Capítulo 22: "¿Estás bien?".

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Nota: ¡¡Tengo que disculparme por no haber actualizado en muchísimo tiempo!! No voy a presentarles ningún tipo de excusa, sólo les pido que me tengan un poquito de paciencia. Voy a tratar de actualizar lo más que pueda de ahora en adelante, pero no les prometo nada. ¡¡Gracias por todo!! xoxo.

~o~

Con el sólo saber que mañana tengo que volver al colegio, me agobiaba, realmente no quería volver, pero después recordé que con Alicia tenemos un asunto pendiente: Cambiarme de colegio, "¡Cierto! ¡Lo había olvidado por completo! Idiota" dije riéndome de mí misma, entonces esperé con ansias a mi abuela, además porque moría de hambre y no sabía ni prepararme una ensalada, sip, así de inútil soy en cuanto a la cocina. Si quería vengarme de Tobías tendría que ser el último día al que vaya a ese colegio, así no iba a verle más la cara y todo el cuento. Lo tenía todo bien planeado, había una posibilidad entre un millón de que fracasara, así de confiada estaba, es que, lo tenía todo, no podía fallar...
Pasaron aproximadamente 10 minutos y ella llegó, le abrí la puerta con nervios y entusiasmo a la vez, los nervios eran porque no quería que se diera cuenta de mis heridas, y el entusiasmo era por cambiarme al colegio al que iba Leyla. Había ido de compras así que ayudé a bajar todas las bolsas y ponerlas en su lugar, hizo de comer, yo preparé la mesa, en el transcurso hablamos, pero nada importante. Al sentarnos a comer, mi abuela me sirvió primero a mí, y después a ella, los fideos se veían deliciosos.
- Entonces, ¿cómo va el tema de cambiarme de colegio? – pregunté alzando mis dos cejas.
- Mm, ¡eso! – Dijo tragando - ¿vos cuándo te querés cambiar?
- Lo antes posible.
- Está bien, maña voy a averiguar cuándo podés empezar ahí, tenemos que comprarte el uniforme todavía.
- Cierto – dije entre risas.
- Entonces... ¿por qué te querés cambiar?
- Abue, no creo que sea momento para hablarlo.
- Pero decime, ¿te hacen bullying? ¿O algo por el estilo? Decime así voy a hablar con los directivos – dijo esto último con un tono de voz y cara seria, me dio cierto miedo, no quería que fuera a hablar.
- ¡No!
- ¿No, qué?
- No me hacen bullying – dije tragando saliva con dificultad – sólo, siento que no pertenezco a ese grupo, simplemente no tengo amigos ahí.
- Pero, ¿qué pasó con Florencia?
- Diagh, no me hablés.
- ¿Qué pasó con ella?
- Me traicionó, no importa.
- Sí que importa.
- Bueno, quizás, pero no ahora.
- Está bien... - nos quedamos en silencio un par de minutos, con el televisor de fondo y comiendo - ¿cómo estás? Y quiero la verdad, sino no me respondas, si vos querés te puedo llevar a un psicólogo... - puso su cara de preocupada, y no se imaginan como me partía el corazón que esté así, era lo peor.
- Conviviendo... No es fácil, abuela, no lo es. No te voy a mentir con un "estoy bien" porque siento que no te lo mereces, no merecés que te mienta de esa manera. Y si, la verdad es que no estoy bien, no es un momento sencillo, algo que se supere de la noche a la mañana, esto requiere de tiempo, y no sé cuánto, sólo sé que necesito un buen tiempo. Todavía no proceso la idea de que ellos estén... muertos – dije esa palabra con dolor, sinceramente no lo soportaba, era mucho para a mí – No, no estoy bien. Y es por eso que me quiero ir de ese colegio, porque lo que menos necesito ahora es rodearme de gente tóxica, gente que sólo me generan sentimientos negativos, no quiero y tampoco debo. Necesito gente nueva en mi vida, hacer algunos cambios, renovarme.
- Lo entiendo...
- Pero te tengo a vos, abuela, te tengo a vos – dije agarrándola de la mano, dejando salir un par de lágrimas, ella tragó saliva con fuerza, frunció el ceño y no dejaba salir sus lágrimas por ningún motivo - ¿Pasa algo? – dije preocupada, demasiado.
- No, no pasa nada... - se apresuró en decir - Estoy bien. Sólo me emocionó lo que dijiste.
- ¿Segura que es sólo eso?
- Muy segura.
- Está bien, te creo...
- ¿Te gusta la comida?
- ¡Si! ¡Perdón por no haberlo mencionado antes! Está riquísima.
- Me alegro – sonrió.
[...]
- Hola vos.
- Hola, Alex.
- Hey, ¿todo bien?
- Si, yo sólo... Diagh, no importa.
- No, Leyla.
- No, ¿qué?
- Estoy yendo para tu casa, vamos a hablar.
- No, no necesario.
- Sí que lo es. ¿Estás ocupada?
- No...
- Estoy en la puerta de mi casa, en 5 estoy. Esperame afuera. Beso - Al llegar ella estaba esperandomé en la puerta, justo como le dije, nos saludamos con un abrazo, ninguna palabra, sólo un abrazo, pero me transmitió cómo se sentía, me transmitió esa tristeza acumulada y reprimida, ese sentimiento de agobio y cansancio, la entendía, y yo le respondí "tranquila, tarde o temprano las cosas dejan de importar, o dejan de doler", pero sin decirlo, solo abrazandola, y no sé si lo entendió o qué, pero cuando lo hice asintió con la cabeza, dejando escapar algunas lágrimas. Yo, por lo tanto, estaba partida, me ponía muy mal verla así... Al cabo de aproximadamente 5 minutos, nuestros cuerpos dejaron de tocarse.
- ¿Pasamos o vamos a dar vueltas? - preguntó con una vocecilla dulce.
- Como vos te sientas más cómoda.
- Pasá - dijo después de abrir la puerta.
- Está bien, permiso - Al llegar a su cuarto nos sentamos en la cama, y ella sin necesidad de yo decirle algo, empezó: Había tenido una discusión con Ana porque estaba celosa de mí.
- Odio pelear con ella, cuando lo hago me siento vacía, demasiado triste, no puedo evitar pensar lo peor después de la discusión, y eso es lo peor. Cada vez que peleamos siento como a medida que pasa el tiempo nos vamos separando... Y lo que menos quiero ahora, es terminar con ella - me confesó - Y ahora es cuando se me junta todo y siendo que no puedo más, que no tengo más ganas de seguir... - a falta de palabras, la abracé, la abracé muy fuerte, al separamos la miré, puse mis manos en sus mejillas y sequé con cuidado sus lágrimas.
- Sé que ahora mismo es algo difícil de creer, pero ya va a pasar. Y si, quizás terminen, Leyla - dije esto y bajó la cabeza - quizás ella no es el amor de tu vida, quizás sólo sea un amor temporal, eso vas a tener que saberlo. La gran mayoría de personas que van a pasar en tu vida son temporales, no te acostumbres a nada ni a nadie, todo y todos se van, tarde o temprano. Y quizás no sea el momento en el que terminen, quizás sólo sea una pelea, y quizás para mañana todo haya pasado. Lo único seguro, es que no por eso tenés que pensar en lo que puede llegar a pasar, no te tortures de esa forma. Sólo, distraete... ¿si? - afirmó con la cabeza, pero seguía mirando hacia abajo - y si termina con vos por eso es tremenda pelotuda, no sé, digo - dije en un tono gracioso para que se riera un poco, y lo conseguí, entre lágrimas, su sonrisa resurgió, lo que me hizo pensar en muchas metáforas.
- Llegaste a tiempo... Gracias, estaba por perder la cabeza.
- ¿Qué estabas por hacer?
- Le estaba por golpear a la pared. Cuando me pongo triste, inmediatamente me enojo conmigo misma por permitirle a los demás tener ese efecto en mí, y empiezo a actuar como loca, o rompo cosas, o me rompo a mí...
- ¿Y por qué lo hacés?
- Esto es gracias a mi padre. Creo.
- ¿Qué hizo?
- Él golpeaba a mi madre, y también me golpeaba a mí, Matías era la única persona a la cual "quería" - hizo comillas con sus dedos - pero en realidad sólo quería que mi hermano fuera igual a él... Por suerte no lo consiguió... Y bueno, soy fiel a la idea de que a un violento se lo cría con violencia. Y lamentablemente aprendí de "mi padre" - dijo esto haciendo comillas en el aire con sus dedos, revoleando los ojos, e inmediatamente estos se llenaron de lágrimas - Mamá un día se decidió y lo denunció, se fue del país para no ir a prisión, vaya a saber Dios donde carajo está... - apretó la mandíbula, cerró los ojos con dolor y se mordió los labios - Lo odio – su voz se quebró, denotando dolor, mucho dolor - Alex, lo odio con toda mi vida. Lo odio porque afectó a toda mi familia, lo odio por haberme convertido en esto – expresó con algo de enojo, arrugando la nariz, frunciendo el ceño y levantando el labio superior - lo odio y siempre voy a odiarlo - sus lágrimas caían como si sus ojos fueran el cielo, y de una fuerte tormenta se tratara, llovía, llovía muy fuerte, con desconsuelo, y no podía hacer nada para calmarla, por lo que decidí abrazar a la tormenta con cariño, era lo que más necesitaba ahora, un poco de ternura, un poco de afecto.

Más allá del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora