Enojo, dudas, y más dudas era lo que rondaba en mi cabeza. ¿Por qué cuando me tiró el último papel se le veía arrepentido? "De seguro sus amigos le dijeron que lo haga" me contesté, pero, si cuando me fue infiel con Florencia no se veía ni un poco arrepentido, ¿por qué estarlo ahora? De mi punto de vista, no tiene sentido alguno...
Salí del aula y me fui directo a mi casa actual, escuchando música, con paso vago. Yo de por sí, camino rápido, tengo un paso largo y rápido, pero esta vez decidí relajarme, caminaba arrastrando los pies. Se me veía relajada, pero estaba más tiesa que el asfalto, las dudas no dejaban de darme vueltas en la cabeza.
Cuando llegué pude presenciar a lo lejos, una figura masculina sentada en la pirca de mi casa, inmediatamente pensé que de seguro eran los vecinos que pasaban horas y horas sentados ahí. Pero a medida que me iba acercando, me daba cuenta que no era ningún vecino, era nadie más y nadie menos que Tobías, "Pero la puta madre, ¿qué mierda hace acá?" bufé en mis pensamiento de inmediato. Al verme, él se paró con un movimiento brusco, y empezó a jugar con sus manos, ¿estaba nervioso? Saqué la llave de mis bolsillos y caminé rápido hacia la puerta para evitarlo, pero me quedé en el intento. Estaba introduciendo la llave en la puerta y su voz me detiene.
- ¡Alexia! - sin dejarme otra opción me doy vuelta con una sonrisa muy fingida. Él se dio cuenta y pude notar que hizo una mueca de disgusto.
- Hola, Tobias, yo... ¡No te había visto! - reí falsamente acercándome a él.
- Claro que si, entiendo que quieras ignorarme... - "ai no, ¿ahora te hacés la víctima? No lo puedo creer" pensé.
- Claro. ¿Qué hacés acá? - le pregunto fría, me había cansado de mi papel de buena, por más que haya durado poco y nada.
- ¿Leíste la nota?
- Si, la leí. Y me pareció muy desubicado e inoportuno de tu parte - contesté lo más desinteresada que pude.
- Quería pedirte disculpas...
- Ajá, ¿y a qué se debe tu arrepentimiento?
- Sé que ahora vivís acá.
- Y... - hice un gesto con la mano para que continuara.
- Sé que estás dolida - enarqué una ceja - sé qué le pasó a tu frente.
- Anda directo al grano, por favor, Tobías - dije cortante, perdiendo la paciencia.
- El accidente, Alexia. Sé lo que pasó.
- Ah, eso - dije sin importancia, sobrando la situación - Entonces...
- Entonces nada, me quería disculpar.
- ¿Y de qué exactamente?
- De haberte sido infiel, Alexia. No sé en qué estaba pensando.
- Claro que sí - dije con ironía.
- Alexia, en serio. Estoy arrepentido - dice acercandose a mi, tomando mis dos manos. Yo le miré, se sentía casi tan acogedor como cuando eramos novios, no sé por qué, pero me gustaba este sentimiento, me gustaba verlo a los ojos y que un calorcito me recorra el cuerpo, "Espera... ¡¿Qué carajo está pasando con vos Alexia?! Olvida eso." pensé.
- Ya no creo más en simples palabras, Alonzo - contesté cortante, saqué de un tirón la unión de nuestras manos, me di media vuelta y encaminé para entrar a casa.
- Alexia, por favor, espera - dijo tomandome de la mano para que me diera la vuelta, enojada lo hice y él soltó mi mano.
- A ver...¿Qué mierda querés? ¿Qué esperas que haga? ¿Que te perdone así como así? ¿Que volvamos a ser novios o algo por el estilo? - empecé a preguntarle enojada - Yo ya te superé, entendelo - "Ajá, vamos, ni vos te crees eso, seguís queriendolo. De hecho en este momento querés abrazarlo y besarlo de nuevo" me dijo la estúpida vocecita en mi cabeza, no le di importancia y seguí hablando - No sé cuales son tus intenciones, pero no voy a caer en tu jueguito nunca más. Lo entregué todo por vos, y así me diste las gracias - dije subiendo el tono de voz, con euforia - revolcandote con mi mejor amiga en la cama, mientas que al mismo tiempo, ¡te revolcabas conmigo! Te amé Tobías, ¿sabés? Te amé demasiado - al decir esto traté de relajarme y bufé - Hacete un favor y andate de acá y no vuelvas a hablarme nunca - dije esto último molesta, con el ceño fruncido, para irme otra vez a la puerta, estaba muy cansada, quería dormir. Cuando llegué nuevamente a la puerta y puse la llave, otra vez su voz me detiene.
- Fuiste y sos la primera... - dice susurrando, casi no pude escucharlo.
- ¿Qué?
- Que fuiste y sos la primera, Alex.
- ¿La primera de qué? - dije interesandome un poco más en la conversación.
- Fuiste la primera, en todo sentido. La primer chica que amé, mi primera vez, mi primer beso, mi primer novia, a la primer chica que soñaba todos los días, la primera por la que lloré... - su voz se notaba apagada, creo que realmente estaba arrepentido. Y parecía que estaba diciendo la verdad. Pero, ¿por qué decirme todo esto ahora? ¿Por qué no antes? No entiendo, entonces decidí preguntarle, así de simple.
- ¿Y por qué me lo decís ahora? - ante esta pregunta, se sentó de un golpe nuevamente en la pirca, con la mirada perdida, y ahí supe que algo andaba mal. Me senté a su lado y rodeé su espalda con mi brazo.
- Hey, ¿qué ocurre? - pregunté esta vez preocupada. Me miró, sus ojos estaban llorosos, lo miré con tristeza, y lo abracé, él me abrazó también, pero con más fuerza, y empezó a llorar...
Pasado unos minutos nos dejamos de abrazar y se calmó.
- Perdón...
- ¿Y esta vez por qué? - los dos reímos.
- No me gusta que me vean llorar.
- Lo sé.
- Cierto... Que no sabés de mí.
- Em... Creo que los calzones que usas en este momento - él echó a carcajadas y yo reí por cumplido.
- Nunca perdés ese toque tuyo, eh.
- Nunca hay que perder el sentido del humor - dije guiñando el ojo, me dirigió una sonrisa, y yo se la devolví, y no sé cómo ni en qué momento, pero me besa, y yo con gusto se lo correspondo, acto seguido dirige sus mano a mi mejilla y se acerca más a mi, y yo envuelvo un brazo en sus hombros. El beso era lento y suave, con ternura. Me dejé hundir en un mar de sentimientos que hace mucho no experimentaba. Después de un considerable tiempo, nuestros labios dejan de tener contacto, Tobías apoya su frente con la mía, y nos quedamos mirando fijamente a los ojos. Se sentía bien. Ya sé... "Wow, wow, wow, Alexia, ¿pero qué cosas estás diciendo?" de seguro de estarán preguntando eso, y la verdad es que, "donde hubo fuego, hay cenizas"... Igual de todos modos no lo superé, voy a ser franca. No digo que lo amo como en aquel entonces, no, solo digo, que aún lo quiero. Y todas esas veces que lo insultaba o decía que lo había superado, era simplemente para creerlo, para convencerme a mi misma de que lo había hecho, pero lo cierto es, que nunca lo superé. Él fue un gran amor, sentí cosas muy intensas por él, no es fácil borrar todo eso. "Pero, pero, pero... ¿Y qué pasará con Matias? ¿Qué va a pasar ahora?" ai no jodan, dejenme disfrutar esto.
- ¿Puedo pasar? Me estoy muriendo de frío
- Eh, no. Tengo que irme en un rato.
- ¿A dónde vas?
- Es secreto - dije guiñandole el ojo de nuevo.
- ¿Jamás cambias, eh?
- Hay que mantener ciertas cosas de uno.
- Claro. Bueno, entonces mejor me voy.
- Está bien - dije sin reprochar.
- Adiós, Alex.
- Nos vemos - al decir esto el me da un gran beso en el cachete, y agarra con fuerza mis manos, y se va, soltandome de a medida que se aleja...
[...]
- Otra vez acá - dijo Alicia tratando de poner humor al asunto, le dirigí una sonrisa por cumplido, no me gustaba volver a mi vieja casa - Alex, en serio, si querés te llevo a casa de nuevo...
- No, abuela, no. Tengo que hacer esto.
- Okay... Pero si te vuelvo a encontrar llorando como ayer, juro que no te vuelvo a traer. No quiero que sufras por mi causa.
- Abuela, nada de esto es tu culpa. Sólo fue una estúpida vaca que se puso en la mitad de la ruta.
- Bueno... Traje un par de cajas más, así que vas a tener que ayudarme a bajarlas. Están en el baúl.
- Claro - contesté.
Al bajar las cajas fuimos de nuevo para la habitación de Belén, pero esa vez me quedé yo sola.
-Yo voy a encargarme de la habitación de tus padres.
-Está bien- contesté. Aproveché la oportunidad para echar un vistazo. Revisé todos los libros para ver si había algo "raro" o que pudiera ayudarme a encontrar respuestas, pero no hubo nada. Hasta que claro, pasando páginas en uno, encontré un pequeño sobre. Sin siquiera pensarlo lo abrí, y al ver su contenido mi vista se tornó borrosa. Lo que había era deprimente. Contenía cuchillas, claro. »¿Cómo carajo no me di cuenta antes?« me regañé.
»Wow, taquilla vaquera, a veces no es todo tu culpa. Tenías apenas 7 años« dijo la voz en mi cabeza.
»7 casi 8. Y en ese momento yo también lo hacía.
»Claro que si, "naciste sufriendo"« me dijo la voz logrando que me irritara.
»No, te equivocas.
»¿Entonces?
»Entonces, ¿qué? ¿No es que vos me conoces mejor que cualquiera? "Todo lo que das, te vuelve. Y multiplicado", me merezco todo esto« le contesté en mis pensamientos muy fría. Recordando ese hecho.
»Aigh, ¿todavía te sentís culpable? ¡No mataste a esa niña!
»No, pero casi lo hago.
»Aún así no la mataste. Deja de torturarte tanto por lo que más quieras.
»¿Y ahora por qué te preocupo tanto?
»Bueno... No lo sé.
»Mejor andate.
»Como usted mande.
»¿Te fuiste?« pregunté después de esperar unos segundos, y la respuesta a mi pregunta fue un gran silencio, suspiré »Aleluya«. Metí ese pequeño sobre en mi mochila, todo me serviría en algún futuro.
Cuando terminé con los libros, me senté en un banco pequeño que había en el cuarto de mi hermana, era rectangular, en posición horizontal, de color violeta. Prácticamente me eché sobre él, pero no pude descansar mucho porque sentí que algo se había movido. Me di la vuelta para ver de qué se trataba, y resulta que el pequeño banco tenía como una especie de tapa, que al sacarla escondía una caja con seguro. Inmediatamente recuerdo que en la caja que había encontrado la otra vez, había una llave y agradezco el traerla conmigo. Entonces busqué la mochila, y después de unos segundos, tenía la llave en mi mano. La introducí en el cerrojo del cajón, y al comprobar que ésta era la llave me agradecí. Cuando lo abrí había libros, recortes, revistas, un pequeño cuadro, y mucha cosas más que no pude ver porque Alicia me llamó, entonces tuve que dejar todo en su lugar. Pero no antes sin agarrar un libro y guardarlo en la mochila.
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Más allá del dolor.
Teen FictionA lo largo de mi vida tuve que transitar demasiadas cosas verdaderamente dolorosas, pero siempre mantuve la esperanza de que algún día todo mejore, y justo cuando empezaba a creer que ese momento llegó, me vi enfrentada en una horrible situación: ha...