Curiosidad, exámenes; applepi ataca

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Por primera vez en mucho tiempo Kenma se sentía completamente satisfecho de tarta de manzana. La tarta que había comido con Kuroo había estado muy buena, y aunque mientras volvían a casa él la había bajado un poco por la caminata, un par de horas después su madre había interrumpido la tarde de estudios con una tarta completa. Kuroo se había quedado y la habían comido entre los cuatro, junto a sus padres, pero Kenma aceptaba que él solo seguramente se había comido más de un tercio, sino la mitad.

La vuelta a casa y el estudio habían resultado tranquilos, sin demasiada incomodidad. Kuroo había cumplido con volver a su relación sólo amistosa después de salir de la cafetería y mientras le ayudaba con ejercicios de matemática y conceptos de ciencia Kenma se sintió bastante en paz. Era agradable sentir que todo era como antes, con horas de estar cómodamente junto al otro y con Kuroo haciendo bromas estúpidas o molestándole de vez en cuando. Él, claro, había fingido exasperación cada una de esas veces, pero las había disfrutado.

Esa noche pudo dormir bien, incluso de más. Al despertar cerca del mediodía no recordaba haber tenido ningún sueño y se sentía descansado. Vio una bandeja en su escritorio, pero primero se limitó a extender un brazo a la mesita de noche para tomar su celular y revisarlo. Tenía un mensaje nuevo de Kuroo y otro de su madre. Decidió leer el de ella primero.

Ken-chan, tu papá está en el trabajo y yo tuve que salir en mi día libre a casa de su hermano; él y su esposa debían ir a una boda y como a Keiko-chan no le gustan las multitudes me pidieron que la cuidara. Te dejé desayuno y también hay algunas cosas de comer en la nevera, pero por si acaso dejé dinero en la mesa para que compres lo que quieras. Volveremos en la tarde y llevaremos la cena.

Solo...bien, no le molestaba estar solo. Y él le tenía un poco de aprecio a su prima, incluso la había cuidado una vez; era tranquila, un poco introvertida y le gustaba muchísimo dibujar, por lo que él se había limitado a darle papel y lápices y ella casi no había hecho ruido en toda la tarde. Solían molestarle todos los niños, tan revoltosos y sucios y gritones, pero Keiko era bastante agradable para tener cinco años.

Dejó de pensar en ello y se levantó con pereza a mirar el contenido de la bandeja; unos sándwiches, jugo de naranja y el último pedazo de tarta que había quedado del día anterior. Se sentó en la silla del mismo escritorio para comenzar a comer distraídamente mientras miraba el celular en su mano libre. El mensaje de Kuroo había llegado hacía poco.

¡Hola! Tu madre me dijo que estabas solo, ¿quieres venir a almorzar y a estudiar? Tienes que estar listo para ese examen del lunes o me sentiré un mal tutor. Mis padres están en el trabajo y tenía pensado preparar omurice. Avísame pronto para poder comenzar.

No se demoró en toquetear la pantalla para responder afirmativamente; el omurice de Kuroo era bueno, incluso mejor que el de su mamá. Él aún podía recordar un fin de semana en que se habían quedado solos y que Kuroo le había dejado gastarse el dinero para comida en un videojuego; habían tenido que sobrevivir cocinando con los ingredientes de ambas casas y como a Kenma desde un comienzo le resultó mal por el miedo que le daba el aceite y porque se había hecho un corte en un dedo, Kuroo, armado con un libro de cocina de su mamá y teniendo doce años, había terminado cocinando un omurice algo deforme y con un feo dibujo hecho de kétchup encima que, a pesar de su mal aspecto, sabía aceptable.

Al final se la habían pasado comiendo omurice tres veces al día durante esos dos días, y con el tiempo Kuroo había mejorado mucho y había aprendido a cocinar más cosas según el gusto de ambos para ahorrar el dinero que les solían dejar cuando ambos quedaban solos. Ahorros que cuidaba Kuroo en una caja de zapatos en su armario para evitar que él se los gastara en una consola y que estaban destinados a ser gastados en algo incierto, pero para cuando ambos estuvieran en la Universidad.

¿Se puede aprender a querer? (KuroKen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora