Ese día (Giancarlo)

214 14 0
                                    

Miro el teléfono mil veces pensando en si llamarla o no solo para inventarme una excusa y poder escuchar su voz. No quiero ser pesado, ni quiero estorbarla mientras trabaja, pero si no fuese una necesidad enorme no lo haría.

Thaisa entra a mi despacho. Ya la he dicho mil veces que toque antes de entrar, pero por lo visto nunca hace caso.
Camina hacia mí y me dedica una de esas largas sonrisas exageradas.

-Su padre pregunta si irá a cenar esta noche.-Me pregunta poniendo esa voz que ella llamaría...sensual. Pongo los ojos en blanco al recibir la noticia.

-Dile que ya tengo planes.-Murmuro sin importancia y finjo centrar mi atención en el ordenador.

-De acuerdo.-Camina de nuevo hacia la puerta pero se vuelve a parar. Vuelvo a mirarla.-Señor...

-¿Si, Thaisa?-Espero que no vuelva a disculparse por lo de Cherise.

-Siento mucho lo de mediodía.-Debí suponer que sí lo haría.

-No te preocupes, todo arreglado.-Sonrie satisfecha y sale de mi despacho.

A veces es un poco pesada, pero es buena niña.
Vuelvo a mirar el teléfono y me pregunto que estará haciendo Cherise.
Que rabia que las cámaras de su oficina no la enfoquen. Debí mandar a que pusieran una ahí.
Suspiro desesperado.

Esta mañana ha sido muy fuerte para mí. Alexander Lexter está jugando sucio, y sé que quiere encontrarme, y me encontrará. Me controlo por amor a Cherise, sigo llevando los negocios por pena a que su nombre quede mal ante todo Londres, y aunque me duela aceptarlo le tengo respeto como hombre que es y por comportarme como un gilipollas.

Se me hinchan las venas nada más recordar el moratón de su brazo. ¿Por qué no me lo dijo antes? ¿Por qué me lo ocultó? Podíamos haber evitado muchas cosas, todas las de esta mañana, por ejemplo. Espero que tenga claro que no me voy a quedar de brazos cruzados, aunque me lo pida de rodillas. Lexter está jugando con fuego, y se va a quemar.

Odio que Cherise se guarde las cosas. Necesito saber todo sobre ella para saber como actuar, para no perderla. Rio incrédulo.
Soy un puto egoísta. Hablo de secretos cuando todavía no he sido cien por cien sincero con ella. Temo su reacción.  Temo a como vaya a actuar cuando descubra que...

No...no... Eso no puede pasar. Además ya lo dejé claro. Rompí todos los vínculos. No lo podrá descubrir. No dejaré que lo haga.

Frustrado cojo el teléfono y la llamo. Solo escuchar su voz me tranquilizará. Da tres pitidos antes de contestar. Tres pitidos largos.

-¿Te he dicho lo mucho que me pones con solo escuchar vibrar mi telefono?-Sonrio satisfecho.

-Me gustaría escuchar halagos como este todos los días de mi vida.-Contesto.¿Soy el único que piensa que nos pertenecemos para siempre?
Escucho un pequeño silencio. Quizás un poco incómodo para ella.

-Sólo si te portas bien.-Vuelve a decir. Resoplo divertido.

-Bambina...ya me estoy comportando bien.-Murmuro tentador. Sé que el tono de mi voz tiene el mismo efecto que el de ella en mí. Necesito verla.-¿Quieres que baje a por ti?-Escucho un pequeño silencio.

-Es mejor que no. Mis compañeras de trabajo todavía están aquí.-Pongo los ojos en blanco ante su respuesta. Se ve que todavía no entiende de que va esto..-Me da igual...-Me relajo.-Vuelve a quedarse

¿Te Arriesgas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora