Capitulo doce.

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CAPITULO DOCE. “Confeciones y borrachera”

Un mes ha pasado. Todo parecía más que perfecto, odiaba admitirlo, pero pasaba más tiempo en mi departamento con Destiny que pasando tiempo con Mamá Jan, prácticamente la tenía abandonada, pero tenía que asumir, por supuesto, que un día de esto iba a pasar. 

Con Destiny todo iba perfecto, si bien, sus hormonas alborotadas hacían que mi cuerpo no esté ni siquiera tres horas descansado, lo demás, parecía normal. Nicole, por otro lado, me mandaba un mensaje cada una semana, había hablado con Destiny sobre esto y ella me dijo –más bien me exigió- que consiguiera nuevo número. Lo iba hacer apenas y me mandara otro mensaje.  

Hoy era viernes por la tarde, lo que significaba que tenía que pasarla con Mamá Jan, Destiny, todos los viernes tenía la costumbre de juntarse con Camille a ver unas películas en su casa o a veces –muy escasas veces- salían a discos para pasar un rato. Nunca había pasado nada raro o sospechoso que me hiciera dar cuenta de que algo malo había hecho Destiny, le tenía mucha confianza. En este caso, esta noche, iba a salir con Camille a la apertura de una nueva disco. 

Después de decirle que llevara abrigo y que este pendiente al celular cortó y yo me senté en el sofá, mientras observaba a Mamá Jan que buscaba unos papeles que había perdido y mañana debía usar. Me decidí por pararme y ayudarla, hasta que los encontramos adentro del maletero de su auto, del cual nos reímos y ella preparo dos tazas de café para después sentarnos en el sofá.  

-¿Y bien?- Me pregunta mientras le daba un sorbo de café.

-¿Eh?

-Oh vamos hijo ¡Es demasiado obvio! Larga la sopa. ¿La conozco?- Y es que… ¿Debía decirle? Mamá Jan era la mujer más confiable y dulce que había ¿Por qué no? ¿Y si se enoja? La mire, ambas cejas estaban levantadas mientras una sonrisa se asomaba por sus labios.

-¿Me prometes que no te enojaras?- Se le frunció el ceño levemente. –No sé si es malo, simplemente quiero asegurarme de que no te enojaras conmigo.

-¿En qué te has metido? Hijo ¿Cómo podría enojarme contigo?- Yo asentí mientras suspiraba, le daba un sorbo al café y me estiraba para dejarlo arriba de la mesa ratonera.

-Estoy saliendo con una alumna.- Fui directo, la cara de Mamá Jan se desfiguro, para después, volverse más serena.

-Algo más explicito.- Volví a suspirar.

-La conocí en la escuela, Mamá Jan, ella tiene dieciséis.- Ella me miro por unos segundos a los ojos, poniéndome nervioso mientras veía esas perlas moverse para distintos lados buscando mi mirada.

-Dime… ¿Qué viste en ella que otra chica de tu edad no tenga?- Oh bueno, su  pregunta me sorprendió, pues, esperaba un sermón o algo parecido. 

-Su inocencia, Mamá Jan.- Me removí en el sofá. –Yo la miro y veo pura y exclusivamente inocencia. La miro y veo a una persona incapaz de lastimar a una mosca ¿Entendes?- Ella asintió.

-¿Eres feliz?

-Más que nunca.- Sonreí y ella también. 

Los secretos de un consejero y su alumna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora