Diez Años Antes.
Harry
Gotas de sangre decoran el polvoriento hormigón gris como una obra de arte abstracta. El salvaje robusto frente a mí -con su labio inferior abierto, y un fiero corte en su mejilla-, puede ser la causa de algo de eso. Pero teniendo en cuenta la paliza descomunal que estoy recibiendo de las manos de este violador recientemente puesto en libertad condicional, la mayor parte de esa sangre debe de ser mía.
Sosteniendo mi codo izquierdo contra las costillas que él acaba de romper con una serie de golpes fuertes, me cuesta no hacer una mueca cuando mis pies trastabillan hacia las cuerdas del ring improvisado. Gritos y gritos me bombardean desde todos los ángulos, haciendo eco a través del aparcamiento subterráneo de este edificio de oficinas en el centro. Por lo general, hay una cantidad decente de perras ricas que me lanzan sus nombres, números y comentarios halagadores. Sin embargo, esta noche no. Todas estas personas apostaron veinte a uno en mi contra y están, sin duda, imaginándose playas de arena blanca y autos brillantes.
Demonios, incluso yo casi apuesto en mi contra. Pero, no hay una persona en el mundo en la que confíe esa cantidad de dinero. Excepto tal vez, a Nate. Pero él tiene catorce años y es un conocido socio mío, así que bien podría haberle pintado una diana en la cabeza si lo enviaba a la casa de apuestas.
––¡Vamos, culo marica! ––deja salir Jones, chocando sus carnosos puños, con una sonrisa maliciosa en su rostro.
Me quedo en silencio mientras Nate me salpica la cara con agua fría y trago algunas gotas, tratando de despejar el sabor cobrizo de mi boca. Oí que a este tipo le gusta arrastrar sus golpes, así que no me preocupa que él me cargue como a un toro. Sin embargo, sí estoy preocupado por la presión de la multitud. Puedo sentir su impaciencia en el aire durante mi pausa. Quieren ver cómo cae al suelo mi cráneo. Ahora. Es una lucha clandestina real. Del tipo que trae al elemento criminal de alto vuelo y ávidas emociones como una familia en navidad. Aquí no hay categorías de peso. No hay pruebas de drogas. Ni reglas. Nada de arbitraje. La pelea no termina hasta que el cuerpo destrozado de un combatiente sea recogido del suelo.
No es exactamente el mundo al que un padre amoroso introduciría a su hijo. Pero no tengo un padre amoroso. Tengo uno malvado con aires de mafioso, quien, después de estar conmigo lo suficiente como para enseñarme a defenderme y a endurecer mis músculos, decidió que podía hacer algo de dinero real y me tiró en la escena de las peleas ilegales en Los Angeles. A la edad de diecisiete años, cuando mi cuerpo todavía no se encontraba plenamente desarrollado, pero era sólido a causa de entrenamientos agotadores, mi padre insistió. No puedo decir que me fui de mala gana. Incluso lo disfruto, la mayoría de las veces. Siempre es el rostro de mi padre el que golpeo y sus huesos son los que rompo cada vez que levanto los puños.
Cada vez que pulverizo a mi oponente.
Y ahora, a los diecinueve años, estoy luchando por mi vida en el escalón más alto de este mundo ilícito. Podría ganar a lo grande. O podría terminar en una bolsa para cadáveres. Mientras miro al matón en frente de mí, sus pectorales mejorados con esteroides crispados con anticipación, venas feas que sobresalen de su cuello, y su rostro hecho un lío horrible de sangre y tinta, acepto que probablemente esta noche no vuelva a ser el último en pie. Soy un imbécil por presentarme a esta pelea. Seguro que Jones está pasado en metanfetamina. Solo hacen falta dos dosis de fentanilo para poner de rodillas al animal, y no tengo tranquilizantes de elefante en mi bolsillo trasero.
––¡Zee! ––La voz de Nate se quiebra detrás de mí, usando mi nombre de combate. Echo un vistazo por encima del hombro al chico escuálido en mi esquina. Mi único confidente confiable, el que está a mi lado en cada pelea. Sostiene su celular en su oído; su piel de ébano se vuelve de un tinte ceniciento enfermizo––Algo va muy mal en Wilcox. ––Wilcox. La calle de mis padres. Los grandes ojos color melaza de Nate parpadean hacia mi oponente, antes de volver a mi cara destrozada.
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Four Seconds To Lose |HS|
FanfictionCuando una hermosa bailarina cruza su puerta, el propietario de un club de striptease debe decidir si seguir sus reglas o a su corazón. Serie #Ten Tiny Breath - Historia Adaptada.