Capítulo 11: Belén.

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- Corre, corre, corre. - "¡eso es lo que más hago!" pensé. Tenía la respiración muy agitada y mi taquicardia bastante alta. No podía sentir mis piernas, no había corrido de esta forma desde hace mucho tiempo atrás. El bosque estaba repleto de rocas en el suelo, y el terreno estaba desnivelado, podría caerme en cualquier momento. Mi mirada era constantemente movida, para el frente, para el suelo, a mis espaldas, y a los costados. ¿En dónde estaba él? - Corre, como si no te pudiese atrapar, corre, como si no te pudiese dominar. Corre, para sentirte segura, corre, para sentirte con vida. Juro no hacerte daño, así que no cierres tu puño. No soy como un volcán que está activo, aunque puedo ser un poco agresivo. Yo puedo controlarte, y hacer que de todos te apartes - su voz retumbaba en todos lados con un dulce canto, me daba la impresión de que estaba en donde mirara - ¿Qué pasa? ¿Estás desorientada? De mí no podés estar escondida. ¿Acaso querés saber en dónde me encuentro? ¿En dónde estoy todo el tiempo? Yo vivo en tu cuerpo y mente, y no voy a irme aunque me digas "detente". Siempre viviré en ti, jamás podrás deshacerte de mí - seguía cantando. Me detuve por un momento, sentía su voz cada vez más y más cerca
- ¡Diego! ¿Por qué estás haciéndome esto? - grité interrumpiendo su poesía cantada, dando vueltas en mi lugar, sé que estaba por aquí cerca.
- ¡Porque es divertido! ¿Acaso mi espectadora favorita no está disfrutando del show? - Preguntó bajando el tono de voz.
- ¿En dónde estás? - al preguntarle esto, sentí que alguien tocaba mi hombro, me di vuelta, para verlo, pero vi a múltiples Diegos, formando un círculo, encerrándome en el medio
- ¡Boo! – dijo un Diego medio susurrando. Me caí de espaldas, todos los Diegos desaparecieron, escuché a alguien correr hacia donde estaba. Pensé que era un animal, o un asesino, no sé, pero sentía que era algo que quería matarme o hacerme daño. Y entonces apareció, él estaba al frente mío
- Sa-Santiago... - dije sorprendida, casi medio susurrando.
- Wow... Mírate Alexia, estás muy grande, ¿cuántos años tenés ya? - preguntó mirándome de arriba abajo, mojando sus labios con su lengua.
- Eso no es de tu incumbencia - contesté firme.
- Oh, claro que si lo es cariño... - me dijo con una voz algo seductora - Todo que tenga que ver con vos me incumbe, más de lo que crees - dijo echándose arriba mío.
- Tengo 14 años, Santiago. Y no te tengo más miedo - dije cortante, lo miré con rabia, él se rió y le pegué con mi cabeza en su nariz.
- Podrás huir, ¡pero nunca vas a poder escapar de mí! - gritó Santiago, dirigiendo su mano a su nariz ensangrentada, mientras yo corría, buscando alguna escapatoria, alguna salida. Salí a una calle, la ruta estaba desolada. Miré hacia todos lados, había un automóvil que al parecer había chocado con un mural, que parecía cubrir un granero... Esperen... Ese auto... Esta carretera... Ese mural... Inmediatamente se escucharon gritos provenientes del auto, era una hombre, y su timbre de voz era muy parecido a... ¿¿Papá?? Corrí lo más rápido que pude.
- ¡¡Ya voy papá!! ¡¡No te preocupes!! ¡¡Estoy yendo!! - intentaba gritar lo más claro posible mientras me dirigía rápidamente hacia el auto. Cuando llegué no estaban ni las valijas, ni Facundo, ni mamá, no estaba nadie, excepto papá. Abro la puerta del conductor, pongo mis manos sobre sus hombros, él gira la cabeza y abre los ojos
- Yo te dije que no ibas a poder escapar de mi - dijo rápidamente.
- ¡Santiago! - le di una abofeteada. Volví a correr, ¡mierda! Sí que estaba cansada.
- ¡No podrás ir muy lejos, Alexia! Yo siempre voy a estar con vos, tenelo en cuenta - dijo Diego, decidí ignorarlo, no sé en dónde estaba él pero yo seguía corriendo. A lo lejos pude notar que alguien estaba de espaldas, ¿mamá? Fui hasta ella, cuando llego le toco el hombro, y claro está que quien se da vuelta no es mi madre, sino que es nadie más ni nadie menos que Belén, mi hermana...
- B-Be-Belu... - dije cayéndome de espaldas al suelo, se me nubló la vista, un montón de lágrimas gruesas cayeron de mis ojos, recorriendo mis mejillas, hasta llegar a mi quijada y por fin caer en las hojas secas, no podía creerlo, después de tanto tiempo, la había vuelto a ver... - Yo-yo, no sé qué decir. T-te extrañé... T-te extraño demasiado... - dije lo más claro posible, tenía ese nudo en la garganta que no me dejaba ni respirar.
- Escúchame, hermanita - dijo poniéndose de cuclillas al frente mío - no hay tiempo para despedidas, ¿entendido? - hice un ruido con la boca afirmando y moviendo un poco la cabeza asintiendo - genial, necesito que me prestes mucha atención, tenemos poco tiempo. Quiero que vayas a mi cuarto. Debajo de mi cama hay un mosaico que se mueve, sácalo, dentro de él hay una caja de madera, en ella hay una libreta. Esta tiene muchas cosas que quiero que leas. Y quiero que revises cada cosa que hay, remeras, cajones, carpetas, pantalones, todo. ¿Si? Revisa cada cosa que hay en mi cuarto - asentí con la cabeza - hay varias cosas que nunca supe cómo decirte, tenías apenas 8 años...
- 7 casi 8 - le corregí.
- Lo siento, lo siento tanto. Yo no debí hacerlo, no debí... - dijo abrazándome mientras lloraba, podía sentir cada una de sus lágrimas en mi hombro. No podía consolarla, yo también estaba llorando. Las dos llorábamos.
- No te preocupes Belu... Entiendo... No sé por qué lo hiciste. Pero creo entender.
- Cuando vayas a casa lo entenderás.
- Te quiero...
- Yo más Cuchi - río mirando a la nada - ¿Te acordás? ¿Cuándo te decía así? - reí yo también.
- Si, me acuerdo - dije entre risas, las dos escuchamos como las hojas secas se quebraban en el piso, alguien se estaba aproximando.
- Tienes que irte.
- Pero, pero...
- Pero nada. No dejes de Diego te controle, ni que Santiago lo haga también. Sos fuerte Alexia, ¿me escuchaste? Sos fuerte. Ahora ve, anda, corre - la observé con la mirada perdida, le di un último abrazo, ella me lo correspondió, y me fui. Seguía corriendo, en busca de no sé qué mierda, pero seguía haciéndolo. Y de pronto, saltó Diego de un árbol con un bate en la mano y me golpeó. Desperté repentinamente en mi cama junto al sonido del despertador. Lo apagué y lloré... Como extrañaba a Belén, lo peor es que casi no tengo muchos recuerdos de ella. Odio eso. Pero sé muy bien que era una gran persona conmigo. La extraño...
¿Quién era Belén? Si no prestaron atención a sus primeras palabras, pues es mi hermana. Ella ahora tendría unos 23 años, así es, la mayor de los hermanos. Cuando ella tenía 16 y como habíamos mencionado antes, yo 7, por cumplir 8, de un día para el otro, desapareció. Mis padres me dijeron que se había ido de viaje, que se había escapado con una amiga que nosotros no conocíamos, y un montón de mentiras más, pero la única que me dijo la verdad fue mi abuela, Alicia. Recuerdo bien que cuando tenía 9 años le pregunté por Belén, si sabía cuándo iba a volver, o qué es lo que en realidad le había pasado, y ella me dijo, "nena, la vida a veces no es apta para todos", yo le pregunté qué significaba eso, a lo que respondió "ya cuando seas más grande lo vas a entender". Y fue a mis 12 años que lo entendí. Se había matado... Nunca supe por qué, nunca supe qué le pasaba. De hecho siempre la veía bien, con una sonrisa en su rostro como si fuera realmente feliz. Cuando lo hablé con mis padres, una de las pocas veces en las que podía hablar realmente con ellos, me dijeron que se había pegado un tiro en la cabeza, también me dijeron que su muerte les pareció muy trágica para a mí a tan corta edad, como para que me enterara, y la enterraron a espaldas mías.
Ese día en el que supe, me puse peor de lo que ya estaba. Al parecer todo estaba destinado para que yo la pase mal. Lo sentía tan así. Sentía que realmente alguien se estaba empeñado poniendo su mejor voluntad para que mis días no tengan ninguna sonrisa genuina.
Después de tantos recuerdos y un terrible sueño, tenía que levantarme para ir a clases, ya era miércoles. Mi estúpido e insoportable despertador sonó a las 7:05 am, para que a las 7:15 deje de llorar, y me prepare para volver al maldito infierno.

Llegamos a la puerta de mi Instituto.
- Ahora voy a ver si hay lugar en el Corazón de León, suerte en tu día - me dijo Alicia finalizando con un beso en mi mejilla.
- Gracias, suerte también - respondí devolviéndole el saludo.
Bajé del auto, y entré al maldito colegio. Al sentarme en mi banco correspondiente, otra vez, las cosas de Victoria no estaban en la silla de mi lado "mejor para a mi" pensé. La mañana se pasó extremadamente lenta, y eso que salía a las 12:00 pm. Materias aburridas con profesores amargados y aburridos. Me pasé toda la jornada pensando en aquel sueño... Aunque pensar me hacía doler más la cabeza, había despertado con una jaqueca terrible, y encima llorar no me ayudó en nada, sólo hizo que ahora tuviese los ojos hinchados y que me ardieran.

Nadie se dio cuenta de mi existencia, yo lo tomé a eso como algo bueno. Sólo una persona se dio cuenta de mi presencia en el colegio, ese alguien estuvo mirándome toda la maldita mañana, y no era nada menos y nadie más que Tobías. ¿¿Qué iba a buscar de mí?? En fin, sinceramente me molestó. Era esa mirada típica del típico chico egocéntrico que dice "voy a conquistarte". Lo odiaba.

Lo único malo fue las miradas se Tobías, de ahí en más, todo estaba relativamente bien.
Volví a casa caminando y llegué a las 12:15 pm, me sentía realmente cansada y deprimida. Estaba Alicia en la cocina, como siempre.
- Hola abue - le dije dándole un beso en su mejilla.
- Hola tesoro - dijo devolviéndome el saludo - hoy vamos a tu casa vieja a traer tus cosas, a las 4:00 pm salimos.
- Genial - le dije media sonriendo, me contestó con un guiño - Entonces... ¿Hay noticias?
- ¡Eso! Emm... - hizo una pausa - no hay lugar - suspiré fastidiosa, "no creo que vaya a soportar otro mes en ese colegio de mierda" pensé - pero me dijeron que vaya el mes que viene porque tienen que arreglar un par de temas y creen que ya para ese entonces lo van a tener arreglado - dijo rápidamente.
- ¿"Creen"? ¿¿"Creen"?? ¿¿Esto es en serio??
- Lo siento Ale, no es mi culpa.
- Lo sé... Yo... - di un gran suspiro de fastidio y enojo - Perdón... Es que, estoy cansada - "si, cansada de que todo me salga mal y que no me pase ni una buena" dije hacia mis adentros - Creo que voy a dormir... - le dije yéndome a mi habitación sin darle tiempo a contestar. Estaba dispuesta a tomar esa hermosa siesta, pero después me acordé que había un 99,9% de probabilidades de que Diego aparezca en mis sueños nuevamente, y eso, no me gustaba en lo absoluto. Ya demasiado con esta mañana.
Con mucho sueño y unas enormes ojeras tomé una ducha. Salí de esta, me cambié, me peiné y directo a acostarme, el sueño que tenía era increíble. Me conecté a WhatsApp, *22 mensajes de 2 conversaciones* "okeey, raro" pensé, abrí la aplicación y de todos esos mensajes 20 eran de Leyla, "okey, tranquila" pensé, y los otros 2 de Matías, al verlo sonreí por acto inconsciente, y al darme cuenta de esto me sonroje y después me di una abofeteada. Sí, me pegaba yo misma en ciertas circunstancias.

Primero abrí la conversación de Leyla, todos esos mensajes eran diciéndome lo mismo "Alex, conéctate." pero al final, había uno largo que decía "bueno, a ver, te explico. Voy a ser directa. Soñé con vos. O con tu cuerpo. ¡No! ¡No de esa forma! Tranquila. Aigh, no sé cómo explicarme. Mira, la cuestión fue que te encontré muerta, pero que vos te suicidabas, estabas colgada de la soga. Y no sé, cada vez que sueño con alguien que muere es por algo. No sé, estoy preocupada, por favor contéstame cuanto antes" Mierda, que sueños más fuerte... Bueno, pero creo que si yo le contara lo de ayer, ganaría por mil.
- ¡Hola Leyla! Em... Sí, estoy bien... O bueno, ya sabés... Tranquila. Igual gracias por preocuparte. (:
- ¡Alexia por el amor a los animales! Estaba realmente preocupada. ¿¿Segura que estás bien?? ¿¿No querés que vaya a la casa de tu abuela así te hago compañía??
- ¿"Por el amor a los animales"? Jajaja.
- Si bueno... No soy creyente de Dios.
- Jajaja, lo entiendo, lo entiendo. Em, no sé, no creo que haya tiempo, a las 4:00 pm salgo para mi antigua casa, así que creo que va a tener que posponerse para otro día. Lo siento...
- ¡Ai Alexia! No te disculpes. Entiendo perfectamente. Mucha suerte para cuando vayas.
- Gracias, Leyla. (:
- No agradezcas. Hey creo que me voy a ir a dormir, estoy que muero de sueño. Adiós, xoxo - "si tan sólo yo pudiera irme a dormir así de fácil..." pensé.
- Está bien, dormí bien, dulces sueños.
- Muchas gracias, después hablamos - ahí se desconectó, pero yo decidí mandarle un mensaje de todos modos.
- Después hablamos. - bien... ¿Y ahora qué? ¡Matías! Cierto, me había olvidado.
El primer mensaje decía "Hola Alexia. ¿Cómo has estado?" y el último "Necesito que hablemos de algo, ¿podemos juntarnos ésta tarde? Respóndeme cuando antes, por favor. Gracias." ¿Matías quería juntarse? ¿De qué quería hablar? Este chico es raramente misterioso... Pero tengo que admitir que, yo amo todo lo fuera de común y el misterio. Y combinados en una persona extremadamente hermosa, ni hablar. No, no, no estaba enamorada de él, no, no, y no. Pero, si admito que es hermoso y... Aigh no sé, creo que Matías me gusta.

Más allá del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora