...

— ...Cuatro de las ocho festividades más importantes del año, lo sé — lo interrumpí, recordando lo que había aprendido en algún momento, aunque no estaba segura de cómo.

Baco se detuvo un momento, mirándome con una leve sonrisa de aprobación.

— Bien... entonces, en unas semanas, se llevará a cabo el segundo baile — continuó, con una seriedad renovada — Y entenderás que todo debe ser perfecto.

— Perfecto — repetí en voz baja.

— Sí, perfecto — repitió Baco, mientras dejaba la taza vacía sobre la mesa y se levantaba lentamente. Su mirada se desvió por un instante hacia la ventana, donde se podía ver parte del jardín exterior, iluminado por la suave luz de la mañana — Lo entiendes, ¿verdad? Aquí todo tiene que estar en su lugar. No es solo un baile... es más que eso.

— ¿Más? — pregunto, con curiosidad y algo de inquietud en la voz.

— Mucho más — respondió, girando su cabeza para mirarme de nuevo — Para el pueblo, estos eventos son el eje de nuestra comunidad. Lo que ocurre en esos días define el ritmo del año, la manera en que las cosas... fluyen — dijo, con una ligera pausa.

Edwin, que hasta ahora había estado ocupado buscó llamar mi atención — Yo me la paso muy bien en este baile es con el que menos te estás muriendo de frío, también es un poco más elegante que los otros, pero terminados los rituales, se arma tremendo desvergue... — comentó algo risueño y despreocupado — Sí es el de los nobles, ¿no?

Baco asintió, pero su expresión no cambió.

— Sí, el de los nobles — confirmó, pero su tono era serio, casi solemne. — Y será mejor que empecemos a prepararnos. Será especial este año.

30 LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora