Parte 2

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Permanecí en mi lugar, recargando mi brazo en el respaldo de la silla analizando su pregunta.

Me di cuenta de que ni siquiera conozco su nombre, ¿qué haré?, ¿qué haré?...

— Me llamo Simón — dijo rápido — lo digo porque te vi como entrando en una crisis, lo último que quiero es ponerte incomoda.

— ¿Y tú porque no hablas? — pregunto simple — hasta donde entiendo, no lo haces porque no quieres o no más bien ¿no puedes? — conversaba mientras acomodaba el juego sobre la mesa — ... Disculpa si sientes que hablo por hablar, pero sé que tú no lo vas a hacer y para mí es un poco difícil no hablar, después de todo mi tía me educó para hacerlo... ¿Qué color quieres? — añadió refiriéndose a las piezas del juego, y señalé la pieza azul — en fin, ¡¿empezamos?! — dijo animado — no necesitas hablar si no quieres, solo mueve la cabeza para si o no.

Estaba muriendo de risa por su forma de expresarse, tan ¿motivada?

Pareció tomarlo bien, pues con más ánimos sí es eso posible, se dispuso a jugar conmigo.

El tiempo se fue más pronto de lo esperado. Diferente a lo que pensé, no fue difícil jugar sin mediar palabra, gracias al esfuerzo de Simón; compraba, rentaba, vendía y respondía con unos letreritos que dibujara para mí a la mitad de la primera vuelta. Me ganó tres de cinco, e íbamos a cambiar el juego por plastilina, de no ser que se cansó de estar sentado. De un momento a otro, se levantó y salió sin decir nada.

Cuando regresó, traía cargando una chamarra algo gruesa, una mochila con un contenido desconocido y un bolso vacío.

— Trae algo abrigador, por si llega a refrescar más en la tarde — pidió con entusiasmo y dejó su bolso en el marco de la puerta — tengo tarea de vacaciones, con la que quizá me puedas ayudar; pero necesitaremos más ayuda y para eso... iremos a visitar a mi novia

Bien por ti. El chico si me había agradado, pero no es para tanto; digo con Logan apenas y he salido de mi habitación, para que de repente alguien que acaba de presentarse, me quiera alejar del techo que me cubre para ayudar a hacer no sé qué junto a no sé quién. Pero no le podía decir eso obviamente, solo negué con la cabeza

— Anda, prometo que lo vas a pasar bien, enserio que sí, te lo super prometo — le señalé el bolso vacío que llevaba, preguntando con la mirada para qué era.

— Oh, claro. Es para ti, para que lleves lo que consideres necesario en caso de aburrimiento, para que guardes lo que te llame la atención en el camino y cosas así — se veía emocionado. Me entregó el bolso y fue junto a la puerta para esperar a que lo llenara.

Asumí que estaría bien con lo que traía puesto, pero nunca está demás llevar algo extra; tomo una cobija no tan estorbosa y la meto en la bolsa, seguido de mi cuaderno de dibujo y un lápiz. Lo volteo a ver indicándole que estoy lista.

— Bien, vamos arriba — me indicó, tomó su mochila y caminamos por el pasillo hasta el comedor — ya has salido de aquí ¿no? — pregunta mientras cruzamos para dar vuelta en la entrada paralela a la nuestra. Al pasar, veo el enorme espacio que ocupan las escaleras a mi derecha, así como la puerta hacia el exterior donde podía ver a Logan de espalda a nosotros. Simón se paró en frente tapando mi vista — y... subimos por aquí

No respondí de ningún modo a la pregunta de Simón, pues no estoy segura de siquiera haber visto las escaleras altas antes de hoy.

Estrechas, de metal y que nacían de la pared. Esta daba una vuelta y al subir, revelaba una gran pasillo, blanco y abierto al exterior.

Las escaleras seguían. Pero mi compañero de cabello un tanto largo, me tomó del brazo y corrió su mano hasta la mía, para que lo siguiera. Al avanzar me encuentro con un piso de adoquín y naturaleza espesa al fondo; aun poco por el pasillo hasta quedar al mismo nivel de la colina y me pidió que esperara ahí.

30 LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora