Capítulo 17: Venganza.

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- ¡Hola, Al! – me saludó con mucha emoción.
- Ah... hola, Tobías – dije sin interés.
- Hey, ¿Qué ocurre?
- Nada, ¿por qué?
-Tu voz está apagada.
- Ah, eso. No me pasa nada, en serio. Estoy bien - dije asintiendo con una sonrisa. Mentía, claro. »Acordate de lo que hablamos ayer. Sólo quiere tener sexo, controlate« me apoyó la voz en mi cabeza, »Sí, eso intento« contesté.
- Si, te pasa algo. Te conozco - me dijo insistiendo.
- ¡No me pasa nada! Estoy cansada, ¿sí? No me jodas- »¡Eso es Alexia!«.
- Alexia, mírame a los ojos - "¡Excelente truco! Él sabe que no puedo mirarlo a los ojos sin sentir nada" pensé.
»Si podés, no seas idiota« me dijo la vocecita.
»Intentaré« le contesté.
»Hagamos una cosa, vos lo miras y yo te digo las cosas que tenés que pensar, sólo me tenés que escuchar a mí, ¿sí?
»Está bien« le contesté, y eso hicimos, lo miré y ella empezó a insultarlo. Y eso logró apagar lo que sentía. Tobías acercó su cara a la mía para darme un beso en la mejilla, y yo se la corrí.
- ¿Ves que sí te pasa algo? – me contestó irritado.
- ¿Y qué? ¿Y qué si realmente me pasa algo? ¿Y qué si quiero quitarme la vida? ¿Te importa? Claro que no. Lo que pasó ayer no debió haber pasado. Te repito "No tenés más control sobre mí", supéralo – dije yo también irritada. Me di la media vuelta y me fui. Él no hizo nada. De todos modos tampoco esperaba que hiciera algo, es un idiota.
Después de un largo día, ya estaba tirada en mi cama.
- ¡Es viernes! ¡Qué lindo! – dije casi gritando. Me recosté por unos 15 minutos y me bañé, pero antes de hacerlo, cuando ya estaba en ropa interior, me subí a la balanza. Estaba esperando a que la aguja se detenga y al fin cayó en 66.4 kg.
- Definitivamente esto no puede estar pasando – mi vista se tornó borrosa, estaba a punto de llorar, pero me controlé – Subí casi medio kilo en menos de dos días, ¡Esto no puede estar pasándome! – y al decir esto lloré, era inevitable. Me bañé con movimientos muy lentos y vagos, era imposible que me pase esto. Decidí saltarme el almuerzo, no tenía hambre en lo absoluto... y dada las 2:00 PM, me vestí, para que en dentro de 15 minutos el timbre suene.
- Hola cariño
- Wow, extrañaba eso – él rió.
- Vení para acá – me acerco a él y nos damos un beso, al separarnos sonreímos - ¿Puedo pasar, señorita Rodriguez?
- Claro que sí, señor Alonzo – le hago un gesto con la mano para que pase, y lo hizo.
- Wow... hace mucho no entraba en esta casa.
- Hace mucho que no hablábamos – dije cerrando la puerta con llave.
- Claro – reímos los dos – Entonces... ¿Segura que tu abuela no va a estar en todo el día?
- Así es. Vuelve a las nueve y media de la noche aproximadamente.
- Espero que así sea, porque tenemos que mantener esto en secreto. Lo sabés, ¿cierto?
- Si, Tobías. Lo sé. Pero no me gusta.
- Ya lo sé, a mí tampoco, pero tenemos que hacerlo.
- Sigo sin entender el porqué.
- Los chicos no van a entender.
- Tampoco entiendo el porqué de eso.
- Creeme que yo tampoco.
- ¿Y entonces por qué no se lo decimos y ya?
- ¿Qué? No, ni loco.
-¿Tan mal se lo van a tomar?
- Creeme que sí.
- Yo creo que tendríamos que decirles. No tiene que importarnos lo que dicen los demás, ¿no es así?
- Si, concuerdo con vos, pero son mis amigos Al... Y esta vez no quiero que nadie se entrometa en nuestra relación. Quiero hacer las cosas bien. Ya demasiado hicieron con obligarme a mandar ese último papel...
- Bueno... si vos decís... - dije sonriendo tontamente.
- Además, también me enviaron a hablarte ayer, pero sólo para que vuelvas a caer en el mismo jueguito de antes y que otra vez tengamos sexo. Hasta me dijeron que lo filme - dijo haciendo cara de asco.
- Sí, a eso también lo sé...
- Ah, y con respecto a lo de hoy, buena actuación. Teníamos que hacerles creer que lo de ayer no había funcionado, y se la creyeron - dice guiñandome el ojo.
- Gracias - reí - Igual la tuya - me contestó con una sonrisa - Pero, esperá, ¿a qué te referís con "al mismo juego de antes"? ¿La vez pasada también te dijeron que te metas conmigo? - pregunté frunciendo el ceño.
- Si, y también me obligaron a serte infiel con Florencia. Cosa que juro que no quise, pero no tuve opción - expresó agarradome de las manos.
- Wow... - dije sorprendida.
- Sí, lo sé... Pero, vos sabés que realmente te amo - una sonrisa se presentó en mi cara - Sí, está bien, todo empezó como una broma, nada más - "auch" - pero a medida que el tiempo pasaba, iba sintiendo algo por vos - volví a sonreír - En este verano no dejé de pensarte... Fue una tortura no poder hablar con vos - me dice poniendo una mano en mi mejilla.
- Te amo - le digo casi susurrando. Él me tomó de la cintura y nos besamos. Y eso fue todo lo que hicimos prácticamente en el resto del día, besarnos. Obviamente a veces hablabamos y todo eso, pero en síntesis, ese fue todo mi día con Tobías.
A las siete se fue, y quedé sola en casa. Aproveché para investigar más sobre "Ana y Mía" lo que me llevó a más frustración... y así me pasé el tiempo hasta que vino Alicia, realmente quería que viniera. Por más que ya soy grande, no me gusta quedarme sola ahora, porque me deprime aún más y sé cómo soy, puedo llegar a hacer locuras cuando no hay nadie en la misma casa.
- ¡Hola abuela! – La recibí con toda alegría
- Hola tesoro – Me contestó con la voz un poco apagada.
- ¿Qué pasa? – Le pregunté preocupada.
- Nada. Sólo estoy muy cansada. No recordaba que tu madre era tan acumulativa, parece que no voy a terminar más con esa casa.
- Oh... Lo siento – no pude evitar sentirme culpable.
- Pero, tengo buenas noticias – dijo sonriendo, yo también lo hice. Amaba verla sonreír.
- ¿Cuáles son? – pregunté un poco emocionada.
- Antes de ir para allá pasé por el colegio Corazón de León, para insistir un poco más en el asunto y adivina qué – dijo ampliando aún más su sonrisa.
- ¡Aigh, no lo sé! ¡Decime!
- Adivinalo.
- Ai no, dale, decime.
- No, vos podés.
- A ver... ¿Será que hay lugar para a mí?
- Ting ting ting, ¡tenemos un ganador! Exactamente eso Alexia, y la mejor parte es...
- Es... - dije mucho más emocionada de lo que ya estaba.
- ¡Que es al mismo curso que va Leyla!
- ¿En serio? – dije prácticamente saltando de alegría. »Wow, vas a poder salirte con la tuya, eh. Que bien pensado que lo tenés. Mis más sinceras felicitaciones« me dijo la pequeña voz en mi cabeza »Shh, después hablamos. Ahora no puedo« le contesté amablemente, »Claro« me dijo más amable que yo.
- ¡Si! ¡Es genial! ¿No?
- ¿Genial? ¡Esto es asombroso! ¡Magnífico! ¡Estupendo! ¡Maravilloso! ¡Fascinante! ¡Fenomenal! ¡Es todo sinónimo de "Genial"! Yo, no sé cómo agradecerte... - sin más qué decir le di un enorme abrazo, esta era, sin duda, una de las mejores noticias que me podrían haber dado.
- Con verte sonreír me sobra -me contestó tiernamente a mi oído cuando nos estábamos abrazando. La abrace con más fuerza, lo que quería a esta mujer era increíble.
- Pero... Esperá... - dije saliendo de mi burbuja - ¿Cómo vas a hacer para pagarlo?
- De eso no te preocupes que me encargo yo, ¿está bien?
- Bueno, abuela.
- Ahora bien, ¿qué querés de comer?
- ¡Sorprendeme!


[...]

»¿Ya podés hablar?« dijo la voz haciéndose presente.
»¡Hey! Claro« le contesté en voz alta.
»Fue un buen día hoy, eh.
»Si, la verdad lo fue« dije sonriendo.
»Entonces... Antes habías mencionado que Tobías va a tener su merecido, ¿puedo ser parte de tu pequeño y malévolo plan?
»Cuando necesite ayuda, voy a decirte. Pero por ahora estoy bien.
»Mmm... Normalmente lucharía para que me digas qué estás tramando, pero la verdad es que no tengo ganas de pelear.
»Si... Yo menos.
»¿Y qué tenés pensado hacer con Matías? ¿Vas a decirle que estás planeando vengarte de tu ex novio y que para eso necesitas estar con él?
»Naa... No voy a ser tan específica. De hecho, ni siquiera lo había pensado. Pero ya lo voy a resolver.
»Claro que si« hubo un momento de silencio, por lo tanto pensé que se había ido.
»¿Ya te fuiste?
»"Siempre voy a estar con vos".
»Claro que sí.
»¿Y qué tenés pensado hacer con Leyla?
»Aigh... Ni siquiera sé qué es lo que siento por ella... « Contesté llevando mis manos a mi cara.
»Yo creo que si sabes, pero no querés admitirlo por miedo.
»¿Miedo a qué?
»Al qué dirán... Tus padres eran homofóbicos, es normal tener miedo.
»De todos modos no sé si es eso lo que me da miedo... Aunque en parte sí.
»¿Y qué sino?
»Es que... Si mi primera pareja me fue infiel, me tomó por idiota, y muchas cosas más, ¿qué se puede esperar de las siguientes? Me da miedo. No quiero que me vuelvan a fallar otra vez. Es una de las tantas razones por la cual soy reservada y fría. "Amar es destruir, y ser amado es ser destruido", y la verdad, es cierto. Al querer a alguien y contarle tantas cosas de tu vida, le da a esa persona la posibilidad de destruirte, de atacarte en donde más te duele. Es como... Hacerte amigo de un homicida, y después entregarle un arma, él o ella podría matarte o podría no hacerlo...
»¿Y entonces por qué no te alejas de todos y ya?
»¿Qué crees que hago? Pero es imposible. Todos necesitamos estar con alguien. Aunque sea por simple supervivencia.
»Que caso difícil el tuyo« reí.
»¿En qué momento apareciste en mi vida?
»¿Qué?
»¿Cómo fue que llegaste? ¿Cuándo? ¿Y por qué?« le pregunté mirando a un punto fijo.
»A eso ni yo lo sé...« Nos quedamos en silencio por un rato »¿No querés que exista?
»No, no quiero... Muchas veces me haces mal, en la gran mayoría de los casos. Y creo ya tener demasiado con la muerte de mis padres.
»Podría ser buena.
»A eso ni vos te la crees« ella rió.
»Cierto, sos una gorda inservible, y a nadie le gustan las gordas.
»Gracias.
»Puede que recién hayamos tenido una conversación decente, pero eso no significa que sea buena. Me divierte insultarte« Ignorando a la voz idiota fui al baño y me lavé los dientes »No te atrevas a ignorarme, maldita vaca« volví a mi cuatro, me cambié y me acosté »No sabes con quién te estás metiendo« cerré mis ojos y en cuestión de unos minutos ya estaba dormida. Rogando no soñar con Diego.

Estaba con Leyla, sentadas en la cama de su cuarto, riendo. Ella a mi derecha y yo claro, a su izquierda.
- Alex... - me dijo algo nerviosa, dando por finalizada la risa.
- ¿Eh? - le digo aún riendo un poco, dando vuelta mi cabeza para mirarla.
- Me gusta como sonreís - me dijo con una sonrisa.
- Mm... Vos me ganas - digo guiñandole un ojo.
- Mm.. No lo creo. Acá la única linda sos vos.
- ¿Fuiste al oculista? Quizás necesites un poco más de aumento en esos lentes - ella rió.
- No lo creo.
- Quizás lo sea, aunque no lo creo... Pero vos sos hermosa.
- ¿Eso crees?
- No lo creo. Lo es.
- Quizás estés loca.
- No creo que sea así... Bueno, si, quizás un poquito... Prometeme que no le vas a decir a mi abuela, no quiero ir al manicomio - Leyla echó a reír, y yo reí junto a ella mientras la observaba, me encantaba verla así.
- ¿Te imaginas? Toda despeinada con un chaleco de refuerzo blanco en una habitación blanca, diciendo con cara de psicópata ¡No estoy loca! ¡Saquenme de acá malditos hijos de perra! ¡O voy a matarlos a todos! - al imaginar eso me reí fuerte. Y sin querer le escupí en los lentes a Leyla.
- Ai... Lo siento... - Ella hizo una cara de asco - Vení, te los limpio yo - le saqué los lentes y, vaya, se veía más linda de lo que ya era... Limpié el vidrio suavemente, y se los entregué, se los puse delicadamente sin lastimarla. Ella no dejaba de mirarme fijamente a los ojos, con una pequeña sonrisa. Mientras que yo estaba concentrada en lo que estaba haciendo. Una vez los lentes en su lugar, la miré, las dos nos mirábamos. Inconscientemente mi mano va hacia su mejilla, acariciándola suavemente con mi dedo pulgar, Leyla cerró los ojos por un segundo, y llevó su mano sobre la mía, entrelazando nuestros dedos. Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa. Y fue Leyla quien tomó la decisión. Puso su otra mano en mi mejilla y me besó. Se sentía tan bien... El beso era tan suave que se sentía como acariciar seda. Me dejé hundir en un océano de sensaciones, se sentía tan bien... Cuando terminamos de besarnos, apoyamos nuestras frentes en la de la otra, mirandonos fijamente a los ojos. - Leyla... - le dije sonriendo.
- ¿Qué?
- Me gus... - antes de poder terminar la frase, vi a alguien atrás de ella, bruscamente me hice a un lado para ver de quién se trataba. Era papá, de brazos cruzados, con cara de gran decepción.
- ¿Qué pasa, Ale? - me dijo preocupada, mis ojos se dirigieron hacia ella con una mirada de desesperación, para después volver a ver a mi difunto padre. Al ver esto ella se dio vuelta.
- ¿L-lo v-es? - dije tartamudeando.
- Si, Alexia. Lo veo. ¿Vos lo ves? Porque parece que no - Dijo Leyla dandose vuelta, pero ya no era Leyla, era mi madre... - ¡Lo que estás haciendo está mal! Por favor hijita, date cuenta que es un error. Sólo estás confundida. No te permitas caer en la tentación, rezale a Dios, él te va a ayudar, esto está mal. No tene...
- ¡Pero callate! ¿Vos qué mierda sabés de mí?
- ¡Que pendeja idiota que sos! - dijo para darme una abofeteada.
Me desperté con una presión en el pecho y una angustia intensa, y lloré... Creo que una de las partes más feas de que mi familia haya muerto, es que no sé si me aceptan o no, si están orgullosos o no, o que piensan de mi... Lo odio.

Más allá del dolor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora