Capítulo 24

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Antes que nada, quiero pedirles perdón por no haber actualizado hace como 2 meses, eh estado bastante mal, y no tenía ganas de nada, además de los estudios ya que se acercan mis pruebas finales y es mucho. Ahora trataré de actualizar más seguido, y reitero... Perdón:((

Y gracias por la paciencia y por sus votos y comentarios, me animan a seguir con esto. Lo digo de verdad u-u

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Jonnathan veía  en Graciela una cara de decepción, y notaba como poco a poco sus ojos cafés se comenzaban a poner llorosos,no lo pensó y abrazó a esta, Graciela correspondió al abrazo y las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas.

-No puedo creer que Marina haya pasado por esto, y que no tuvo la valentía de contarme.-Dijo Graciela mientras abrasaba a Jonnathan-

Jonnathan se separó de Graciela y la miró a los ojos...

-Ella siempre estuvo dolida, decidió no contarle a nadie sobre eso, decidió hacer como que nunca le pasó aquella desgracia, y así lo hizo. -Comenzó a ver al cielo- Marina nunca logró superar lo que le pasó, en las cartas me contaba que por las noches lloraba al recordar todo lo que le pasó.

-Es cierto, yo oía llorar a Marina en las noches, le preguntaba que era lo que le pasaba, pero ella me decía que eran tonteras y no me contaba, pero nunca imaginé que era por eso. 

-Ya pasó, aún así hay que seguir adelante. 

Graciela solo asintió con la cabeza, secando sus lágrimas.

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Melissa despertó de golpe, estaba recostada en su cama, con su celular al lado. Comenzó a mirar hacia todos lados y todo aparentaba estar normal, pero unos golpes en la puerta la hizo saltar del susto.

-Melissa, ya no me asustes, abre por favor.-La voz parecía ser de Elisa-

Melissa se levantó de su cama con muy pocas fuerzas, mientras se dirigía hacia la puerta podía escuchar una segunda voz dentro de la habitación...

"Melissa, melissa, melissa" 

-¡Melissa!-Los gritos de Elisa se hacían cada vez más desesperados-

Melissa abrió la puerta, y detrás de ella veía a una Elisa desesperada, su cara lo decía todo...

-¿Qué pasa?-Dijo Melissa cansada-

-Estás bien.-Dijo Elisa aliviada mientras abrazaba a su hermana- ¿No te pasó nada?

-N-nada, estoy bien.-Dijo Melissa confundida-¿Porqué lo preguntas?

-Es que soñé contigo, soñé que estabas encerrada aquí y que te desmayabas, luego aparecía un espectro y te trataba de llevar dentro del armario y todo comenzó a encenderse.-Dijo Elisa asustada-Todo parecía tan real, que me dio mucho miedo.

Melissa abrió los ojos como platos, era muy similar al sueño que tuvo que hace unos minutos atrás.

-Eli...-Elisa la interrumpió-

-No digas nada, creo que me estoy volviendo más loca de lo que estoy.-Dijo Elisa con la cabeza baja-

-No, no es eso...-Suspiró- Es que... Tuve el mismo sueño.-Elisa arqueó una ceja- O al menos era muy similar.

-Esto está muy raro, de verdad.-Dijo Elisa-

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Tiffany se encontraba sentada en la puerta del baño, un nuevo corte en sus muñecas, otro motivo más de su dolor interior. Se levantó, pescó un poco de papel higiénico, lo remojó y limpió la sangre seca que quedó en el cutter. Se miró nuevamente en el espejo, estaba más pálida, sus ojeras estaban más marcadas debido a que no ha dormido, estaba más delgada, debido al no comer.

Mientras secaba sus lágrimas notó algo raro en su reflejo, la Tiffany del espejo era diferente, su mirada mostraba decepción.

-¡¿Qué has echo?!- Dijo su reflejo-

-Cállate- Tiffany salió del baño corriendo- 

No quería nada más, ya estaba decidida a no sufrir más, no quería vivir más en esa casa, no quería vivir con miedo, no quería auto lesionarse más, no quería seguir ahí, quería acabar con todo de una vez por todas. Bajó rápidamente de las escaleras, se dirigió al comedor y dejó una nota sobre la mesa, luego salió de la casa.

Caminaba llorando, pensando en como su vida cambió drástica mente cuando llegó a aquella casa, pensaba que todo iba a ser igual o mejor que cuando vivía en Michigan, donde era feliz.

Tomó un autobús y se fue sentada escuchando música sin darse cuenta de que había un chico mirándola desde uno de los asientos. Tiffany llegó al lugar donde quería y se bajó del bus, caminó una cuadra para llegar exactamente donde quería, llegó a un puente, tenía muy claro lo que quería hacer, lo que iba a hacer, quería terminar con todo de una vez por todas. 
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La Casa De Enfrente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora