Intento revolverme en la cama pero una fuerza me lo impide. Tengo mucho calor, pero es muy agradable. Y el olor...
—Humm —gimo, absorbiendo el olor, y comienzo a entreabrir los ojos.
Hemos dormido juntos.
Lo primero que vislumbro al aclararse mi vista, es el perfecto rostro de Pablo, durmiendo plácidamente. ¡Qué guapo! Como no me ve, aprovecho para deleitarme todo lo posible, contemplándole. Sus gruesas pestañas, caen perfectamente sobre sus mejillas al tener los ojos cerrados, su tono de piel tan bonito, se complementa a la perfección con su barba de dos días. Sus labios gruesos están cerrados y su pelo alborotado en la almohada.
<<¡Dios mío de mi alma!>>
¿Cómo puede ser tan perfecto?
Su respiración es acompasada y su cuerpo se amolda al mí perfectamente. Mi cabeza está apoyada en su brazo y nuestras piernas entrelazadas. Podría quedarme aquí para siempre...
Cierro los ojos cuando veo que el va a abrirlos. ¡Qué vergüenza! Lo que me faltaba, es que me pillara con las manos en la masa observándole.
—¿Espiándome mientras duermo? —inquiere, y puedo jurar que con una ceja arqueada, con una voz ronca, grave e irresistible.
Mierda.
Me ha pillado.
Vuelvo a abrir los ojos y, para mi desgracia, sus ojos aguamarina me escrutan con su habitual chispa de diversión.
—¡¿Yooo..?! —Me hago la tonta—. Yo estaba dormida...
—Sí, sí. Dormida... —La mano de Pablo baja hasta mi costado y comienza a hacerme cosquillas.
Yo comienzo a reírme, a revolverme y a gritar, bajo su cuerpo.
—¡No! Para, Pablo... —No puedo dejar de reírme, y él conmigo.
—¿Me estabas espiando durmiendo? —pregunta, y me mira intensamente.
Niego con la cabeza, y él, niega con la cabeza.
—Respuesta equivocada —sentencia y vuelve a torturarme con el ataque de las cosquillas.
Se sube encima de mí, y me envuelve con sus dos manos. No puedo con las cosquillas, me superan. Pero estoy disfrutando el momento. Las chispitas de electricidad que me recorren el cuerpo con el contacto, la falta de aire por la risa y tenerlo encima de mí, me están haciendo extremadamente feliz. Después de lo que ocurrió anoche y de lo que le confesé, creí que todo iba a ser incómodo y tenso entre ambos, pero es todo lo contrario. Él está haciendo que sea así.
—Nueva oportunidad. ¿Me estabas espiando durmiendo?
No soporto más las cosquillas. El calor que siento me incomoda y me muero por saber qué pasará cuando pare.
—¡Sí! —grito, jadeando.
Pablo cesa en su ataque, y noto como él también está agitado. No decimos nada más, solo nos miramos. No sé si son imaginaciones mías, pero noto fuego destilar de sus ojos, y ya no hablemos de los míos... Muerdo mi labio superior, y luego el inferior.
Estoy nerviosa.
Lo tengo a tan solo unos milímetros de mí, con su cuerpo prácticamente pegado al mío y con sus labios entreabiertos. Pablo se inclina más sobre mí, y el pelo de su flequillo me cosquillea la frente. Está mirando mis labios, y luego alza la mirada hacia mis ojos.
ESTÁS LEYENDO
Nuestros
RomanceAurora, una prometedora diseñadora de interiores, lleva una vida monótona, pero feliz en Madrid. Lleva un gran sufrimiento a sus espaldas que no la deja ser del todo ser feliz, pero aún así, hace todo lo posible por salir adelante. Todo esto cambia...