Capitulo siete "Pandillera... Oh tal vez no."

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Capitulo siete.

Para entonces, cuando ya estaba por dormirme apareció Destiny y se recostó a mi lado. Obvio no dijo nada hasta que yo le pregunte si tenía algo para decirme a lo que ella respondió que solo quería permanecer a mi lado toda la noche, obvio me inquieto, pero después de pensarlo deje relajarme y tenerla a mi lado aunque mañana tenga que levantarla mucho más temprano para que volviera a su carpa y no levantara sospechas. La estreche en mis brazos mientras ella me susurraba cosas que yo no era capaz de escuchar, pues, solo la miraba y me perdía en un mundo, su boca se movía y se movía.

“Cariño ¿Qué rayos me dices? Hace como tres minutos que estoy viendo como tu boca se mueve, no entiendo nada, eres tan preciosa ¿Qué? Ven déjame darte un beso” 

La bese tiernamente y ella rio, por la sorpresa. Poso una mano sobre mi cuello y lo acaricio levemente, mi nariz rozaba con la suya y desee que este momento se congelara para siempre. No había casi nada de luz, y estábamos bajo las sabanas.

-¿En qué piensas?- Le pregunte viéndola, ella levanto la esquina de su boca mientras su suave mano pasaba por mi cuello en una caricia que me ardía la piel. 

-La sociedad es una mierda.- Dijo y suspiro, me quede callado un momento, sabia en que pensaba y no era por cualquier cosa. No me gustaba verla triste, la estreche con más fuerza y ella rio.

-¿Sabes que es lo mejor de todo esto?- Le pregunte, ella negó. –Que solo somos nosotros dos, tú y yo, ambos. Nadie trata de separarnos, ni se mete en nuestras vidas, somos dueños de esto.- Le susurre y ella sonrió. Me beso suavemente y volvió a la misma postura anterior.

-Pero yo quiero que todos sepan que me perteneces.- Soltó a lo que yo reí.

-Solo basta con que yo lo sepa.- Ella asintió y puso su cabeza en mi pecho, sabía que no estaba satisfecha con lo que le había dicho. – Solo necesito saberlo yo, Destiny, tu eres mía, yo soy tuyo, te lo eh demostrado en cada acción.- Le dije y bese su coronilla. –Ah la mierda lo que ellos piensen, solo somos tu y yo.

Esa noche dormimos los dos abrazados por la brisa fría que había y con las frazadas hasta arribas de la cabeza. No dijimos nada después de eso, no quería arruinar la noche. 

Por desgracia a las seis de la mañana Destiny se fue de mi tienda para irse a la suya y sentí el vacio en mi cama y el frio. 

Dos días después nos volvimos a la ciudad, había sido un viaje maravilloso, con Destiny en mi cama todas las noches hablando de cosas sin sentidos mientras nos manteníamos abrazados y calentitos. Era tan cómodo estar con ella, no existían los silencios o momentos en donde sentís que queres salir corriendo, no, todo lo contrario, queres tenerla a tu lado todo el tiempo y estrecharlas en tus brazos para no soltarla más.

El viernes por la noche fue un infierno, Mama Jan me había dicho que volvería dentro de unas semanas y que tenía que atender a una de las hijas de sus amigas, del cual ya conocía y sentía que me acosaba. La chica rondaba los veinticinco y tenía un corte carree negro, y unos ojos marrones que siempre brillaban, se vestía jodidamente provocativa y cada vez que se le daba la oportunidad me metía mano, cosa que me parecía asquerosamente repulsivo. 

Rosalinda, porque así se llamaba la mina, llego como a las nueve de la noche. Yo esperaba entregarle el vestido que mi tía le había confeccionado y se marchara, pero la muy perra me hizo invitarle una taza de café para no ser descortés, siempre parloteaba con una voz patéticamente chillona, mis oídos no daban más, solo quería tomarla de su bolso caro y echarla de mi casa. No podías, rayos, yo no era así, no tenía ese poder.  

Los secretos de un consejero y su alumna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora