Soy yo, tan hecho de carne y hueso, como cualquier otro humano.
Soy ese chico al que le enseñaron a caer mil veces, pero fueron pocas de las que supe levantarme con éxito... Tan yo, en ocasiones sin sentimientos, en otras con el corazón en la mano y el alma rota... Tan capaz de escribir por mí, y otras veces por el resto de personas, por un nosotros, un tal vez, un puede ser... Soy tan puntos suspensivos que siempre intentan eliminarme dos para ponerme fin.
He salido de batallas sin casi sentir, sin saber que vencí, pero, ante todo, sin saber que perdía por no saber vivir. He escalado mil sueños y solo cumplí los que llevaban el nombre de "este no es para ti"; y fíjate, destino, estoy aquí.
Me puse a escribir para poder salvar mi vida mental, sin saber que lo de antes de hacer poesía no era vida. Siempre me arropé en una psicología que llevaba de terapia los brazos de mamá, si supieran lo que sufre ella al verme sufrir tal vez todo cambiaría... Me arrodillé para pedir disculpas y la respuesta fue la dura patada de un "no te perdono", y es que no había nada que perdonarme, yo no había fallado.
Me rebajé a un nivel violento, siendo acosador por un momento dejé de ser acosado, pero ni así alivié el dolor que llevaba en el pecho. Pido disculpas a las personas que he dañado, sin querer y queriendo; a mamá, por ser tan mal hijo en muchos momentos; también a mis amigos y amigas, por no saber sonreír cuando se merecían cada una de mis risas. Y es que soy humano, ¿saben? Tanto como Hitler, pero con la mente abierta.
Me dijeron que era un luchador, se nota que no te conocen a ti, mamá. Merece la pena nacer cada día y mirarme al espejo, (aún sin gustarme lo que veo), porque consigo amar hasta el mínimo e insignificante complejo. Tal vez sea esta la última foto que se vea de esta edad que tengo, ya que el tiempo pasa, y por mucho que pese ya conseguí hacerle frente. ¿Es una despedida? Puede, pero no hay mejor despedida que un nuevo capítulo en el libro de mi vida. Puedo decir que tengo y cumplo 17 años hasta que deje de aparentarlos, pero al ser un mero número, una simple etiqueta más, solo debo decir que no sé mi edad, ya que aún no le hice a mi mente un carnet de identidad.
Vivo en un mundo diverso, en una realidad dibujada con etiquetas, lo artificial mata y no se dan cuenta... Salgo a la calle y sigo sin sentirme seguro, si vieran las cicatrices que la vida dibujó en mi piel tal vez empezarían a no pisarme tan duro... Vivo en un mundo en donde se exige un respeto que no tenemos, tal vez por ello tú eres tan simples palabras y yo tu tan buen contraargumento.
Me han dibujado corazones sobre la frente, justamente en el lugar del tercer ojo, así aprendí a verme, pero también a verte. No había físico más bonito que la sonrisa de mamá al leerme o escucharme, y es que le debo tanto que ya perdí la cuenta de los pasos que ella ha caminado para bajarme una estrella fugaz de este cielo nublado.
Fui feliz en momentos, amigo de una soledad que me ayudó a encontrarme, y sin saber quién eres hoy escribo esto por si llegas a leerme. Lucha aunque cueste, porque merece la pena el cómo termina mucho más que el cómo empieza.
Yo también fui niño, también caí de una bicicleta, hice trastadas, me castigaron y me levantaron el castigo. También lloré por terceras personas, y terceras personas lloraron por mi culpa; yo también me enamoré, y lo sigo a día de hoy; también me hicieron daño, y también me sanaron. Yo también quise ser alguien importante (pero para ello, primero, tal vez deba importarme). También me quisieron, y aún me quieren; y también me odiaron, y aún me odian. A mí, igual que a vosotros, también me insultaron, y me halagaron. Yo también lloré, por eso hoy sonrío escribiendo esto; también hice daño, pero también sané.
Yo también soy una persona con complejos, virtudes, defectos, sentimientos, vivencias, buenos y malos momentos... Entonces, ¿qué diferencia hay entre vosotros y yo?
Gracias, mamá, por enseñarme a ser persona, sin más; y gracias a mi hermana pequeña, porque si sigo en la música es una gran parte a las veces que me preguntó, con admiración, "¿cómo cantas tan bien?" mientras la duchaba; Gracias a mis tías, tíos, primas, primos, por estar ahí sin tener que pedirlo. Gracias a mi cuñada por ir conmigo al fin del mundo, por protegerme y mostrarme siempre otros caminos distintos. Gracias a mi hermano, por enseñarme tanto en tan poco tiempo, como por ejemplo que hasta cuando parece imposible nada está perdido; y a mi hermana mayor, por aguantarme durante 10 años, aproximadamente, y enseñarme muchas de las cosas que no deben hacerse. Gracias también a mi padre, por aceptarme tal y como soy aún con sus creencias. Gracias, de corazón, a las personas que se cruzaron, cruzan y cruzarán por mi camino; a mis amigas y amigos, por no dejarme solo. Gracias también a Mili, por mostrarme la vida desde diversos puntos de vista. Gracias, de igual manera, a esa chica que se enamoró de mí sin importarle todo esto, y que a día de hoy sigue aquí, después de tanto tiempo.
En resumidas cuentas: gracias.
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CAMPO DE BATALLA
Non-FictionEl siguiente libro está formado por diferentes textos ordenados cronológicamente. Espero que te dejes llevar por las metáforas, por los sueños, por el ritmo, por la música que intento crear en tu mente con las palabras... Y es que es sencillo, n...