Capítulo 20: Heridas.

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Abrí los ojos por la molestia que me causaba el reflejo del sol, pero no pude abrirlos demasiado, él estaba justo en frente mío. Tenía los brazos de Leyla rodeando mi gorda cintura, y su pequeña cabeza apoyada sobre mi hombro derecho, mientras que yo tenía la espalda apoyada sobre la pared, con mi brazo arriba de la espalda de mi amiga. Me fijé la hora en mi teléfono: 7:30 AM, "mierda, que temprano que es" dije en voz alta, seguido a mis palabras mi estómago crujió de hambre, "y encima tengo hambre, ¡Genial!" dije irónicamente. Como no quise despertar a Leyla, dejé que ella sola se despertara con la luz del maldito sol y me quedé ahí, ocupada pensando: ¿qué había pasado anoche? No me acuerdo demasiado, y ni sé por qué. Pasé más de 5 minutos tratando de recordar, y para mi suerte funcionó:
- ¿Cómo carajo se supone que podamos dormir? - preguntó ella fastidiada.
- Tenemos que hacer el intento.
- Lo sé, pero, ¿cómo? ¡Estoy muriendomé de frío! - me quedé pensando un rato.
- Sé que no es mucho, pero algo es algo- dije mientras me sacaba la camisa.
- ¿Qué? Yo no pienso aceptar eso, ¿qué hay de vos?
- Tranquila, yo no sufro el frío - dije sin importancia, extendiendo la mano hacia ella con la camisa.
- ¿Segura?
- Si, tonta.
- Está bien - dijo sonriendo y aceptó la camisa. Acto seguido fui en busca de su campera y la ayudé para que se la ponga.
Me produjo una sonrisa recordarlo, no sé por qué. Cuando presté más atención a mi celular, me di cuenta que Alicia me había contestado "¡Bueno amor! ¡Diviertansé!", Sonreí de nuevo, mi abuela me causaba tanto amor. Me dejé llevar por los pensamientos: ¿Leyla con novia? ¡No me parece nada mal! Aunque admito que si me afecta en algo... Porque si, lo acepto, me gusta, ya, lo dije, ¿felices? Bien, prosigamos. Si, Leyla me gusta, pero no de una manera posesiva de que la quiero para a mí y sólo para a mí, no, sólo quiero que sea feliz, no me importa con quién, o con qué sea, pero quiero verla feliz, juro que mi momento más alegre es cuando la veo sonreír, me llena mucho el alma al escuchar su melódica risa, aunque ella diga que es un asco, todos sus defectos los encuentro bien, ¿saben? Amaba su cabello corto negro, y esos reflejos rojizos en sus puntas me enloquecían, pero no, no estoy enamorada, además, todavía me cuesta mucho trabajo asimilar tal cosa, no es como si fuera algo insignificante, aunque quizás debería de serlo... del solo hecho de pensar que mis padres de seguro no están de acuerdo con este sentimiento, me agobia más de lo que piensan, siento que si ellos estarían vivos, y les digo que me gusta alguien de mí mismo sexo, me echarían de la casa, me marcarían con un rótulo de "mala hija", la "mala influencia", "endemoniada", "enferma", y toda esa porquería, y si lo pienso mejor, me siento así, siento como si esto fuera una enfermedad para a mí, aunque realmente sé que no lo es, pero es complicado, realmente complicado, no es algo que se acepte de la noche a la mañana, pero tampoco puedo luchar con lo que siento... Este tipo de sentimiento no es algo que se pueda reprimir, sólo queda aceptarlo y a medida que el tiempo avanza, superarlo, así que, por el momento, simplemente me gusta mi amiga, y yo quiero que sea feliz, conmigo o con cualquiera, pero que esté bien, y si esa tal Ana la hacía feliz, por mí bien.
Pasaban los minutos, como eternidades, y Leyla seguía durmiendo, me fijé en la hora y eran las 10:03 a.m, "carajo, a ésta chica no la detiene nada cuando se trata de dormir" pensé, decidí levantarme y practicar un par de trucos en el Longboard, entonces me levanté delicadamente, tratando de no despertar a Leyla, y cuando finalmente lo conseguí, agarré mi tabla y fui a la ruta. De tanto andar entré en calor, por suerte, la verdad es que me hacía falta, traté el truco más fácil, o por lo menos el que me acordaba de cómo hacerlo: derrapar, me raspé las manos, me caí millones de veces, raspé mis codos, todo muy doloroso, la verdad era que no tenía la suficiente fuerza como para hacer ese truco, pero no paré. A lo largo de 10 minutos aproximadamente, iba a hacer mi último intento y después a tratar de despertar a la morsa de Leyla, que ni con mis gritos de dolor se despertaba, y al intentarlo una vez más, caí de nuevo, pero esta vez de frente, raspando mis hermosos jean que tanto amaba, mis rodillas, mis manos, mis antebrazos, y por último, mis codos, inmediatamente grité de dolor, estaba sangrando, sentía un ardor intenso que me recorría todos los brazos y las rodillas, traté de calmarme, sabiendo que Leyla no iba a despertarse, así que me quedé acostada, tratando de pensar en otra cosa, cerrando mis ojos, pero una voz me interrumpió, no logré identificar que quería decirme, sólo pude saber que se reía, reía con fuerza, entonces inmediatamente abrí los ojos con miedo, y ahí estaba, a mi izquierda, de cabello corto color violeta, ojos blancos sobresalientes, rasgos muy definidos, un par de cicatrices en su cara, y ropa color negro.
- ¿Esto es un maldito sueño? – pregunté gritando.
- No sé, ¿A vos qué te parece? ¿Ya no tuviste esta conversación, o similar, con la voz de tu cabeza? No sabés diferenciar entre la realidad y lo ficticio, así que callate de una vez.
» Hola amo « escuché decirle la voz a Diego.
- Hola preciosa, ¿Cómo has estado últimamente? – preguntó él, amablemente.
- Esperá, ¿Podés escucharla? – Ambos rieron.
- Claro que sí, idiota. Y como acabas de escuchar, yo soy su amo.
- Maldito bastardo – dije con furia, y le escupí en la cara. Él se quitó mi escupitajo como si nada, no demostró ningún tipo de emoción o sentimiento, ni siquiera desagrado.
- Escuchame atentamente, estúpida, ya te dije que puedo controlarte y esto va a seguir siendo cierto hasta el día en que mueras, dejá de resignarte. Hay algo que se llama "Karma", aceptalo de una vez por todas.
- No entiendo que te pasó – dije con un par de lágrimas en los ojos, Diego y la voz rieron.
- Patética, ¿No lo crees? – preguntó riendosé.
» La verdad es que demasiado « contestó ella aumentando el tono de su risa.
- No me das pena, niñita. Vos me hiciste esto, me dejaste en el olvido, y ahora vas a pagar, todos aquellos que ahora te conocen, te van a olvidar.
- Pero así se supone que iba a ser, siempre es así. Uno es niño, su imaginación crece, ve personas que no existen, crecen, y dejan de verlas.
- Si, ¡Pero no del modo en el que me abandonaste! ¡Era la única persona a la que tenías! ¡Y aun así decidiste dejarme para juntarte con gente que no sentía nada por vos!
- Todo siempre termina.
- Si, lo sé, pero podrías haber terminado de una forma mejor, ¿no lo crees? Con un poco más de compasión, amabilidad, no esperaba mucho, después de todo lo que hice por vos.
- Ya lárgate, y dejame soñar en paz – dije cerrando los ojos, recostándome en el asfalto nuevamente.
- ¿Te parece que esto es un sueño? – Preguntó enojado, alzando el todo de voz, pero de mi parte decidí ignorarlo, pensando en despertar de otra pesadilla más – Con que sí, ¿he? Ahora me vas a decir si esto se siente como un sueño, o si es la realidad - Dijo más furioso que antes al notar que no le prestaba atención, me agarró con su mano derecha de mi remera, abrí los ojos inmediatamente, con miedo, estaba claro que iba a pegarme - ¿Sabés? Soy diestro, no zurdo, pero como no quiero hacerte tanto daño, voy a pegarte con mi brazo menos hábil, aunque eso no significa que no vaya a dolerte – dijo con una semi sonrisa, cerré los ojos con fuerza, y dio el primer golpe, y mierda, sí que se sentía real, el sentimiento era muy verdadero, sentía como su puño penetraba en mi cara, produciendo que mis mejilla se hundiera un poco por el impacto, al son del golpe, y que un dolor inmediato llegara a toda la zona golpeada, sentía eso una, y otra, y otra vez, en un momento paró, sentí como él se agachaba en busca de algo, pero yo mantenía mis ojos cerrados, dio un golpe más, pero esta vez con algo filoso, sentí como algo en mi rostro se abría, ardiendo como mil infiernos, y que después de unos segundos, salga de la misma algo líquido, aunque un poco espeso, volvió a pegarme, pero esta vez sin esa cosa filosa, y pude notar sangre en sus nudillos, era obvio que era mía. Dio otro puñetazo más y acabó, me soltó de mi remera, generando un impacto seco de mi cuerpo contra el asfalto.
- ¿Y? ¿Qué tal? ¿Real o no? - dijo simulando secar algún sudor imaginario de su frente. Me limité a mirarlo, era tal el dolor, que, no podía hablar, sumado al enorme nudo en la garganta que tenía - ¿Querés que lo haga de nuevo?
- ¡No, no, no! - me apresuré en decir con la poca fuerza que tenía. Diego rio.
- Sos débil, ¿te das cuenta? Débil y puta - hice un esfuerzo por cerrar mis ojos, pensando en despertar - ¿Cuándo mierda vas a entender? ¡Esto no es un sueño! - me gritó furioso, pero yo seguía mentalizandomé para lograr despertarme - ¡Maldita hija de perra! ¿Cuándo va a ser el día en el que me hagas caso? - gritó aún más fuerte, y me pateó el estómago con mucha fuerza, me retorcí del dolor – A ver la re puta que te parió, ¿cuñando vas a dejar de verme como algo irreal? – no podía hablar, realmente no me quedaban fuerzas, y sólo logré que perdiera su paciencia por completo, me agarró nuevamente de la remera, puso su mano en posición para largar el puñetazo, pero para mí hermosa suerte, se escuchaban gritos de fondo de Leyla, Diego y yo miramos en dirección para ella.
- ¿Alex? ¿En dónde estás? ¡Alexia! – gritó Leyla, preocupada.
- Mi trabajo terminó por hoy - dijo retomando la mira hacia a mí, frunciendo el ceño, cerré los ojos aliviada "al fin esta pesadilla va a llegar a su fin" pensé. Cuando sentí la sacudida de Leyla para despertarme, abrí los ojos bruscamente, sentía todo mi cuerpo adolorido ella tenía cara de preocupación, sus ojos estaban abiertos como platos.
- ¡Alexia! ¿Qué carajo te pasó? ¿Y qué mierda te hiciste en la cara? - preguntó mientras se arrodillaba al lado mío
- ¿En la cara? ¿Eh? - miles de preguntas se me cruzaron por la cabeza, tales como: ¿Había sido real aquella pelea? ¿Estaría alucinando? ¿Sólo era un sueño? ¿Qué estaba pasandomé?, Y por fin la pregunta que más me aterraba: ¿Qué era verdad, y qué no?, No podía con tanta presión, mi corazón aceleró su ritmo, mi mirada se notó perdida, confundida, algo estaba mal, muy mal.
- ¡Si idiota! ¡En la cara! ¿Que no te duele?
- S-si... - dije incorporandomé, llevando mi mano a mi cara - Auch – gemí cuando sentí mi estúpida mano en la herida, "soy la reina de las idiotas" pensé.
- ¡Imbécil! - gritó mientras quitaba mi mano sobre mi cara - Estás completamente herida - dijo dando un vistazo general, analizandomé de pies a cabeza - ¿Qué clase de acrobacia suicida trataste de hacer? - me reí - ¡¿De qué te reís?! – vociferó enojada.
- Perdón, es que por un momento me imaginé a un payaso depresivo, haciendo una acrobacia suicida, me causó gracia, lo siento - » Ese humor de mierda que tenés « me dijo la voz, traté de ignorarla.
- No es momento - dijo calmandosé un poco.
- Lo sé...
- Vamos, levantate - llevó mi brazo sobre sus hombros, y me ayudó a levantarme, estabamos a punto de caminar, pero la detuve.
- Esperá.
- ¿Qué pasa?
- ¿Y el long?
- Ai si, como si alguien pasara por acá y te robara el long, además, estamos cerca de la construcción - dijo con tono de burla.
- Está bien - caminamos hasta esa casa sin terminar y me ayudó a sentarme.
- Tranquila, ahora voy por tu Longboard - dijo yendosé, y al cabo de unos segundos volvió andando sobre él. Se acercó a mí extendiendo la mano.

- ¿Qué es eso? – Pregunté. - Es una piedra, y tiene sangre, probablemente al caer te diste con ella, y te abriste – "con que eso usó el desgraciado, ¿eh?" pensé apretando mi mandíbula. - Quizás – dije sin interés, ella suspiró y trató de analizar más de cerca mis heridas. – ¿Qué voy a hacer con vos? - preguntó graciosa. - Si no sabés vos, menos yo, vos sos mi salvación – dije sonriendo, las dos reímos.

Más allá del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora