10. Gwen, eres un desastre.

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Estaba acostada. Corrección. Hechada en mí sofá mientras veía la televisión y comía rocetas de maíz. Ashlet había ido a su escuela de manejo y Vanessa fue a visitar a mi madre.

Hoy tenia la intención de ir a la tumba de mí padre. Pero Vanessa me habia dicho que lo más posible era que fueran ellas y era importante que no nos toparamos. Bufé, esto de llevar una vida cautiva no me gustaba para nada.

El timbre sono y vi hacia el reloj. Las tres. Un hombre puntual. El mundo se va a caer a pedazos. Comí unas cuantas rocetas más y al tercer timbrado me levante de malas ganas, dejando el bol en la mesa de centro.

Abrí. Llevando mi vista hasta sus ojos burlones. Me miró de pies a cabeza.

-¿Vanessa?

-Casi, Gwen. Idiota. Mi hermana salió.-dije rodando los ojos y entrando.

Él cerro la puerta y fue directo al refrigerador. Tomo una botella de agua. Lo mire mascando chicle con la boca abierta. Que nivel de confianza.

-Si, puedes beber de mí agua envenenada.-digo sonriendo con inocencia. Apoyada en el respaldo del sofá.

-Aun así no me haría nada. Entrena...Wow.-dijo sorprendido mirando un fotografía en la pared donde salimos las tres. Me apunto en la fotografía, mirándome.

-Y así quieres que no te confunda.-Se excusó mirando a Vanessa y a mi de un lado a otro confundido.

Solté un carcajada. Para esa foto era navidad y mi padre nos hizo vestir de viejas pascueras (santa claus) por lo que estábamos iguales: el mismo cabello oscuro, hasta mitad de cintura, los mismo ojos castaños, eso si, mi hermana mayor era más morena que yo. Busque las siete diferencias. Ya tengo una.

-Mi hermana es más morena y más alta.-dije sin despegar mi vista del televisor. Segunda diferencia.

El se acercó a mí con rapidez y me arrebato el control de las manos apagando la televisión.

-¡Hey!-alegue dandome vuelta mirándolo de mala gana.

-Cariño, la televisión daña las neuronas.

-La pornografia también y no ando diciéndote nada.-grito en mi defenza.

El razca su cabeza. Se inclinó para igualar mi altura.

-¿A que haz llegado con esa conclusión?-dijo después confundido, pero con un tono burlesco.

Arqueo una ceja, recordando las revistas para adultos en su cuarto.

-Eres un solitario que tiene por casera a una anciana. Dudo que vayas por ella. No te quitas el traje para nada. Dudo que vayas por una prostituta. Además...-coloco un dedo en mis labios para silenciarme.

-Tu voz de pitó me molesta.-comento tapándose los oídos riendo.

Bufé, rodando los ojos. Levantandome del sillón con el bol en mi mano. Aun estaba en pijama. Así que fui a mí cuarto a ponerme un buzo holgado gris y una polera de tirantes negra. Me amarre un coleta.

Salí de mí cuarto y lo busque con la mirada. No lo vi por ninguna parte del salón. Camine y sentí un ruido en el otro cuarto. Ese hijo de perra. Camine a grandes zancadas al cuarto de mí amiga y lo vi revisando sus cosas.

-¡Hey! ¿Que estas haciendo en el closet de Ashlet?-grito desde el umbral.

Suelta la ropa que tenía y levanta las manos fingiendo un arresto.

-¿Ashlet?-dijo ladeando la cabeza.

-Eres un enfermo. Deberías ir a un psiquiatra.-digo con certeza.

GWENPOOL (Cancelada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora