Capítulo 37.

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Lali.

Tres días estuve en el hospital. Me querían dejar mas tiempo pero no soportaba mas así que me dieron de alta, no sin antes prometer que guardaría reposo y curaría las heridas en mi espalda.

Con lo que le pedí a Peter, Bueno hizo los trámites y se sepultaron, también le pedí que se le diera toda la ayuda a la madre de Fernando ya que ella está muy enferma. Fernando era la única familia que tenía esa pobre mujer, al igual que nosotros lo éramos de Simón, por eso decidí que se hicieran todo ese trámite, por esos recuerdo hice lo que hice y voy a recordarlo como aquel niño tierno y dulce que me cuidaba, yo sé que fue su padre que le dio tanto odio hacia nosotros pero él tomó el camino malo. Lastimosamente no pude hacer nada para que se evitara. Ahora solo espero que descanse en paz.

La puerta se abre y Peter entra con su cara seria. Está molesto porque le pedí que se quedara en otra habitación, además está furioso porque quiero ir a visitar la tumba de Simón. 

— No tienes que ir. - entre cierro mis ojos y doy un suspiro cansado.

— Lo sé, pero lo tengo que hacer. Peter debes entenderlo y no seguir diciendo que hago mal de ir.

— No Lali, no lo comprendo. Ya hiciste mucho. ¿Por qué ir a visitar su tumba?

— Era mi familia Peter. Debo hacerlo por el recuerdo que tengo de él.

—  Recuerdos que se empañó en el momento que te quiso matar y te dejó la espalda la tienes. También ir a la tumba de Fernando. No lo entiendo ya haces mucho en ayudar a su madre.

— Basta Peter. Como dije quiero ir a visitar sus tumbas. Gracias a Fernando estoy viva y lo que hago por esa señora es poco por lo que merece. Peter no quiero discutir, solo quiero ir y punto.

El asiente resignado. Camino hacia él y le doy un Pequeño beso y salimos de mi habitación. Peter me ayuda a ir ya que todavía me siento débil. Bajamos la escalera. Veo a mi madre y Antonio esperándonos, todavía me siento culpable por haber desconfiado se él. Antonio es un gran hombre y supo perdóname y ya está ocupando su posición en el trabajo. Sonrió para decirles que nos podemos ir. Todos salimos afuera y nos subimos al carro que nos llevaran al panteón.

— Hija como tu pediste hice que Luna detuviera todo los arreglos para la coronación. — volteo a ver a mi madre y asiento. — ¿Estas segura que no quieres seguir?

— Sí madre. No estoy en condiciones para seguir en este momento con todo relacionado a eso. Quiero esperar un tiempo y después seguir nuevamente, pero en este momento quiero descansar.

— Pero hija.

— La princesa tiene razón no es el momento.

— Gracias Antonio, siento que tú eres el único que me apoya.

Nadie volvió hablar en todo el camino. Cuando llegamos al panteón bajamos y caminamos hacia la tumba de Simón. Recuerdo los buenos momentos con Simón y los malos, no puedo evitar que mis lágrimas empiecen a salir. A pesar de lo que hizo me cuesta odiarlo. Pongo la flores y rezo para que él pueda descansar en paz.

Después de un rato vamos a la tumba de Fernando y veo que está llena de flores. Él solo siguió presente y no lo odio porque al final por él estoy viva. Dejo las flores que traje para él volvimos al auto y nos regresamos al castillo.

«Ahora a respirar paz y hacer que mi padre este orgulloso de mí»

........

— Amor....

— ¿Qué Mery? — gime de dolor.

— Te toca tu pastilla para el dolor.

— Odio esto. Odio estas así. — Dijo apretando los dientes por el dolor.

Protegiendo a la Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora