Contradicciones internas y segundo contacto.

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Muchas gracias a quienes leen esta historia. Ojalá más de ustedes dejaran algún comentario, porque me haría muy feliz leerlos. Espero que les siga gustando lo que escribo.


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El lunes por la mañana Kenma se extrañó al despertar sólo un minuto antes de que sonara la alarma de su celular. La apagó para evitar el ruido y se comenzó a incorporar con pereza, pero más rápido que de costumbre; estaba justo de tiempo.

Se cambió la pijama por el uniforme con el ceño fruncido, ¿por qué Kuroo no había ido esa mañana? Él siempre iba a despertarle y a buscarle quince minutos antes de su alarma. Cuando estuvo listo guardó en su mochila lo que había olvidado la noche anterior, sumando sus cargadores y la consola, y bajó algo apresurado las escaleras con el celular en la mano. No tenía ni siquiera un mensaje.

—Ah, Ken-chan —le llamó su madre. Kenma entró a la cocina y vio a sus padres desayunando—. Ven aquí, te hice unos emparedados además del almuerzo; están en el mesón.

—Gracias mamá —dijo él, sonriéndole un poco mientras guardaba la comida en su mochila—. Buenos días.

—Para ti también, aunque espero que no llegues con retraso. Por cierto, Tetsurou-kun pasó a agradecer por la comida de ayer hace más de media hora. Tan educado que es...—suspiró su madre con aprobación y Kenma le escuchó con mayor atención—. Ah, a lo que iba; no quiso despertarte porque aún era muy temprano y me dijo que te avisara que le tocaba estar a cargo del salón esta semana, por eso tuvo que irse antes.

Su ceño se frunció un poco al escuchar la excusa, pero exhaló suavemente y asintió con la cabeza. Kuroo tampoco tenía la obligación de irle a buscar y no era la primera vez que le tocaba estar a cargo de su salón, pero era desconcertante; ir juntos era casi una costumbre, parte de asistir a clases.

—Entiendo. Y gracias de nuevo. Nos vemos en la noche —se despidió, intentando sonreírles.

Sus padres también se despidieron de él y Kenma caminó al recibidor para ponerse los zapatos antes de salir de casa. Afuera le recibió el viento y se guardó las manos en los bolsillos mientras caminaba, encorvado como siempre, pero a paso más rápido de lo normal.

Durante todo el trayecto su cabeza estuvo llena de pensamientos contradictorios que empeoraron al verse enfrentado a un vagón de tren lleno de personas que empujaban e invadían su espacio personal. ¿Por qué Kuroo no le había despertado? Aunque fuera temprano, eso era mejor que ir solo, le molestaría mucho menos. Si estuviera con Kuroo él le cubriría del resto de las personas, como si creara una burbuja alrededor de ellos. Una burbuja de seguridad.

Kenma intentó soportar todo lo mejor posible, pero cuando bajó y tuvo que caminar más rápido que el tramo anterior por el poco tiempo que quedaba se sentía frustrado y molesto. Sabía que era egoísta culpar de todo a Kuroo, pero en primer lugar su amigo le había acostumbrado a esos cuidados; era injusto culparlo tanto como que él se los quitara de ese modo.

Casi llegando a la escuela, rodeado de más alumnos justos de tiempo, tuvo que abrir bastante los ojos por culpa de la sorpresa del descubrimiento. Kuroo no tenía que ir a buscarlo al igual que tampoco tenía que acompañarle en el trayecto ni cuidarle de los demás. Nada de eso era su obligación, pero lo hacía casi todos los días desde hacía ya año y medio. Durante su año y medio de preparatoria luego del año que habían pasado separados por culpa de la diferencia de grados. Podría jurar que en secundaria no le cuidaba tanto.

Año y medio en los que Kuroo hacía lo que los novios de los dramas malos que veía su mamá hacían por sus novias. Un año y medio. ¿Kuroo llevaba sintiendo por él algo más que amistad por al menos año y medio y él recién se detenía a pensar en ello? Todo había sido tan natural...su corazón se aceleró un poco, pero no del modo que le hacía ponerse nervioso. Era molesto, casi dolía. Era un sentimiento más parecido al que tenía cuando no encontraba sus consolas, su celular o no alcanzaba a comprar un videojuego nuevo luego de hacer una fila infinita.

¿Se puede aprender a querer? (KuroKen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora