Una noche desastrosamente perfecta

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Advertencia: Este capítulo es, principalmente, NSFW - Smut - R18. Si no te gusta este tipo de contenido, considérate advertido.

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CAPÍTULO 18

El apetito que había tenido antes desapareció de golpe. Comió un poco más, pero su ansiedad estuvo por las nubes el resto de la cena y no podía evitar concentrarse en cada gesto, movimiento y palabra de su madre. Kenma aceptaba para sí mismo, sin problemas, que estaba profundamente aterrado por primera vez en su vida. Nunca antes había sentido tanto miedo, ni siquiera en las noches en que se desvelaba, con diez años o menos, jugando videojuegos de terror con una clasificación no apta para su edad.

Si su madre sabía, ¿qué iba a hacer con esa información? ¿Le diría a su padre y a los de Kuroo? ¿Lo confrontaría con ella, oponiéndose a lo que hubiese entre ambos? Porque su expresión no había parecido para nada contenta, al contrario; la tristeza evidente en sus ojos le hizo sentir culpable. El temor que había tenido semanas atrás ante la idea de ser vistos juntos, con Kuroo actuando afectuoso en la calle cerca de sus casas, estaba materializándose con una intensidad que nunca imaginó. Y, sobre todo, con una velocidad que ni en sus peores pesadillas pudo prever. Apenas hace cinco días él y Kuroo habían comenzado a salir realmente y eso ya estaba pasando.

Pero ella, por el motivo que fuera, no dijo nada durante la cena. El resto ni siquiera pareció notar algo, aunque Kuroo sí le había insistido para que comiera un poco más y luego le había dirigido miradas discretas cada tanto, como si sospechara que no estaba del todo bien. Él no sabía si debía decirle sobre sus sospechas, incluso si estaba casi cien por ciento seguro de ellas. De hecho, se la pasó el viaje de regreso a casa pensando en ello, completamente hundido en uno de los asientos traseros del auto casi del mismo modo que estaba hundido en sus cavilaciones. Ni siquiera había sido del todo consciente del momento en que salieron del restaurante o cuando cada familia se subió a sus respectivos coches. Su madre se limitó a mirarle un par de veces a través del retrovisor, pero siguió sin decir nada.

El que logró llamar su atención al hablar fue su padre, mientras estacionaba el coche fuera de casa.

―Recuerda poner la alarma antes de dormirte, Kenma ―comentó, sacándole de su angustiante introversión.

Él se detuvo a la mitad del proceso de quitarse el cinturón de seguridad, un poco confundido. Terminó de hacerlo luego de unos segundos y al bajarse del auto vio que ellos no lo hacían, extrañándose más.

―¿Van a algún lugar? ―cuestionó, hablándole a través de la ventanilla medio bajada.

Su padre exhaló extensamente y su madre lo coreó con una risita.

―En serio, ¿dónde tienes la cabeza? Te dijimos un par de veces, durante la cena y en el camino, que debemos ir a un nomikai de la empresa de tu madre.

¿Una reunión para beber? Era normal que sus padres fueran juntos a esas cosas, pero a él no se le venía a la cabeza ninguna fecha especial. Sin embargo, luego de exprimir un poco su memoria, logró recordar que el día siguiente era veintitrés de noviembre y que había una celebración ligada al trabajo. Eso significaba reuniones para beber y día festivo, así que él tampoco tendría clases.

―Ah, vaya... ¿e irán en coche? ―inquirió, un poco preocupado por eso.

―Yo no beberé ―aclaró su padre―, después de todo, es reunión del trabajo de tu madre. Puedes cerrar todo y dormir tranquilo, seguramente llegaremos tarde.

Con eso Kenma se sintió un poco más tranquilo y asintió.

―Cuídense y pásenla bien ―añadió como despedida.

¿Se puede aprender a querer? (KuroKen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora