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Harry

Le tomó a Sam Arnoni exactamente veinticinco días encontrarme. 

—Está preguntando por ti —anuncia Nate desde la entrada de mi oficina mientras John y yo observamos al alto hombre en un traje de color carbón en el monitor. Supe que era él al segundo de verlo. Dan dejó sus archivos conmigo con el requisito de que se quedaran encerrados en mi caja fuerte en todo momento. Gustosamente guardé todo, excepto por esa única foto de Charlie, por supuesto. Esa única, la doblé y metí en mi bolsillo, para sacarla cuando sea que sintiera la necesidad. 

Durante el día, siento la necesidad al menos cuarenta veces. 

Memoricé cada detalle sobre el hombre que introdujo a su propia hijastra dentro del tráfico de drogas. Conozco todo sobre sus muchos negocios. Sé su peso aproximado, altura, cuidad de nacimiento. Podría describir al detalle el blasón familiar tatuado en su pecho si tuviera que hacerlo. 

Sí, Sam Arnoni es mi enemigo y me gusta saber todo sobre mis enemigos. 

 —Bien, voy para allá —le digo a Nate, agregando—: mantén a las chicas lejos de él. —Me giro hacia John, quien decidió extender su estancia en Miami y convertirla en unas vacaciones. Aparentemente sus vacaciones significan observar desde las sombras para ver si alguien me está siguiendo.  

—¿Quieres que llame a Dan? 

 —No —respondo rápidamente. No hasta que decida qué hacer— . Necesito saber dónde puedo encontrar a este tipo en cualquier momento. 

 —Estoy en ello. —Sentándose en la silla extra, John se ubica frente a la computadora, rebobina el video de vigilancia del estacionamiento y empieza a avanzar. Asumo que es para localizar el auto de Sam—. Puedes ir a cenarte esa basura. 

 —Gracias, John. Y sé cuidadoso.

—Tú también, Harry. —Hay una pizca de algo que no logro descifrar en la voz de John. Me da curiosidad saber si está pensando en la última vez que estuvo involucrado en una de estas situaciones conmigo. Se debe estar preguntando que estoy planeando ahora. Cuán lejos estoy dispuesto a ir para proteger a Charlie. 

Me estoy preguntando lo mismo. 

Me tomo mi tiempo, saliendo tranquilamente de la oficina con un vaso en la mano. Deja que el hijo de puta se ponga ansioso. Sé que Sam no está armado y no estoy preocupado sobre él adelantándome físicamente. No estoy asustado de él, y punto. La mayoría de la gente habría estado esperando con ansiedad para este momento. De hecho estoy bastante feliz de que finalmente me encontrase. Ahora tengo que evitar matarlo en mi propio club.

Su enorme cuerpo llena el sillón en el que se encuentra sentado. No sé quién lo sentó en la sección V.I.P. pero si por mí fuera, el hombre de cincuenta y ochos años estaría en la esquina de la parte trasera, al lado del baño. Observo a Mercy merodeando, sus grandes ojos azules destellando al verlo, pero Nate rápidamente se mueve para disuadirla. Supongo que puedo entender el atractivo. El tipo apesta a dinero y, con las rayas de color gris natural que atraviesan su pelo oscuro, la mayoría de las mujeres le considerarían distinguido. Atractivo, incluso. 

Todo lo que veo es una serpiente hambrienta rodeada de ratones.

Concentrado en la presentación de Cherry, no nota mi llegada. O quiere que piense que no lo hace. 

—¿Estabas preguntando por mí? 

Duros ojos se encuentran con los míos. Cuando sonríe, la alegría no llega hasta ellos. —Hola, Harry. —Puedo escuchar el acento neoyorquino arrastrarse por su lengua con esas dos palabras. Extiende su mano y la estrecho, controlando el impulso de romper sus huesos. 

Four Seconds To Lose |HS| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora