Capítulo 8.

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Cuándo cada uno ya estábamos cambiado y listos   subimos al carro y nos fuimos rumbo a la caballerizas, llegamos ya el capataz ya estaba con los dos caballo listos para cada uno subimos a los caballos, empezamos a cabalgar en silencio. Ya estamos lejos, cuando él no pudo aguantar estar callado y lo escucho preguntar.

— ¿Dónde iremos?

— A mi lugar secreto.

— ¿Por qué me llevas a mí?

—  ¿Tengo que hacerlo no, O puedo ir sola?

— No, claro que no puede. ¿Y falta mucho para llegar?

— No. Ya vamos a llegar, no falta mucho.

Seguimos cabalgando cuándo   llegamos, Peter se dio cuenta.  qué por caballo no íbamos a poder pasar. Sonrío cuando lo escucho nuevamente hablar.

— Oye. ¿No dijiste que sólo por caballo se puede pasar?

— Así es, pero si te fijas por donde vinimos sólo los caballos pueden pasar. — digo y él vuelve a ver el camino y asiente al darse cuenta  — Ya aquí nos vamos a pie — me bajé del caballo y lo amarro para que no se vaya. — ¿vienes o te quedas? — pregunto al verlo que no se mueve.

— Claro que voy contigo. 

Se baja y yo reí al ver que está algo inseguro. Amarra el caballo y empezamos a caminar, Peter ya estaba cansado. Cuan iba hablar se detuvo de golpe quedando sorprendido y yo reí ante su cara de sorpresa.

— ¿Impresionante no? — digo.

— Que lugar más hermoso.

— Que lugar más hermoso

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— Así es. Es mi lugar secreto nadie lo sabe, bueno ahora solo tu y espero que no lo cuentes a nadie.

— No lo haré. — dice. me empecé a desabotonar mi pantalón, pero Peter me detuvo — hey, hey ¿qué estas haciendo?

— ¿Qué crees que hago? Voy a tirarme al agua, para eso vine.

— Pero no traes la ropa adecuada.

— claro que si la traigo abajo de mi ropa de montar.

— ¿Porque no me lo dijiste? Yo también hubiera traído un bañador.

— Ups. Es cierto se me olvido decirte.

le Sonreí inocente y me terminé  de quitar mi ropa. Peter me quedó viendo sorprendido ya que mi bañador era de 2 pieza  corrí y me tiro al agua cuando salí a la superficie y le sonrió.

— ¿No vienes? El agua está deliciosa.

— Sabe que no puedo ya no tengo bañador.

— Puedes bañarte en bóxer, dale esta deliciosa — empecé a nadar de espalda.

Lo vuelvo a ver y lo miro pensativo, al final se decide y comienza a quitarse la ropa, quedando en bóxer. Me sonrojo y aparte la mirada, él corrió y se tiró al agua.

Protegiendo a la Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora