Capítulo 10.

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Peter

No puedo evitar sonreír al ver la escena, no niego que me sorprendió ya que nunca pensé que  la princesa fuera capaz de hacer algo tan noble. Ella me mira algo sonrojada y se da la vuelta rápidamente cruzando sus brazos. Me acerco a ella, la cual no digo nada sola la miro de reojo.

— ¿Qué? Deja de verme como si fuera un bicho raro. — no puedo evitar soltar una carcajada. — ¿De que te ríes?

— No eres tan soberbia como pensé.

— ¡Ya cállate! paga todo, te espero en el carro. 

Salió de la tienda y sólo negué ya que a pesar de hacer algo tan lindo siempre sigue siendo la misma princesita caprichosa. Pagué todo y pagué unos tenis, a la vez tomé una caja de dulce. Decido mejor dejar la ropa que andábamos, ya que no va servir de nada llevarlo con nosotros.  Salí de la tienda y mire a Lali que ya estaba sentada sin dejar de quitar esa cara de enojada. Me acerco y me apoyo para verla.

— ¿Que haces adentro? — ella me mira sin entender.

— Que yo sepa no vamos a ir caminando al aeropuerto.

— No. No vamos a ir, pero tampoco nos vamos a ir en el auto.

— ¿De qué estás hablando?

— El auto quedará aquí y le enviaré un mensaje a Antonio para que venga por él, pero nosotros nos iremos en un transporte público. — al decir lo último ella abrió la boca sorprendida. — ¿Quieres? — le ofrecí un dulce para calmar la tensión.

— ¡No quiero ningún dulce! No pienso irme en transporte público, no digas porque hay que tener cuidado. ¡Nunca en mi vida he andado en eso!

La escucho mientras me meto otro dulce a la boca sin dejar de sonreír. Me encanta cuando está molesta.

— Princesita, hagamos las cosas más fáciles. Sal del auto y vamos a la parada de autobús para irnos al aeropuerto.

Veo como hace puchero, pero al final sale de auto. La detengo para que se ponga los tenis que le compré, pero por primera vez no dice nada ya que se nota derrotada. Se qué estoy llevándola hasta el límite ya que ella no está acostumbrada a esto. Se pone los tenis. Cierro el auto y  nuevamente a la tienda dando los zapatos de tacón con ella y pidiendo que entregue las lleves, dándole el nombre de Antonio y mostrando una foto de él. Confiando que ella se lo va dar. Vuelvo con ella, y caminamos en silencio en dónde hay una parada de autobús, no nos tocó esperar mucho así que subimos, Lali veía todo con asco como siempre, pero me alegro que nadie la reconoció ya que como estaba vestida pasaba por una chica normal. Logramos obtener unos asientos,  en todo el camino ninguno habló, Lali sólo miraba por ventana con tristeza no pude evitar ver cómo unas lágrima le cayó de sus hermosos ojos, al sentir que la estaba viendo se la secó rápido. Por lo que he notado de ella, no le gusta mostrarse débil.  Después de un largo silencio ella por fin habló.

— ¿Crees que mis padres estarán bien? — pregunto, pero no me miraba, solo veía por la ventana.

— No te preocupes por ellos,  estarán bien porque tienen a Antonio que es muy bueno en mi que hace, además es a ti a quién  quieren hacer daño.

— ¿Por qué? ¿Que fue lo que hice para que quieran hacerme daño? — me volteó a ver,. Sentí una opresión en el pecho al notar su dolor. — porque todo estaba bien en mi vida, y de la noche a la mañana cambió todo..... En la  fiesta de mi primo casi me matan..., casi una sirvienta me mata en mi propio cuarto, en mi castillo.... Ahora sé que lo que pasó cuando andábamos a caballo no fue un accidente.... Peter en todo lo que ha pasado casi muero. — ella ya no pudo más y comenzó a llorar, sacando toda la frustración que tenía acumulada. — quiero que todo sea como antes..... Quiero mi vida sin preocupaciones.... No quiero esto....

Protegiendo a la Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora