- Te tengo una muy buena noticia - dije tranquila cuando terminé de abrazarla - O por lo menos eso creo...
- Decimelá ya, por favor, no aguanto más. Estoy muy mal, en todo sentido...
- Me di cuenta... Y nop, adviná vos - dije alzando mis cejas.
- No, Alex, dale, decime - expresó con fastidio.
- Nop - dije con tono de niña dulce.
- Diagh. Te odio. A ver, no sé, em... Se murió.
- ¿Quién? - dije algo exaltada.
- Mi padre - sonrió.
- Ai, ¡Leyla! - reí.
- ¿Qué? - ella rió también.
- Sos una tarada - le golpee suavemente en su hombro.
- Auch.
- Si te dolió eso, te declaro la chica más sensible del mundo. Te golpee demasiado despacio, no te quejes. Podría haberlo hecho peor, y lo sabés.
- Era broma - reímos.
- Bueno, te lo digo yo - traté de imitar lo mejor que pude al sonido de redobles de tambores - Me cambio - hice una pausa, y sus ojos se iluminaron, dejó de llover, y el sol se dejó ver.
- ¡¡Te cambiás a mi colegio!!
- Sep, justamente eso - me abrazó con emoción, al igual que yo.
- Y, y, y, ¿cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¡Todavía te tenés que comprar el uniforme! ¿O ya lo tenés? Te vas a sentar a mi lado, no me importa nada. Por más que suene demasiado paki de mi parte, hay chicos que están extremadamente buenos, te juro, no dan más, hasta a mí se me cae la baba. Te va a encantar mi curso, o quizás no... Hay un par de personas que no son muy buena onda pero...
- Hey, hey, tranquila - la interrumpí tratando de calmarla, poniendo mis manos sobre sus hombros y mirandola fijamente - primeramente porque te va a hacer mal estos cambios repentinos de humor - reímos las dos.
- Está bien, está bien... Pero es que, ¡Ai! - me abrazó de nuevo - ¡No puedo creerlo! ¡Me hiciste el año!
- ¿Qué acabo de decirte? - puse cara seria.
- Ya, perdón - reímos de nuevo.
- Y segundo porque no sé qué mierda es paki - aclaré bastante seria, pero en juego.
- "Paki" es el término que usamos nosotras, las "lesbianas", que por cierto odio esa puta etiqueta, para referirnos a las hetero, en otros países le dicen "buga", si mi memoria no me falla, es como un código. Tenemos más palabras así, pero como son muchas me da paja - enarqué una ceja a modo de respuesta - ¿Qué? Ai, si querés saberlas buscalas.
- Está bien... Malhumorada... - dije esto último en tono bajo, con intención de que no me escuchara, pero si lo hizo.
- ¿Ajá? Qué quedará de vos, entonces.
- Enana de mierda - revolee los ojos.
- Mirá la concha de tu madre, seré enana, pero...
- ¿Pero?
- ...
- Eso pensé.
- Creo que seríamos buenas actrices.
- Quizás - le sonreí y después reímos las dos.
- En fin, ¿por qué querías cambiarte de colegio?
- Quiero - dije corrigiendolé.
- Bueno, ¿Por qué querés cambiarte?
- Ahora si - reí - Aigh... Es una larga historia...
- Decime, pelotuda.
- Ai, bueno - Le conté cómo había sido todo, le dije la charla con mi abuela y de lo mal que lo paso en ese colegio. Le conté sobre Florencia y Tobías, lo mal que me hicieron y de su traición. Obvié por completo el tema de la venganza hacia él, por ahora quería que fuera un secreto. Ya saben "mientras menos personas sepan, más efectividad".
- ¡Que hijos de re mil puta! Ai boluda, ¡Hasta yo quedé indignada! Ese pibe es tremendo idiota, dejarte a vos de esa manera para ir con esa zorrita ¡Ja! Da pena ajena.
- Si... Igual en parte lo entiendo. Onda, yo no tengo nada que dar, no tengo plata, no soy linda, no tengo un buen físico, no soy popular... Sólo tengo cariño, y las personas de ahora, cariño es lo que menos buscan. Y Florencia, es, simplemente hermosa, rubia, ojos verdes, tiene tremendo cuerpazo, tiene una voz dulce, es femenina, tiene plata, ahora es popular... No lo culpo por haberla preferido a ella - Leyla me miró con muy mala cara - ¿Qué pasa?
- ¿En serio vas a dejar que ellos definan lo que sos?
- ¿Qué? ¿Acaso vos no dejaste que te digan lo que sos?
- Que ellos digan lo que quieran, yo sé bien quién soy, cómo soy, cómo no soy y todo el tema. Ellos son sólo terceros que nada más saben mi nombre, y si es que se lo acuerdan. No saben por lo que pasé, o por lo que paso. No están nunca conmigo. No saben nada de mí.
- Ya basta por favor... Esto sólo me hace sentir más culpable.
- ¡Hey! No lo sos. Tan sólo eras una niña. No eras consciente de lo que podría pasarte... Ahora sólo queda trabajarlo. Luchar por tu autoestima y tu felicidad.
- Vos también.
- ¿Yo también?
- Si. Leyla, a mí no me engañás con esa sonrisa fingida. Quizás si engañes a otros, pero a mí no...
- Ya lo sé - me dijo sonriendo.
- ¿Entonces por qué te esforzás en mentirme?
- Sólo es costumbre decir que estoy bien.
- Entiendo... - Nos quedamos un rato en silencio... Incómodo... Estaba tratando de buscar tema de conversación, se volvía cada vez más incómodo - ¿Y cuándo te diste cuenta que te gustan las chicas?
- Dale - me dijo mirandomé con cara de que la pregunta la había sorprendido.
- ¿Qué? - reí nerviosa.
- Vos sabés.
- ¿Yo sé qué? - cada vez me ponía más nerviosa "¿sabrá de mi confusión? Que quizás no es tan confusión... Ai, Alexia, basta, vos no podes ser así" pensé entrando en una discusión conmigo misma. la verdad es que cuanto más lo pienso, menos me gusta la idea de que me puedan gustar las chicas... Y es todo un dilema, es un infierno no poder aceptar una simple confusión, dejarme explorar, dejarme decidir. Sólo me quedo en mi casilla de lo que se supone que debo ser y ya, sólo eso.
- Nada - dijo arrepentida - La verdad es que no sé en qué momento me di cuenta, sólo sé que un abrir y cerrar de ojos estaba besando a Ana.
- Ajá... - dije riendo, y esta vez calmada.
- Lo sé ¡Muy raro!
- Demasiado - reímos las dos - ¿Cómo me di cuenta de mi homosexualidad? Grandes historias. Leyla Jaime - dije tratando de imitar la voz de una locutora.
- Historias gigantes - reímos más.
- No tenés destino, Leyla.
- Em, no - reímos aún más
- Ai señor...
- Señora.
- ¿Ves a lo que me refiero? - Volvimos a reír.
- Soy una dulzura, je - reí negando con la cabeza.
- Eu, ¿Y Matías?
- Te voy a ser directa, ¿Qué te pasa con mi hermano?
- Emm... Naditas- dije apretando los labios y mirando de lado a lado.
- Dale, boluda.
- Hay algo, pero no sé... Es como que me gusta mucho, pero me acuerdo que es tu hermano y se me pasa.
- Ai, ¿por qué?
- No sé, sería muy raro y no quiero.
- Tranqui, yo te doy mi aprobación.
- ¿S-segura? - dije titubeando.
- Si, tonta.
- ¿Lo pensaste bien?
- Si.
- ¿Estás totalmente de acuerdo?
- ¡Si!
- ¿Segura?
- Si.
- ¿Segura segura?
- Sii.
- ¿Segura segura segura?
- ¡Si, idiota! ¡Basta!
- ¡Ai! Te quiero - expresé con felicidad, le di un beso en su mejilla y la abracé.
- Si, lo sé, lo sé, soy un amor. Ahora quitate que me hace calor - me alejó con asco.
- Auch.
- ¿Qué?
- En los feelings.
- ¿Tenés?
- ¡Auch!
- Te quiero, idiota - rió.
- No, salí de acá - dije levantandomé de la cama, y caminé en dirección a la puerta.
- No, vení - me agarró de la mano, y un cosquilleo me recorrió desde mi mano hasta al brazo, y después se repartió en todo mi cuerpo. Me di vuelta y miré nuestras manos entrelazadas, se veían tan lindas juntas. Y en ese momento, en ese preciso instante, el reloj dejó de hacer tic-tac, el mundo se detuvo, nuestros cuerpos dejaron de moverse, el tiempo se había congelado, pero nuestros corazones seguían latiendo, y el mío latía con mucha fuerza, haciendome sentir un sinfín de sensaciones y emociones. No sé con exactitud cuánto tiempo habrá pasado, pero para a mí fueron horas, o quizás una eternidad, en ese momento, nos hicimos inmortales, creando nuestra propia inmortalidad, nuestra pequeña inmortalidad. Nos miramos, y con ellas nos decíamos un montón de cosas tiernas, endulzando nuestros corazones.
- Dame una razón para quedarme.
- Simplemente porque quiero.
- Por ahora me conformo con eso - ella se paró, se puso en frente mío, muy pegada, sin dejar de tomarme de la mano, se puso en puntas de pie, y me abrazó, yo le correspondí el abrazo, y nos quedamos de nuevo ahí, tratando de desafiar las leyes del tiempo y el espacio, tratando de congelar el reloj otra vez, haciendo de segundos, horas, y de minutos, eternidades. Creando nuestra pequeña eternidad... Haciendonós inmortales.
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Más allá del dolor.
Fiksi RemajaA lo largo de mi vida tuve que transitar demasiadas cosas verdaderamente dolorosas, pero siempre mantuve la esperanza de que algún día todo mejore, y justo cuando empezaba a creer que ese momento llegó, me vi enfrentada en una horrible situación: ha...