PROFUNDO

28 2 0
                                    

Empezar diciendo que este no va a ser como los otros textos, no voy a jugar con metáforas ni voy a nombrar a genios de la música o de la literatura, solo me puse a escribir para desahogarme. Puede que no sea el mejor e incluso no supere a los otros capítulos pero para mí es importante; puede que siempre haga lírica pero en cada rima siempre conté historias reales, hoy solo contaré la mía.

Crecí entre personas jóvenes que se convertían en adultos para hablar conmigo, sus palabras resonaban en mis oídos y jamás llegué a comprender su sentido, hoy en día ya tengo 18 años y aún no les encuentro la lógica a ninguno de aquellos suspiros. Los grandes siempre diciéndome que los sueños solo son mentiras que no llevan a ninguna parte, y mientras voy creciendo les enseño que los sueños sí pueden llegar a cumplirse si les pones de tu parte.

Cual niño pequeño me escribí en la frente la palabra "amor" con acuarelas transparentes que me prestaba mi corazón, he escalado por montañas de las cuales salí ganador pero jamás perdedor. Una explosión de sueños manchados con la ausencia de tus abrazos, papá; una brisa marina que se convierte en un fuerte temporal cuando pienso en lo que dirás... Una constelación que se empaña con el rojo de tu sangre al verme llorar por amar, el sentido del tacto que me gritó al oído que jamás la podré olvidar... Sol y luna, tierra y mar, somos dos polos opuestos que solo se saben pelear; "y yo te quiero" escribí en un alma que ya no sabe donde irá a parar.

Vidas que a causa de la muerte se quedan viudas, al igual que yo dejaré a la mía cuando cierre los ojos sumergido en un sueño eterno, en un descanso relajado, en la sinfonía del piano creada por tus suaves manos; antes de que eso pase escribo este fragmento de despedida para mi propia vida. Me despido con el amargo sabor de la victoria por saber que hay personas que no encontraron más que derrotas; piedras en un camino lleno de historias maravillosas, si lees esto acuérdate que para mi funeral no quiero rosas.

Son las turbulencias de la sencillez de tus pasos marcadas a un ritmo acelerado, un llanto de un niño pequeño en un cuerpo de un joven de 18 años, son sueños esclavizados y es el rehén que me acompaña en cada mañana para limpiarme las lágrimas de unos ojos apagados. Suena depresivo, como la sonrisa de un niño africano luchando por sobrevivir mientras trabaja siendo explotado para alimentar a su pequeño hermano. Cuerpos marcados a base de malos ratos, pero recuerda que las sonrisas son para usarlas en cualquier lado.

Hablaré de ti, amada, de las palabras olvidadas, de los pentagramas con notas que hoy en día aparecen borradas; hablaré de nuestros sueños y de nuestras desgracias, de querer una vida juntos donde el papel más importante nos lo juega la distancia. Joven esmeralda, debo comprender que mis poemas llevan tu nombre con una flor al lado que es blanca; te recuerdo cada mañana y antes de cerrar los ojos para apagar la vista y así encender el alma. Decirte que cuando quieras te convierto este texto en un RAP para enamorarte con mis sentimientos expresados a base de sinceras palabras.

Tú que viste mis ojos llorando por las noches, que me arropaste con tus brazos cuando el día estaba frío; a ti que no te importó buscarme con la compañía de mi madre para luego prometer cuidarme. Perdóname, ¿es eso lo que necesitas? ¿Qué te pida perdón por no escucharte? No me arrepiento de ninguna decisión que he tomado, pues con el paso del tiempo comprendí que he aprendido de mis propios pasos; y es que cuando nací el mundo ya estaba siendo destrozado, así que me tocó hacerme a mí mismo como persona para luchar por arreglarlo. Tal vez sea la forma en la que me miras, la manera en la que me acaricias o el choque de tus átomos con los míos cada vez que me abrazas; tal vez seas tú o tal vez sea yo, pero sé que aún podemos hacerlo mucho mejor.

Recuerdo cada insulto formulado de sus bocas, cada año en el que, poco a poco, más me escondía en mi propia esfera; el aliento del llanto derramado por mis mejillas, la ausencia de un padre que no conoce mis mayores pesadillas, y entre ellas las de perderle por mucho que me diga que siempre estará al lado mío toda mi vida. Papá, acompáñame ahora en esta lucha por encontrar mi realidad, porque soy un niño con sueños de cristal,  porque te quiero tanto que jamás he dejado de luchar; acompáñame por el camino de mi transexualidad, por mucho que no lo entiendas, que no lo compartas, que no lo comprendas... Tú solo agárrame de la mano confiando en mis pasos, confiando en tu hijo...; y acompáñame a ser feliz ayudándome a reconstruir mis sonrisas y un bello por venir donde consiga la fórmula bendita para conseguir de nuevo cada una de mis risas. Y sé que no soy el mejor hijo, pero solo te ruego que me escuches cuando te lo pido y lo necesito.

Comprendí a reflexionar con el corazón hundido y así aprendí que todo lo que me pasa tiene un sentido; y, papá, ahora que sé que lees mis textos solo quiero susurrarte al oído en este pequeño fragmento resumido que, por suerte o por desgracia, eres todo lo que he querido.

CAMPO DE BATALLAWhere stories live. Discover now