Capítulo 24: ¿Cofundida con Tobías?

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El lunes por la mañana no fue más que otro mal rato, siempre igual. Las mismas burlas, las mismas caras, voces, materias... A veces me sentía como si estuviera atrapada en el mismo puto día.

Al llegar a casa me sentía exhausta, sólo tenía ganas de dormir toda la vida. El recuerdo de mis padres y hermano llenos de sangre me invadió por completo, realmente era mi culpa... Y no sentía más que eso, culpa. Me sentía como la peor persona que pisa este maldito planeta... No podía con tanto... Un océano de horribles sentimientos se apoderaron de mí... Fui al baño, y me lavé la cara, tenía que despejarme. Alicia había ido a hacer un par de cosas, por lo tanto estaba sola en casa. No había comido nada y me rehusaba a hacerlo. Me acorruque en un rincón, lloraba, lloraba demasiado. Y fue ahí cuando todo se fue más al carajo: Me paré, estaba temblando, fui hasta mi cuarto, agarré mi mochila, saqué mi cartuchera, y agarré el sacapuntas. Lo desarmé, el tornillo por un lado, la parte plástica por el otro, y la pequeña, pero no tan inofensiva, cuchilla, en mi mano, y fui al baño aun temblando. Me arremangue el brazo izquierdo, puse la cuchilla en mi piel, sentía lo fría que esta estaba, mis lágrimas no dejaban verme con claridad las cosas, era todo borroso y nublado, apliqué fuerza y la saqué, no podía hacerlo, simplemente no... Tiré la cuchilla por algún lado, y empecé a golpearme, sobre todo en las enormes y gordas piernas que tenía, dejandomé moretones. Tenía tanta ira que empecé a gritar como loca desquiciada, tirando cosas y odiandomé por ser un maldito monstruo, por dejar que me convirtieran en esta mierda que soy ahora. Golpeé con fuerza el pómulo que estaba lastimado, abriendomeló, dejando salir sangre, no tanta, pero al fin y al cabo se abrió, me maldecí por eso. Me sentía una completa idiota que ni siquiera puede actuar como una persona normal, ni siquiera puede controlarse. Me sentía la persona más mierda del planeta tierra, siquiera me trataba bien a mí. Mis piernas se vencieron y me dejé caer, estaba en el suelo, llorando a más no poder, me odiaba, me odiaba tanto que sólo quería morir, quería matar la horrible persona que era, mi pecho se reprimió y sentía como poco a poco me quedaba sin aire, sentía como mi corazón se aceleraba llegando a ritmos anormales, y es que sí, todo lo que me estaba pasando, no era normal, y mucho menos, era justo. Mi vida era poco normal, y muy injusta. "¿Por qué a mí?" dije dando mi mejor esfuerzo de grito, el nudo en la garganta que tenía era tan grande, que había apagado por completo mi voz...

Después de un buen rato, me paré y desinfecte mi pómulo, e hice el mejor intento posible por ponerme una gasa con cinta y disimularlo con maquillaje. Y después de estar buscando a la maldita cuchilla, ponerla en su lugar, y acomodar el desastre que había hecho, no pude hacer más que dormir. Y en eso se basaba mí día: odiarme, llorar por eso, enloquecer, seguir llorando, y tumbarme en la cama.

Me desperté sola, y la casa estaba en silencio, me pareció bastante raro que mi abuela no hubiera llegado hace rato, entonces me paré a buscarla, revisé toda la casa, hasta debajo de la cama, es que me parecía muy raro que no hubiera llegado. Volví a mi cuarto, agarré mi celular y la llamé, pero no me contestó, y fue ahí donde me preocupé. Como era costumbre mía, empecé a recordar cada palabra que me había dicho del día anterior, su comportamiento y tal. Instantáneamente se me vine a la cabeza su cara de de preocupación y tristeza, entonces supe que algo estaba ocultandomé *- Pero te tengo a vos, abuela, te tengo a vos –le agarré de la mano, y dejé salir un par de lágrimas. Ella tragó saliva con fuerza, frunció el ceño y no dejaba salir sus lágrimas por ningún motivo - ¿Pasa algo? – pregunté preocupada.
- No, no pasa nada... - se apresuró en decir - Estoy bien. Sólo me emocionó lo que dijiste.
- ¿Segura que es sólo eso?
- Muy segura.* Me volví loca buscando respuestas. Temblando la llamé de nuevo, y no me contestó de nuevo. Llamé a mi tía, su hija.

- ¿Hola?

- ¡Ángela! Soy Alexia.

- ¡Hola, niña!

Más allá del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora