Gatito que descubrió instintos posesivos

5.1K 383 789
                                    


Advertencia: Creo que está de más, pero...capítulo R-18.

______________________________________________________

—Uh, Kenma-san; eso es un poquito asqueroso —se quejó Lev.

Pero Kenma no le prestó atención. ¿Había escuchado bien? ¿Lev había dicho que él le gustaba? La idea de gustarle le repelió en seguida con una firmeza y desagrado que llegaron a sorprenderle. No había sentido lo mismo frente a la declaración de Kuroo. Aunque, luego de pensarlo mejor, le pareció lógico; a Kuroo lo conocía desde muy pequeño, mientras a Lev sólo lo conocía desde hacía poco más de seis meses.

Se sintió avergonzado, sí, pero cuando vio la mueca en el rostro de Lev, que miraba la comida que a él se le había caído por la sorpresa, esa ligera vergüenza fue superada por la incomodidad y la irritación.

—Y, ¿qué opina entonces, Kenma-san? —cuestionó Lev, ahora mirándole a los ojos con expresión impaciente.

¿Qué opinaba? Opinaba que aquello era incómodo, que no quería estar allí, que no entendía por qué debía pasar por ello. Que las manos de Lev, a pesar de ser frías, comenzaban a sudar. Kenma frunció el ceño y de un movimiento brusco soltó sus manos, preparado para exhalar una respuesta negativa con todas sus fuerzas, pero entonces notó que algo ahí no cuadraba.

Miró a Lev fijamente por unos segundos y, luego de dudar, se decidió a hablar.

—¿Por qué debería opinar algo? —cuestionó, haciendo énfasis en la penúltima palabra.

Lev pareció desconcertado.

—Bueno...porque eso fue lo que le pedí antes, ¿no? Que me diera una opinión —respondió Lev con obviedad.

Sí, eso le había pedido, pero no encajaba en el puzle mental de Kenma. Después de los mangas BL que había leído tenía una buena cantidad de información y los personajes nunca pedían una opinión luego de una declaración, sino una respuesta. Un o un no, o un yo también que dejara en claro si se correspondía o no a los sentimientos. Kenma frunció el ceño ante la confusión, aunque, después de todo, no era la primera vez en que él se sentía así de confuso sobre algo que tuviera que ver con Lev.

—¿No estarás usando una palabra equivocada? ¿Por qué debería dar yo una opinión sobre una desagradable declaración? —replicó Kenma—. ¿No habrás querido decir respuesta? Que, por cierto, es un rotundo a mí no —agregó al final.

Su tono había sonado ansioso y había hablado de modo bastante atropellado, pero se sentía tan incómodo que la urgencia por huir o aclarar la situación estaba ganando.

—Uh, ¡¿desagradable?! —exclamó Lev, haciendo una mueca muy parecida al puchero de un niño pequeño—. Qué cruel, y eso que practiqué tanto...

Kenma frunció aún más el ceño.

—La respuesta sigue siendo negativa.

Contra todo pronóstico, el puchero de Lev se transformó en una expresión de curiosidad.

—¿Por qué insiste en responder? No quiero eso, sino una opinión. Si parecía una verdadera declaración, si cree que con ella conseguiría una respuesta afirmativa, o si transmití bien mis sentimientos y usé correctamente las palabras —aclaró Lev.

Él se sintió incluso más incómodo; aquello no tenía sentido.

—Lev, uno no se declara a otra persona para saber si lo hizo bien o mal, sino...no sé, para decirle a esa persona que te gusta y saber si es correspondido, o para comenzar a salir —intentó explicarle.

¿Se puede aprender a querer? (KuroKen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora